Adoradores en espíritu y en verdad
“La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos” Hageo 2:9. Hablaremos sobre el tema: «Adoradores en espíritu y en verdad».
Esta iglesia es la casa de Dios, somos columna y baluarte de la verdad, y estamos en esa gloria postrera de la que habla la Biblia.
La gloria postrera dará mejores predicadores, gente más competente, con más unción; la gloria postrera la necesitamos todos.
Esta iglesia no solo tiene un logo, unos bonitos recintos, miles de personas, esta iglesia más que todo eso.
Tiene la gloria del Dios vivo y eso es lo que nos mantiene aquí en pie, eso es lo que la gente ve de diferente, la gloria de Dios en cada uno de nosotros.
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“De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aún mayores hará, porque yo voy al Padre” Juan 14:12.
Somos la iglesia que le cree a Dios, veremos cosas mayores y milagros más grandes.
El mundo está exigiendo líderes más competentes y Dios los está levantando, nuestros hijos serán mejores que nosotros, la gloria postrera de la casa será mayor que la primera.
David venía con el deseo de traer la gloria, la primera vez que se fue, llevó 30.000 hombres, después se fue con todo el pueblo.
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La Biblia menciona, que David venía de la casa de Obed-Edom a su ciudad y cuando habían caminado solo seis pasos, él sacrificó un buey y un carnero.
Cuando David llegó a su casa, su esposa le dijo: Cuan honrado ha quedado hoy el rey de Israel, descubriéndose delante de criadas y siervos sin decoro.
Pero David le respondió: fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia para constituirme como príncipe de su pueblo.
Él le mencionó que seguiría danzando ante Jehová y que lo haría aún más fuerte, ese era un hombre que sin importar lo que dijeran adoraba a Dios con toda su alma.
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Mical, su esposa, lo había visto desde una ventana delante de un pueblo muy grande, eran más de 30.000 personas.
David vestido con ropa de adorador, se distinguía entre todos y no por ser rey, sino por la forma en que danzaba.
Algunos como Mical, se quieren quedar con la corona y es vestido, David prefirió la gloria de Dios, esta iglesia prefiere la gloria de Dios.
Hay quienes no se quieren quitar un título o un apellido, hay quienes no rompen esquemas en los servicios.
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Pero también están los que se despojan de todo y no tienen límites en la adoración.
La altivez no tiene lugar en la presencia de Dios, solo los adoradores entran en ella.
A David no le importó nada, ni quién estaba a su lado, ni el qué dirán, él se gozaba en la presencia de Dios.
Hoy la invitación es a reconocer que la gloria postrera será mejor que la primera y debemos disponernos a recibir esa gloria.
Por: David Rave
