El respeto se refleja en la familia

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El respeto

El respeto es un valor humano que se dicta en relaciones humanas, pero también aparece en la Biblia:

“Al que respeto, respeto, pagad a todos lo que debéis” no solamente hay que pagar la plata, sino también respetar “Al que honra, honra y al que respeto, respeto”.

El respeto es una enseñanza bíblica donde Dios nos manda a respetarnos los unos a los otros y apunta hacia el hogar, diciéndole a la mujer, así como al esposo, que debe amarse.

Esta es una palabra muy conocida de todos, es reconocer, apreciar y valorarse uno mismo, así como a los demás y a mi entorno.

Es decir, que el respeto implica aprecio y valor, tener en cuenta a los demás y a todo lo que nos rodea.

El respeto debe ir dirigido primeramente a Dios, después a nuestra familia y luego a las demás personas.

Primero Dios porque él es el todo poderoso, es el Dios que creó todas las cosas, el respeto debe fluir en la iglesia hacia Dios y a los demás hermanos.

Debe dejarse ver en el trabajo, en el colegio, en la casa y en todo sitio y lugar.

Hay personas que manifiestan respeto en ciertos sitios, por ejemplo, en la iglesia se portan bien.

Pero al salir de la iglesia presentan un tipo de conducta que riñe contra la palabra de Dios.

¿Cuándo saber si utilizo el valor del respeto?

En medio de la adversidad cuando a uno le faltan el respeto es donde se ve si nosotros estamos dispuestos y ponemos en práctica este valor, que también es una enseñanza bíblica.

Vea también: Problemática de la vida ¿Tendrá solución?

El padre debe enseñar respeto a sus hijos porque los padres son los maestros, son los que guían a sus hijos.

La Biblia habla del mandamiento y de la enseñanza de los padres, dice que hay que criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor.

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Resulta que a veces enseñamos mal, con gritarle a la esposa le está enseñando a irrespetar.

¿Cómo puede usted solicitarle a su hijo respeto siendo que entre papá y mamá no se respetan?

Todo el mundo se prepara para algo menos para el matrimonio ¿Dónde están esos cursos de relaciones humanas de parejas?

Pero estamos en la universidad de Dios donde podemos aprender y podemos marcar la diferencia con relación al mundo.

La etapa del noviazgo es una etapa muy emotiva, entonces se toman decisiones no con la razón, sino con la emoción y por eso pasa lo que pasa.

Pero si estamos preparados en primer lugar sabiendo qué es una mujer, cómo está constituida psicológicamente, orgánicamente y así la mujer se prepara, cuando uno tiene una novia ya sabe.

La falta de respeto se refleja en las familias, porque no se ha aprendido el valor del respeto por eso tenemos que ser prácticos.

Lo que uno lleva a la práctica en el hogar eso lo refleja en todas partes, en la iglesia, en la calle y en todo sitio.

Nosotros debemos prepararnos para agradar a Dios porque si uno respeta, es reverente, temeroso de Dios, le es fiel a todo el mundo, eso es un punto de partida muy fundamental.

Tratar a trabajadores y subordinados como esclavos es una falta de respeto a su dignidad de persona, los temperamentos son necesarios porque enriquecen las relaciones humanas.

Pero a veces confundimos groserías con temperamento y eso no es así, una cosa es la grosería y otra cosa son los temperamentos.

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El mandamiento sobre la humildad y la mansedumbre es para todo tipo de temperamentos, todos tenemos la capacidad en Dios de ser mansos y humildes.

Pedro, cometió errores de recién entregado, pero cuando el Señor se los hacia ver enseguida él doblegaba.

Tenía humildad por eso a medida que uno va aprendiendo, va tomando forma en Jesucristo.

Hay gente que no aprende y se estanca en muchas cosas y piensa que las enseñanzas son para emocionarse, pero ese tipo de cristianismo es edificar la casa sobre la arena.

Es el que oye la palabra de Dios y no la hace, pero el verdadero cristianismo de Dios es poniendo la palabra por obra, no siendo oidores olvidadizos sino hacedores de la palabra.

En las relaciones de pareja una de las cosas que no hemos aprendido, es a discutir en el buen sentido de la palabra.

Hay gente que no sabe discutir, es decir, argumentar, el problema es que cuando hay una discusión no existe el equilibrio.

Vea también: La ética bíblica y sus características

Cuando uno está discutiendo tiene que usar el dominio propio, sino lo utiliza termina maltratando a su esposa, esposo o a sus hijos.

Y si usted en el hogar aprende discutir puede discutir con todo el mundo sin faltarle el respeto a nadie.

Todo porque usted si tiene la capacidad en Dios: “De modo que si alguno está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron eh aquí todas son hechas nuevas”.

Cuándo la Biblia dice “airaos, pero no pequéis” quiere decir, que tenemos la capacidad de enojarnos sin pecar y eso tenemos que aprenderlo, pero antes hay que utilizar el dominio propio.

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Se debe respetar los derechos de la mujer, los del hombre también, del niño y del anciano, se falta el respeto ya sea con:

  • Gritos
  • Insultos
  • Malas palabras
  • Acusaciones fuertes
  • Respuestas groseras
  • Malos gestos

“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería”.

Si usted grita a su hijo le está faltando el respeto, hay hermanos que no les pegan a sus hijos, pero le dan es látigo con la lengua.

Ser fiel a Dios es el mejor negocio que hay, sin fe es imposible agradar a Dios porque él es galardonador, o sea premiador de los que le buscan.

Vale la pena ser fiel al Señor, si aplicas el respeto tú vas a ganar; las familias que pierden el respeto se van a la deriva, el hogar empieza a tambalear y las relaciones de pareja se ven afectadas.

En la Biblia encontramos gente que irrespetó a Dios y le fue mal, Usías que irrespetó a Dios murió leproso.

Porque Dios lo reprendió, respetando nos va bien con Dios y con la sociedad.

Nosotros la iglesia estamos llamados para marcar la diferencia, la Biblia dice:

“Vosotros sois la luz del mundo”.

No puede ser que nosotros siendo la luz del mundo, iluminares encendidos en medio de una generación maligna y perversa.

Los gritos, los insultos que se oigan sean lo de los pentecostales.

El fruto del Espíritu Santo es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza contra tales cosas no hay ley.

Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.

Por: Edison Berbesi

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