El arrepentimiento camino para llegar a Dios

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El arrepentimiento camino para llegar a Dios

El arrepentimiento camino para llegar a Dios, la palabra arrepentimiento procede del vocablo griego, proveniente del sustantivo «Metamellomai».

Que significa ser contristado, sentirse mal o apesadumbrado por haber fallado el blanco.

Cuando un griego se arrepentía pasaba a la derivación del sustantivo «metaneo» que quiere decir, pensar diferente, cambiar de mente, de propósito u opinión. El arrepentimiento camino para llegar a Dios.

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Ahora bien, se puede decir que arrepentimiento es un profundo dolor interno por haber pecado.

Por cuanto se obtiene la evidencia de que es un sentimiento que se manifiesta de adentro hacia fuera, de lo interior a lo exterior como el Señor le dijera a la mujer samaritana:

«Si tomares del agua que yo proporciono, de tu interior saldrá una fuente que salta para vida eterna».

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El arrepentimiento

Es un sin número de procedimientos que se realiza en la vida de un individuo por la palabra de Dios, la cual emana un ánimo flotante producido por el conocimiento de la misma.

Ello quiere decir, que en la persona arrepentida ha tenido que operar un cambio interno a lo externo de lo interior a lo exterior.

El vocablo arrepentimiento o arrepentirse, literalmente en el antiguo y nuevo testamento, significa tener el ánimo o el valor de volverse a Dios. Isaías 55:7; Miqueas 6:8; Lucas 15:18-24.

Se puede considerar que el arrepentimiento es una secuencia realizada, de allí se denotan siete cambios que se evidencian en las personas que han entrado en el proceso de arrepentimiento.

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Uno de ellos es el cambio en la persona en el pensamiento, en el propósito, en la opinión, en el sentimiento, en la conducta, en la mente.

De allí que el arrepentimiento es un aislante en el cristiano, lo aísla del mundo. 1 Juan 2:15-17.

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El arrepentimiento camino para llegar a Dios

Textos bíblicos sobre el arrepentimiento

  • Marcos 1:15 “Y diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepentíos y creed en el evangelio!». El Señor Jesucristo en este pasaje determinó el «tiempo» y estableció el “arrepentimiento” como base fundamental en la vida cristiana.
  • Lucas 13:3,5 “Antes os digo: No; Antes, sino os arrepentís todos pereceréis igualmente”, En estas antífonas, el Señor reglamentó la salvación para todos los hombres; quien no se arrepintiera perecería en el día del juicio.
  • Lucas 24:47 “Que se predicase en su Nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”.
    El Señor Jesús quiso involucrar a través de este texto a todas las naciones y por ende a todas las personas, para que participaran del arrepentimiento.
  • Hechos 17:30 “Pero Dios habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan”.
  • Hechos 20:21 San Pablo explicaba a los ancianos de Éfeso el compromiso de la predicación que tenían a favor de los judíos y de los gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios y de la fe en nuestro Señor Jesucristo.
    Además, San Pablo se consideró deudor de todas las gentes en su tiempo, y por ello, les predicaba el evangelio, especialmente, la doctrina del arrepentimiento.
  • 2 Timoteo 2:25 “Que con mansedumbre corrija a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad”.
    San Pablo considera que quien no se arrepiente es porque no ha conocido la verdad.
  • 2 Pedro 3:9. «El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con todos, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento».
  • Apocalipsis 2:5. “Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete y haz las primeras obras…”
    San Juan estaba dirigiendo su carta al ángel (teológicamente al pastor) de la iglesia de Éfeso, el cual, gozaba de siete cosas positivas y de una negativa.
    Sin embargo, las positivas abrigaban o escondían a la negativa, la cual Dios la confina con sus ojos que son como llama de fuego, todo lo ve y lo escruta, y como tal, convendría arrancarla, y para ello proporcionó el instrumento del arrepentimiento.
  • Hechos 11:18. “Entonces oídas estas cosas, callaron y glorificaban al Señor, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”.
    El arrepentimiento es una enseñanza que proviene del salvador para el ser humano, a través de la cual, se renueva e incorpora la amistad perdida del hombre caído con el creador. Se puede decir que el arrepentimiento es el puente para llegar a Dios.
  • San Mateo 3:8. “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento”. La predicación de Juan el Bautista, en San Mateo 3:2 se centralizaba en esta preciosa doctrina del arrepentimiento.
    Él decía: arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado; y en San Mateo 3:8 objeta, que detrás del arrepentimiento tiene que haber o quedar frutos concretos y específicos que son de propiedad privada del arrepentimiento.
  • Hechos 2:38. «Pedro les dijo: arrepentíos…»
    La primera predicación del amanecer el día de la gracia, fue en el aposento alto en la fiesta de pentecostés.
    En ese día nació la iglesia del Señor Jesucristo y la primera frase que se oyó fue arrepentíos, y será la última que se escuchará en el último predicador.

En el Areópago, San Pablo fue llevado por los filósofos epicúreos y los estoicos, para ser concurrente antes setenta jueces en turno.

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Allí les disertaba con las profundidades cognoscitivas del evangelio, el cual llena el vacío que deja las vanas creencias extraídas del mundo del oscurantismo ideológico.

No obstante, el apóstol les argumentaba que Dios pasó por alto tales tiempos, del mismo modo que la ignorancia de los hombres, no obstante, en el tiempo presente, manda a todos los habitantes del globo terráqueo que se arrepientan.

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He considerado que este discurso se expuso en el Areópago, que era el palacio estatal de Atenas, donde reposaba la cuna de la filosofía griega y como resultado de esta locución, el presidente, su secretaria y otros areopagitas (Dionisio, Dámaris y otros).

Se arrepintieron, ya que donde quiera que se predica el arrepentimiento hay quien lo crea, pues, es el inicio o la apertura de la vida cristiana.

Cuando el profeta Jeremías lloraba, lamentando por los juicios que le vendrían a la nación de Israel por sus pecados cometidos.

El profeta oraba a Dios como cualquier hombre cristiano, por su nación y por él mismo, por tal motivo.

Dios le responde: Que si él quería que el juicio establecido para su pueblo no lo alcanzará, tenía que descubrir, sacar y desarraigar de entre lo precioso, lo vil, que dicho sea de paso, es lo que eclipsa la vista de Dios, lo precioso.

Por ende se necesita la extirpación con la herramienta propicia e indispensablemente que es arrepentimiento. Jeremías 15:15-20.

El arrepentimiento es una doctrina con la que debemos andar en nuestro diario vivir, porque el día en que prescindamos de ella, hasta allí caminaremos en el evangelio.

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Ahora bien, en el tiempo de San Pedro sus contemporáneos querían criticarlo por la demora del Señor Jesús quien desde hacía mucho tiempo había prometido venir y no venía.

Además, él les explicaba que Jesús no había venido porque era paciente para los que se habían arrepentido.

El arrepentimiento no es una reforma momentánea, es una transformación completa en el individuo, ocasionada por la predicación del evangelio.

De hecho, su fruto no es lamentación o remordimiento como en el caso de Esaú cuando no pudo alcanzar la bendición paternal, vino el remordimiento pero no un arrepentimiento sincero.

Judas el que vendió a Jesucristo, supuestamente se arrepintió, pero por sus frutos demuestra que lo que tuvo fue un desasosiego o remordimiento, qué lo llevó al suicidio.

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Remordimiento es sentirse mal por haber sido descubierto de sus fechorías y no por el pecado cometido.

Estimado lector, déjanos tu comentario y si tienes alguna duda, no dudes en preguntarnos.

Engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
Jorgesalomserpa@hotmail.com

Por: York Anthony Shalom

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