En la Biblia no hay cosas secundarias

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En la Biblia no hay cosas secundarias

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22:39. Con este verso podemos confirmar que la gente es importante para Dios, por eso, en la Biblia no hay cosas secundarias.

En ocasiones tenemos un pensamiento errado, creemos que hay cosas que son secundarias en la Biblia y en la Biblia no hay cosas secundarias algunas parecen serlo, pero todas las cosas son primarias.

También debemos tener en cuenta que hay acciones que no nos condenan y que no hacen parte de requisitos para la salvación.

Pero que sí las hacemos, podemos dejar en un mal concepto al evangelio o a todos los cristianos en general.

Por el contrario, hay cosas que adornan el evangelio, hay acciones que nos dejan bien delante de los demás y sirve para que seamos de ejemplo; no podemos dejar de lado estas acciones.

Parece que son cosas secundarias, pero debemos aprenderlas y practicarlas.

No es dejar lo espiritual de lado, pero sí traer lo espiritual a nuestra vida diaria; si alguien hizo esto, fue Jesús estando en la tierra, Jesús enseñaba con su actitud.

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Y todo esto lo aterrizamos en las personas, la gente es importante para Dios, recordemos que fue la condición de la humanidad la que movió el corazón de Dios, porque para él la gente es importante.

Debemos tener cuidado y ser ejemplo para las almas, para la gente que nos ve desde afuera, porque somos un pueblo diferente.

Procuremos que siempre el evangelio sea visto de la manera que es, algo grande y glorioso, que cambia y transforma la vida de quienes están en él.

Jesús nos enseñó la importancia de la gente en una ocasión, cuando enseñó a sus discípulos y les dijo, que si los obligaban a llevar carga por una milla, debían llevar las dos millas, es decir el doble.

Cuando somos discípulos de Cristo se nos nota, la gente debe ver la diferencia, la gente es muy importante para Dios y Dios quiere que seamos de ejemplo para ellos y que lo vean a él a través de nosotros.

Que lo vean a él, a través de nuestras actitudes, de lo que hacemos en la vida diaria, en el trabajo y la escuela, por la calle, siempre debemos marcar la diferencia.

Las almas valen para Dios, la gente es importante para Dios; en ocasiones hay quienes desprecian a los borrachos, que desprecian a los perdidos.

Pero se les olvida cuando ellos estaban en esa condición y Jesús con amor los rescató.

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Dice la Biblia, que venía un hombre bajando de Jerusalén a Jericó y los ladrones lo tomaron lo atraparon, lo hirieron y se la llevaron todo lo que tenía.

Luego de esto, pasó un religioso y en vez de ayudarlo, se dio cuenta que era samaritano y no le ayudó.

Nos hace falta interesarnos en lo que Dios se interesaba, en la gente, porque la gente es muy importante para Dios.

La iglesia no es para juzgar, ni para desechar a las almas, la iglesia es para clamar por las ellas, por esas que están atadas, para que vengan a los pies del Señor.

Todos los amigos, todas las personas que están a nuestro alrededor, nuestros vecinos, nuestros compañeros de escuela, los del trabajo.

Deben conocer y llegar a los pies del Señor Jesús, porque la gente es importante para Dios.

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Dios nos dejó claro la importancia que tenía para él las almas, al decirnos que amaramos a nuestro enemigo.

Al enseñarnos que no era ganancia bendecir sólo a quién nos bendice o hacerle bien sólo a quién nos hace bien.

Estas actitudes eran las que tenían los fariseos, no se interesaban por la gente.

Sería bueno que desde hoy miremos con más amor a las almas, que siempre las tengamos presente.

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No podemos ignorar la situación de las personas del mundo y cómo las muchos se pierden, somos hijos de Dios y nuestra principal misión es ganar almas para él.

Puede que a nuestro alrededor este una vecina sufriendo, porque su hogar se está destruyendo.

También puede que haya una joven o un joven en la droga y de ese estado no sepa cómo salir.

Y nosotros conociendo al Dios sublime, nos callamos y simplemente somos ciegos ante tal necesidad.

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Si hoy estás contento porque Dios te sanó, te libertó, te reveló su nombre, ¿Qué hay de los demás, que hay de ese mandamiento.

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”
Mateo 22:39.

Como cristiano te debe interesar que tu vecino, que tu amigo, tu familiar, que aún no conoce a Dios, lo reciba para que sea libre y que Dios haga cosas maravillosas en su vida, así como en la tuya.

Anunciemos por doquier la bondad de nuestro Dios, digamos a la gente la obra que hizo en nuestra alma y que así mismo puede actuar en la de los demás.

Anunciemos este evangelio porque recordemos que la gente es importante para Dios.

Pastor: Juan Carlos Soto

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