Pasar de muerte a vida
Cuando el hombre creyente cristiano, reconoce su situación de cómo era y cómo es ahora y entiende a la luz de palabra de Dios que estaba perdido y el que está perdido sigue perdido. Hablaremos del tema: «Pasar de muerte a vida».
Pero cuando el hombre lo entiende, reconoce a Cristo y se acobija a la gracia de Dios recibiendo el perdón de Dios que nadie merece.
Queda elevado a una posición tal alta que la misma palabra de Dios lo llama “Pasar de muerte a vida”.
Si usted cree que la obra de la salvación es liviana, su manera de vivir va a ser liviana, su servicio también pero si usted entiende que esta obra de salvación es grande, todo será grande, su adoración.
Nosotros pasamos de un estado de condenados a un estado de salvados, el que no está en Cristo no es que se va a salvar, ya está condenado.
El que está en Cristo no es que se va a salvar, ya es salvo.
Esto se llama la obra del Espíritu Santo que convence al mundo de pecado, de justicia y juicio, es decir, una verdad posicional.
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“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17.
El cambio de posición porque fue de pasar de muerte a vida, ese cambio es tan radical que el mismo apóstol Pablo lo llama, una posición perfecta.
Hay algunos que aun oyendo esto, parece que no lo creyeran porque su actitud es como muy pasiva.
Cuando entendamos la verdad de nuestra posición, nuestros cultos serán diferentes, tu manera de cantar será diferente, cuando lo entendemos no podemos quedarnos quietos.
Nosotros tenemos que tener sabiduría para entender la verdad que nosotros somos porque el que no lo entiende se porta de cualquier manera pero nosotros tenemos la mente de Cristo.
La posición nuestra ha sido tan elevada a la posición de Cristo. Hemos muerto en la muerte de Cristo.
Hemos resucitado en la resurrección de Cristo, estamos sentados en lugares celestiales con Cristo.
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Todo esto se recibe por fe cuando damos pasos convencidos por el Espíritu Santo, si no fuera por él nada sería cristiano porque es el Espíritu Santo quien da esa capacidad de santificación.
A partir de ese cambio de estado se le imputa todo lo que es Cristo al creyente, llegando a ser semejante a Cristo en su muerte y en su resurrección.
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“Pues todos sois hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo, de Cristo os habéis revestido”. Gálatas 3:26-27.
Así que esos trapos sucios que tenían antes, ya no existen porque en Cristo estamos revestidos.
Si a Cristo lo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así. Si Cristo no fue el mismo después de la resurrección, entonces usted tampoco es el mismo.
Tenemos una posición de altura, digna pero no por la dignidad nuestra, sino por aquel que lo ha hecho todo. Él hermosea a los humildes con la salvación.
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Nadie merece ser salvo, ni recibir el Espíritu Santo, para ser salvo y recibir es Espíritu santo, uno necesita reconocer que es malo.
Espíritu Santo no se da por la dignidad del hombre, sino por la dignidad de Dios.
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Así podemos entender lo que recalca Pablo “¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿Cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:31-32.
Al entender esta verdad, si la vive, de su interior correrán ríos de agua viva.
Perfectos lo somos, imperfectos también, pero ¿acaso bajo la gracia de Cristo él mira nuestras imperfecciones?
¿Estos perfectos se equivocan? ¿Será que mi posición imperfecta me desliga de la posición perfecta de Jesús?
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El hecho de que tú te equivocas y reconozcas tu equivocación no te desliga de la posición perfecta de Cristo.
Cuando uno comete un error y se aparta se sale, pero Dios está ahí, a pesar de mi infidelidad él permanece fiel, ¿Qué debemos hacer?
Lo más lindo de Dios, es que lo vuelve a mirar a uno como si nunca hubiéramos pecado. ¿Cómo no va a producir eso en nosotros algo extraordinario?
Pastor: Ciro Calderón