El poder de la palabra

En esta ocasión hablaremos del poder que tiene el verbo, y hablemos del verbo traducido como palabra, es decir, el poder de la palabra.

“Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” 2 Timoteo 4:2.

Miremos como en la Biblia podemos constatar la creación del mundo, en Génesis, nosotros sabemos que la Biblia es el único libro que da una explicación definida y clara, no dice puso ser, sino dice: hizo Dios.

Lo que tomaremos de ese pasaje de la creación, es que Dios usó la palabra, usó el verbo, cuando dice: Dijo Dios, es que se hizo el sol, la luna, las estrellas, y así toda la tierra.

Leyendo el pasaje sobre la creación, notamos el verbo de Dios o la palabra creadora en acción; luego el apóstol Juan escribiendo su evangelio dice:

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” Juan 1:1.

Y también dice: “Todas las cosas por él fueron hechas…” cuando Juan se refiere al verbo, habla del verbo que entró en acción en el día de la creación.

Pero también habla de ese verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros.

Este verbo es la misma palabra creadora, como esta en Génesis y como lo dice Juan.

Sin él nada existiera, pero hubo una palabra creadora, una poderosa, notamos allí, el poder de ella.

La palabra en general, tiene poder sobre quien la recibe, aclaramos que no hablamos de la palabra de Dios en este momento, sino la palabra simple, por si sola.

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Hemos visto como muchos han predicado palabras sin poder, sin autoridad de Dios y muchos las creen e incluso los siguen.

Las personas dedicadas a vender productos de cualquier índole, saben muy bien esto, convencen al cliente y le crean una necesidad que no tienen.

Por medio de sus palabas muy convincentes hacen que las personas accedan a comprar.

Entonces si la palabra simple, la del ser humano, ejerce poder, cuanto más tendrán poder nuestras palabras si la potenciamos con el poder del Espíritu Santo.

Cuanto mas si Dios habla por medio de nosotros, ahí veremos la potestad de la palabra de Dios.

Con la intervención divina el verbo, recibe una recarga muy poderosa, es por eso, que cuando predicamos y hablamos con la unción divina, la palabra causa un efecto profundo en la vida de los oyentes.

Por eso, todos al escuchar la palabra de Dios, sentimos que nos desvanecemos, que la piel se nos eriza, sentimos algo profundo, lagrimas salen de nuestros ojos y nos humillamos totalmente.

La misma que actuó, que tuvo principio en el Génesis, fue la misma que nos movió el día que entendimos este poderoso evangelio.

Y esos son momentos que no los olvidamos, porque la palabra que viene de Dios tiene un poder sobrenatural.

Hoy conocemos el camino de la salvación porque Dios no los mostró.

De manera, que si predicamos la palabra de Dios con fe la gente se convertirá al Señor.

Pablo sabía le poder de la palabra, y le recomienda a Timoteo que predique a tiempo y fuera de tiempo.

Mientras se predica, ocurren milagros, porque la poderosa palabra de Dios penetra hasta lo mas profundo de nuestro ser.

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Cuando Dios le envió codornices al pueblo de Israel porque estaban renegando, hablaban de Dios y hablaban de Moisés porque decían que los había llevado al desierto a morir.

Dios le dice a Moisés que comerían por un mes entero carne, a lo que Moisés responde:

”Seiscientos mil de a pie es el pueblo en medio del cual yo estoy; !y tú dices: Les daré carne, y comerán un mes entero!”

Vemos que humanamente las cosas pueden parecer difíciles, pero Dios tiene todo poder, no hacemos nada dudando, no ganamos nada pensando como sucederán las cosas que nos parecen imposibles.

Entendamos ese poder de Dios; Jehová le respondió a Moisés: “¿Acaso se ha acortado la mano de Jehová? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no” Números 11:23.

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Dice la Biblia, que vino un viento en e desierto y trajo codornices por montón, porque la palabra de Dios es poderosa, se cumple y nos beneficia.

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” Hebreos 4:12.

Dios conoce hasta nuestros pensamientos porque su palabra va hasta lo más profundo de nosotros.

Dios envía su palabra a la tierra, no predicamos y no hablamos de Dios porque sea una locura, es que Dios ha enviado su palabra a la tierra por medio de nosotros.

Debemos llevar este evangelio confiando en el poder de la palabra de Dios.

Esta iglesia conoce ese poder, porque experimentamos el poder de Dios a través de ella, el día que nos llamó, desde ese día nuestra vida mundana murió.

“Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” Isaías 55:11.

Esta palabra que tenemos y llevamos lo hacemos con honor, porque esto que tenemos es glorioso y sublime, esta es la fe que predicamos, es inconfundible.

Si quizá estamos desanimados, vemos que hay cosas difíciles y problemas, confiemos en el poder que tiene de Dios y fortalezcámonos en él.

La predicación de Dios, es la que le da salud a la iglesia, la enseñanza de la palabra mata los parásitos espirituales de los creyentes.

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Quien aprende a oír a Dios con reverencia es saludable, su vida espiritual es muy sana, no hay nada en el mundo que le haga daño, antes impacta al mundo con lo que sale de su boca.

Porque quien esta lleno de la palabra de Dios desborda.

La invitación el día de hoy es a escuchar, leer y predicar, porque ya conocimos el poder de la palabra de Dios, debemos ahora compartirlo e impactar almas.

Pastor: Clodomiro Lobo