La perspectiva de la profecía
Dios enfocó su mensaje primeramente a su pueblo Israel, el pacto que Dios tenía era para Israel y las promesas también. Hoy hablaremos sobre «La perspectiva de la profecía».
Cuando leemos en el Antiguo Testamento del pueblo de Dios, enseguida pensamos en la iglesia pentecostal unida de Colombia y cuando dice:
“Mi pueblo” imaginamos que somos nosotros y NO, de pronto no estaba hablando de ti para nada, tú eras un extranjero, lejos de la ciudad de Israel, ajeno a las promesas, sin Dios en el mundo, así dice el Apóstol Pablo.
Esto es importante porque muchos de los versículos que nosotros queremos aplicarle a la iglesia.
Que está en el Antiguo Testamento en realidad se le aplican es al pueblo de Israel y cuando lo hacemos, entonces nos distorsiona la profecía.
Usted oye sermones, por ejemplo: sobre la confesión de Daniel, entonces los hermanos exaltan la confesión de Daniel como algo muy especial y nos dicen a nosotros.
Que nosotros vamos a confesar el pecado de nuestro pueblo, como si Colombia fuese un pueblo que tuviese pacto con Dios.
Y realmente no, nadie puede confesar pecado por el pueblo de Colombia porque estamos en el Nuevo Testamento y eso nos rige.
Daniel hizo lo que hizo porque eso era lo que tenía que hacer, no había otra manera, Dios tenía un pacto con el pueblo y no con Daniel.
Entonces no podía hablar en nombre propio como si él fuera el único, al menos que hubiera sido un problema personal como el de David.
Pero ellos estaban en Babilonia no por un pecado personal, sino por un pecado nacional.
El pacto que había era con el pueblo, por eso en el Antiguo Testamento cuando la persona pecaba era cortado del pueblo.
Ahora la gente es cortada de Cristo y nosotros obviamente sino estamos en Cristo, no estamos en la iglesia tampoco pero no porque el pacto sea en bloque.
Sino porque el pacto ahora es individual.
Desde el capítulo 18 de Ezequiel y algunos versículos de Deuteronomio, le advierten a usted que esto es personal.
Todas esas ideas que nosotros a veces queremos meter, como la casa, la familia, el pueblo, como todo el mundo.
Como si esto fuera un solo pastel, no se puede hacer por eso es que hemos revuelto un montón de escrituras.
Cuando usted en la Biblia ve expresiones como “Jehová el Dios de Abraham”, ese versículo no es tan bonito para nosotros porque se refiere al Dios de Abraham, no al suyo, era un Dios particular.
Después dice que era “Dios de Abraham y de Isaac”, era de ellos dos y cuando dice: “Dios de Israel”, era de él.
Por eso es que usted va entendiendo que la gente antigua no tiene una reversión como la nuestra en cuanto a la unicidad de Dios.
Ellos a veces creían que “Jehová el Dios de Israel” era más fuerte que los otros dioses pero no el único y cuando Nabucodonosor escribió su carta.
Su declaración de fe, él no se estaba convirtiendo al Dios nuestro, sino que él dice:
Que no había otro Dios como el Dios de Daniel pero sí había otros, solo que éste era más grande y más poderoso.
Esa visión politeísta y esa visión de pacto de pueblo no es la visión del Nuevo Testamento, por eso hay una confusión grande sobre la venida del Señor.
Nosotros debemos ubicarnos en la perspectiva de Dios, no olvidemos que estamos en una época en Daniel y que el mensaje de Dios viene de allá para acá.
Todavía está allá, está saliendo hacia acá.
Esto es importante porque si no la profecía se le va enredar toda, entonces usted se va aplicar profecías que en realidad no son para usted y profecías que son para el mundo que no son para iglesia.
Sino para el mundo y señales que no son para la iglesia, sino para Israel o para el mundo y los sermones que hemos predicado, eso lo enredamos todo por eso algunas escrituras no nos cuadran.
Entonces la gente no sabe cuántas resurrecciones hay, ni quién va a resucitar.
Ni quién se va a salvar porque se enredó, porque estamos mirando como si fuera una sola cosa.
En el primer periodo Dios habló con Israel como si los gentiles no existieran y si los gentiles querían salvarse tenían que hacer como Israel, se quedaban allá, se circuncidaban, guardaban la ley, etc.
Hoy Dios está hablando con los gentiles como si los judíos no existieran.
El pacto es con los gentiles pero un judío se puede salvar si se hace gentil en cuanto a la religión, tiene que hacerse cristiano.
Fuera de Cristo en estos momentos no hay salvación, después Dios se llevará a su pueblo gentil y volverá hablar con los judíos como si no existieran los gentiles.
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Siempre ha sido así, entonces esos tres periodos uno los entiende fácil.
Siempre hay un camino de salvación pero de una manera y los que quieren salvarse tienen que entrar por ahí.
Pero cada momento está dirigido a un determinado pueblo y los que no entren por ahí están fuera.
En el caso de la profecía universal es todavía más sobresaliente.
Ya que involucra a los periodos de la humanidad hasta después de nuestros días.
Es decir, que hay una profecía a parte de la mesiánica que abarca la historia mesiánica y la no mesiánica hasta nuestros días y después de ellos.
La profecía es la columna vertebral de la fe cristiana, nosotros podemos enterrar nuestras raíces aunque no seamos judíos hasta Adán.
Si la trazamos bien, si la trazamos mal nos enredamos.
Entonces usted no puede meterse en el plan que no es suyo, es decir, aunque haya una religión que no es nuestra religión.
Que es el Antiguo Testamento, aunque no somos judíos, somos cristianos.
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La perspectiva de la profecía.
Sin embargo, las raíces del cristianismo se hunden en el judaísmo, de allá salen las doctrinas básicas como la unicidad de Dios.
Como la fidelidad de Dios pero como raíces no como religión, esa religión no es la nuestra y lo que creyeron y practicaron no se parece a lo nuestro.
A veces queremos aprender de cristianismo en el judaísmo y David no fue cristiano, ni pentecostal.
Usted no puede tener pentecostalismo sin pentecostés y David ya estaba muerto, entonces no podemos argumentar ese tipo de cosas porque no es así.
Nuestra religión que está fundamentada en la manifestación de Dios y el derramamiento del Espíritu Santo.
No se parece al Antiguo Testamento porque nadie en el Antiguo Testamento recibió el Espíritu Santo nunca.
Ellos fueron poseídos para una determinada función en un momento dado pero no tuvieron lo que nosotros llamamos.
Que es “el bautismo del Espíritu Santo” y no tuvieron como dice la Biblia “es Cristo en vosotros” de manera permanente con la esperanza de gloria.
Esto es importante para ir poniendo en su sitio cada cosa, para poder entender qué es lo que Dios promete y porqué se justifica un nuevo pacto porque.
¿Para qué seguimos con lo mismo? lo que viene es diferente y por eso hay un pacto nuevo.
Porque el antiguo pacto no resiste la nueva práctica y por eso es que no se hecha vino nuevo en odres viejos.
En los tiempos del profeta Daniel, ellos fueron a Babilonia y estuvieron allá 70 años de cautiverio, esos años fueron cumplimiento de una profecía. Jeremías 25:11.
Estamos desarrollando el tema «La perspectiva de la profecía».
Daniel tiene el interés de mirar en los libros, a veces nosotros creemos que vamos a recibir revelación de otra manera y no leyendo pero Daniel la recibió leyendo.
Por eso “bienaventurado el varón que en su ley medita de día y de noche” porque el que medita en lo que Dios dice alguna revelación tiene porque la voluntad de Dios está es ahí escrita.
Daniel miró los libros atentamente de los 70 años que había hablado el profeta Jeremías y comprendió que se había cumplido el tiempo, Dios le dio a Daniel las cosas más extraordinarias.
A veces cuando nosotros hablamos de Dios, creemos que a Dios lo podemos mover por nuestras actividades religiosas o espirituales que llamamos pero no nos damos cuenta de los tiempos de Dios.
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Se habían cumplido los 70 años y aunque Daniel no lo había notado Dios si.
Entonces un día Nabucodonosor que era un rey pagano tuvo una visión ¿Qué méritos espirituales tuvo Nabucodonosor para que tuviera una revelación como la que tuvo?
Porque uno cree que las revelaciones son por méritos, Dios es como el agua, él busca un conducto y de que llega, llega.
Y en ese sueño vio una estatua que entre otras cosas se le olvidó el sueño pero él si sentía que había sido algo grande, eso fue una revelación de Dios.
En ese sueño de Nabucodonosor está implícito toda la historia de la humanidad hasta el fin, eso abarca no solo a Israel y no solo a la iglesia, sino todo el mundo.
Daniel tuvo una visión en el capítulo 7, en esa visión Daniel vio 4 bestias grotescas y grandes.
Daniel no entendió qué eran porque es el mismo sueño, solo que un hombre es impío y ve como una piedra llena la tierra y el otro un hombre espiritual que la ve como 4 bestias que destruyen pero es la misma visión.
Aquí no termina con una piedra sino con tronos pero es la misma visión y se sentó uno como un anciano de días y vino uno semejante como a un hijo de hombre, no como al hijo del hombre.
Es decir, a un ser humano y ese vino y a él le entregaron el reino, ahí termina esta visión y la otra termina con una piedra.
Daniel no entendía y se metió en la visión como actor, pide explicación y se la dan.
Hay que entender que en realidad Dios no profetiza, los que profetizan son los hombres, Dios dice lo que sabe.
Es decir, que cuando dice algo, en realidad para él no es una profecía, sino que él lo está viendo, para él el futuro está presente.
Con Nehemías y Esdras hubo 2 decretos, uno era la reconstrucción del templo y el otro de la ciudad, la Biblia habla de 3 pueblos, ni somos judíos, ni somos gentiles.
Somos la iglesia del Dios y la iglesia de Dios no tiene nacionalidad.
Puede ser de otro planeta pero tiene que bautizarse en el nombre de Jesucristo si quiere salvarse.
Nosotros tenemos 2 cosas diferentes.
- La venida del Señor para llevarse a su pueblo.
- La venida del día grande y terrible de Jehová en los cuales los cielos ardiendo serán desechos.
Nosotros nos estamos preparando para la venida del recogimiento de la iglesia.
Las señales son para el pueblo de Israel, nosotros somos salvos es por gracia.
Porque él resucitó nosotros también resucitaremos, porque él reina nosotros también reinaremos y porque él venció nosotros también venceremos, esa es nuestra señal.
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Dios no escogió la iglesia para ira, ni para la tribulación, ni para el sufrimiento.
Siempre Dios ha sacado su pueblo de aquí antes que empiece la lluvia.
La Biblia dice, que la venida del Señor es la esperanza bienaventurada, es decir, la esperanza feliz.
Entonces ¿Cómo es posible que para nosotros se ha convertido en una esperanza terrorífica?
No es posible que usted siga así, algo debe estar pasando con su convicción de ser salvo.
¿Cuándo va a estar usted seguro que será salvo?
Es que usted tiene un concepto de la salvación perfeccionista y usted cree que si no es perfecto.
No será salvo y ¿Quién de nosotros es perfecto? ¿Quién no ha fallado? Entonces si Cristo viene nos quedamos.
Cristo de que viene, viene, él nos llamó con esperanza y la esperanza no avergüenza, el mensaje de la venida de Jesucristo es un mensaje glorioso y gozoso.
Nosotros lo estamos esperando y no que los pille como ladrón en la noche.
Eso es para los que no le esperan pero nosotros le esperamos y vamos a recibirlo con alegría y gran gloria.
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La gran tribulación no es para la iglesia, el día del Señor no es para la iglesia, es para Israel y para el mundo.
Ojalá que el día que venga el Señor el templo se quede vacío porque nos vamos todos, tenemos una esperanza gloriosa.
Dios nos lo ha dicho desde antes, tú no estás esperando ninguna señal, las señales son para Israel, usted tiene es que estar listo. La perspectiva de la profecía.
Por: Álvaro Torres.