La falta de conocimiento

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La falta de conocimiento

Hay hermanos en la iglesia que tienen espiritualidad, pero a veces tiene falta de conocimiento; Israel no se perdió por falta de espiritualidad, la Biblia dice “Mi pueblo pereció porque le faltó conocimiento”.

Muchas veces nosotros queremos espiritualizar todo, y no, hay cosas que no son de espiritualizarlas, sino que son de acción.

Moisés mismo cuando se vio frente al mar rojo, se arrodilló y Dios le dijo:

“Párese, este no es momento de arrodillarse, es momento de actuar” y hay cosas que son de oraciones, y cosas que son de acción.

Muchas veces nos queremos parar a ensañar, sin sentarnos a aprender, así que se hace necesario que primero nos sentemos a aprender, para así poder levantarnos a enseñar.

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Uno no puede creérselas todas, hay cosas que las tenemos que aprender, y bajar la cabeza y decir sí.

Debemos tener mucho cuidado con nuestra actitud, porque a veces no es la adecuada, y nuestro hablar tampoco es el adecuado.

Sabemos que los dos primeros hermanos sobre la faz de la tierra, fueron Caín y Abel; pero también que, Abel hizo su ofrenda para Dios y a él le agradó, más la de Caín no tanto, sino que Dios recibió mejor la de Abel.

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Se enojó tanto Caín, se puso tan bravo, que fue capaz de matar a su propio hermano; nosotros decimos “no, hasta allá no llego yo, matar a mi propio hermano no” pero hay palabras que hieren tanto, que pueden llegar a matar.

Si no vamos a hablar para edificar, mejor quedémonos callados, no todo lo que se piensa se dice, hay cosas que uno tiene que callar.

-¿Entonces uno no puede exhortar?, claro que sí, pero la Biblia dice cómo.

“Si ves a tu hermano en una falta, corrígele, o exhórtale con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no vaya a ser que el día de mañana estés en la misma situación”.

Dios que es tan bueno, que busca a Caín, y él sabía que ya Caín había matado a Abel, pero Dios espera el cambio de actitud en la persona siempre, el que se comporta mal, Dios quiere que se porte bien.

Y Dios busca a Caín, sabiendo que había matado a Abel, y le pregunta ¿Dónde está tu hermano Abel? ¿Qué intentaba Dios con eso?

La respuesta es que Caín reconociera su pecado, que bajara la cabeza y dijera “Yo lo maté, Señor perdóname, me equivoque” eso buscaba Dios, pero dijo “¡No sé, acaso soy yo guarda de mi hermano!”, hasta grosero fue.

Cuando vemos esos hermanos así ¡A mí que me importa ese hermano, allá él, la salvación es individual! Por favor, ¿qué es eso?

«Mirad cuán bueno, y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna».

El problema de nuestro hermano, sí es nuestro problema; la bendición de nuestro hermano, es nuestra bendición.

Que dolor ver un hermano apartado, que dolor ver un hermano que ya no milita en el ejército de la fe.

Eran como unos once hermanos los hijos de Jacob, entre ellos un jovencito llamado José, que tenía una particularidad, Jacob, su padre, le hizo una túnica de colores; de que hay gente que la tiene, la tiene.

¿Por qué no a todos?, ¿por qué solamente a José?, porque él era muy amado.

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Jacob quería mucho a ese muchacho y le hizo una túnica de colores, pero los hermanos se pusieron rabiosos, y el muchacho tenía sueños, sueños no de él, sueños que los ponía Dios.

Porque a veces pensamos que esto es como el mundo, el mundo es el que llama a los capacitados, pero Dios a los que llama, los capacita.

El diablo no puedea nosotros lo que Dios nos ha dado, si nos descuidamos, ahí si lo hurta.

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A José sus propios hermanos le pusieron sobrenombre “soñador” y hay en la iglesia hermanos que les ponen sobrenombre a otros “Allá viene el lambón, allá viene el hombre orquesta” y eso no le agrada a Dios.

Con todas esas actitudes, tenemos falta de conocimiento, porque el que no ama a su hermano, no ha conocido a Dios.

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Tomaron sus propios hermanos a José, lo hicieron pasar por muerto e hicieron llorar a su padre.

Si viéramos cómo se pone Dios cuando nos ve en esas actitud, y el uno hecha para un lado, y el otro quiere más que el otro, y el uno quiere ser más grande que el otro, aquí no es así, el que se humille será exaltado.

Hoy en día hay cristianos que se creen la última Coca Cola del desierto, que se creen el último chito del paquete.

Sin saber que lo que somos aquí, lo que tenemos es por su gracia, y por su misericordia somos lo que somos.

Lo metieron en una cisterna, hundieron a su propio hermano; hay hermanos que llegan donde el carnicero y el carnicero les dice “ah, usted es de la congregación de tal parte; sí, claro; ay, allá hay un hermanito que me debe un dinero”.

Y lo peor de todo es que el hermanito le dice “ah, a usted no le debe nada, a mí me debe más que a usted”.

Hay hermanos que hunden a su hermano, y qué pesar decirlo, pero hay inconversos que saben más de la iglesia que hasta el mismo pastor.

Porque hablamos de más y así queremos que la gente se convierta; hundimos al hermano por falta de conocimiento.

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El conocimiento de Dios debe llenar nuestras vidas, para que no caigamos en las trampas del enemigo y pequemos en contra de él.

Solo el Señor puede llenarnos del conocimiento de la verdad, para su gloria y para nuestro bienestar espiritual.

Pastor: Juan Carlos Soto

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