Sirviendo a Dios desde la niñez

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Sirviendo a Dios desde la niñez

En la vida del ser humano se pueden recibir muchos estímulos agradables que permitan al ser humano ser feliz, pero no hay nada más satisfactorio que vivir sirviendo a Dios desde la niñez.

La Biblia habla de un muchacho llamado Josías, el cual tenía ocho años cuando empezó su reinado en Israel.

Y dice la palabra del Señor, que sirviendo muy muchacho, tenía un deseo de buscar a Dios.

Esto con el fin de librar a su pueblo de los altares y de los dioses que tenía Israel.

Pero ¿Cómo el pueblo adquirió otros dioses y altares?

Cuando Agad fue rey de Israel, a través de su mujer, Jetzabel introdujo la idolatría, haciéndole culto a Baal y a otros dioses, creando para ellos altares.

En ese momento, el pueblo tenía el conocimiento del verdadero culto, adoración y el servicio veraz que debían ejercer los levitas, sacerdotes e incluso, el mismo pueblo.

Pero ahora hay una mujer introduciendo algo que va en contra de la costumbre y de los principios de Israel, y del culto a Dios.

Entonces el Señor le había dicho a su pueblo a través de Moisés en:

Deuteronomio 6:7 «y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes’’.

Es por esto, que muchos crecen en la iglesia, pero hoy no están, y si los ves aún, llevan sus vidas a medias.

Así que, este muchacho llamado Josías a pesar de su corta edad, es rey de Israel.

Pero una de las cosas que empezó hacer no importando sus pocos años, fue que, empezó a derribar los altares que había en Israel.

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Y si analizamos la historia, desde el tiempo de Samuel, no se había derribado altares.

Porque se habían levantado unos reyes y algunos se descarriaron, otros hicieron algunas cosas buenas, pero ninguno derribó los altares a los otros dioses.

Entonces Josías al entrar al reino, empezó acabando esas costumbres paganas, diciéndole a Zafan.

Quien era el sumo sacerdote de las culturas egipcias, que recoja las ofrendas del pueblo porque el templo de Dios estaba descuidado.

En otras palabras, el pueblo había dejado de hacer el verdadero culto a Dios, para hacer un culto pagano, y ahora la casa Jehová donde se hacía el culto, se encontraba en ruinas.

Cuando una casa no se habita ¿Qué pasa? Nace la maleza, el monte y comienza a deteriorarse, arruinándose hasta el punto de que los cimientos comienzan a debilitarse y la casa corre el riesgo de caer.

Pero quiero invitarte a que hagamos una analogía con la casa arruinada y tu vida, es probable que tengas grietas por heridas que ocasionó una persona, grietas familiares, con tu pareja.

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Y a partir de allí, comienza a salir de tu mente pensamientos que no agradan a Dios, la concupiscencia hace eco y saca al Señor de tu vida.

Lo cual, es triste, porque cuando sacamos a Dios del centro todo puede cambiar y arruinarse.

Entonces volviendo a la acción de Josías, derribar los altares y servir a Dios.

Vemos que no lo hizo estando viejo, era un niño cuando se acordó de la palabra escrita por el Señor.

Es por esto, que no debemos cambiar la esencia del evangelio.

Porque a veces nos inventamos cosas para tener más gente y los templos se encuentren llenos.

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Sirviendo a Dios desde la niñez.

Jetzabel dijo: ‘’vamos a quitar esa costumbre que tiene el pueblo, de ofrecerle culto y sacrificio a Dios, mejor hagamos como lo han hecho los demás pueblos, metamos un altar de Baal y quitemos la rutina de todo el tiempo’’. 

En nuestro tiempo también se han levantado personas como Jetzabel, diciendo:

«Eso de tanto ayuno, vigilia, oración aburre, ya a la gente no le gusta eso, eso era en el tiempo que empezaron los apóstoles, ya ahora no se debe usar tanto’’.

Entonces empezamos a inventarnos un campeonato de fútbol entre todas las iglesias, para atraer más gente.

Y no quiero decir, que esté practicar un deporte, lo que yo sigo creyendo es que esta iglesia la controla el Espíritu Santo.

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Sirviendo a Dios desde la niñez.

Esto nos lleva a pensar que, para que el Señor se mueva en medio de nosotros y comiencen a suceder cosas extraordinarias en nuestras vidas, entonces debemos ofrecer un verdadero culto al Señor.

Y el verdadero culto se ofrece de manera integral, no podemos pretender que Dios se glorifique en nuestros cultos si no estamos llevando una vida agradable a él.

Debemos dejar a un lado la vanidad y empezar a centrarnos en los mas importante que es la presencia del Señor.

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Si la chica de la iglesia no deja a un lado la vanidad y se olvida del vestido, de los tacones, de la cara hinchada.

Su vida será siempre un éxtasis espiritual, algo momentáneo, no habrá un cambio radical en su vida.

Cuando aprendamos a vivir santamente para el Señor, las cosas serán diferentes en nuestras vidas.

Pastor: Heiner Hernández

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