Cuál es mi lugar dentro de la iglesia

La verdad que Cristo y su iglesia es su cuerpo, nosotros somos miembros del cuerpo de Cristo y Cristo es la cabeza. Hablaremos sobre el tema: «Cuál es mi lugar dentro de la iglesia».

Nos hacemos miembros de Cristo en el momento que nos bautizamos y luego somos miembros por el Espíritu Santo.

“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” Tito 3:5.

Hay personas que creen que están lejos de Dios y de pronto, son los que están más cerca, hay personas que creen que están muy cerca de Dios y de pronto, son los que están más lejos de Dios.

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Si nosotros somos el cuerpo de Cristo debemos actuar como tal, así se debe moverse en este mundo.

Me preocupa que hemos llegado a pensar que ya no hay nada que hacer, Dios quiere mostrarte que tú como miembro del cuerpo de Cristo, tienes que funcionar como tal y sí hay mucho por hacer.

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El tiempo ha avanzado, aunque faltara 100 años para que Cristo venga eso es poco, pero qué tal si falta menos.

Pensemos en eso, porque de ahí en adelante será la eternidad y ya no habrá más oportunidad.

A veces estamos tan entretenidos en otras cosas, que no nos damos cuenta por dónde vamos pasando, este es el día del Señor, pero ¿hasta dónde ha avanzado el día del Señor?

Cristo está cerca y cada cristiano debemos preocuparnos por saber qué lugar ocupamos nosotros en el cuerpo de Cristo.

No seamos duros al llamado de Dios a nuestros corazones, descubre el lugar, tienes que hacer tres cosas:

• ¿Cuál es el don que Dios te dio?
• Descubre tu llamado
• Conéctate humildemente

Me preocupa la juventud que se va levantando en la iglesia porque se le ve vigor, inteligencia, sabiduría, pero no sabe qué hacer.

Si todos los jóvenes tomaran toda esa capacidad y la pusieran a los pies del Señor, pudiera salir un olor grato para todas las almas.

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¿Qué pasaría si todos nosotros trabajáramos en verdad como cuerpo de Cristo? Tenemos que estar activos.

Lo que pasaría es que no hubiera tanta necesidad.

¿Qué tienes en tu mano para ofrecerle a Dios? Y no digas que nada.

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” 1 Pedro 4:10.

El Señor no está afanado de venir rápido porque él sabe que tiene un alma, lo que vale el ser humano, porque él no quiere que nadie se pierda.

Tienes un don, averigua cuál es el don que tienes, y dirás que no tienes nada, pero sí tienes.

Tú puedes elegir en qué te vas a dedicar a servir al Señor y no importa que no aparezcas en una lista.

Dios te ha bendecido, prosperado, pero no sea que estemos tan entretenidos en esos regalos y no nos demos cuenta cuando el Señor Diga ¡Ven amada mía!

Es tiempo de reflexionar.

Pastor: Hildelbrando Cantillo