Debemos marcar siempre la diferencia

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Debemos marcar siempre la diferencia

Si pudiéramos preguntarle a José «Oiga José ¿Cómo le tocó a usted?» la Biblia dice que José era un varón de Dios y que Dios estaba con él. Esa es la clave, que Dios esté con nosotros, por eso debemos marcar siempre la diferencia.

La Biblia dice que todo lo que José hacía Jehová lo prosperaba. No importa donde estemos, si Dios está con nosotros ¿Quién contra nosotros?

Preguntémosle a José cómo le tocó.

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La mujer de Potifar se enamoró de José, porque en él había algo; todos los hijos de Dios tenemos algo que el diablo lo mira con envidia, no es la belleza física, es la gracia de Dios.

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Lo miró lindo, pero es que en José brillaba la gracia de Dios, esa es la que nos embellece.

No te dejes enredar de la mujer que te guiña el ojo y te dice «Papito estás lindo» dígale «Estoy lindo para Dios», porque eso fue lo que la mujer de Potifar le dijo a José.

Pero a José no le temblaron las piernas para salir corriendo, él marcó la diferencia y dijo «¿Cómo voy yo a fallarle a mi Dios?».

Recuerda debemos marcar siempre la diferencia.

Antes de fallarle a los hombres, hay que pensar que no podemos fallarle al que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

José se paró firme y le dijo a aquella mujer “No importa que mi amo no esté, no importa que nadie me esté viendo, yo tengo un Dios que me está viendo y ha depositado su confianza en mí».

El Dios de José es el mismo que nosotros adoramos y glorificamos, él no ha cambiado y sigue siendo es el mismo.

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Tenemos una meta y las generaciones venideras tienen que saberlo, no nos dejemos enredar por las artimañas del enemigo, caminemos con él, porque es grande el galardón que nos está esperando.

Guardémonos para Dios, él tiene algo grande para nosotros.

Los jóvenes nos caracterizamos por la fuerza y el entusiasmo, pero esto no es del que corre.

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Muchos dicen «Es que estos tiempos son difíciles, no es como en los antiguos».

Entonces preguntemosle a Daniel, Sadrac, Mesac, Abed-nego, preguntemosle a ellos a ver qué nos dicen.

Los llevaron al palacio del rey, los llevaron donde el jefe de los eunucos, y ¿Qué hacia el jefe de los eunucos? los castraba, porque no podían estar en el palacio.

A Sadrac, Mesac, Abed-nego les cambiaron el nombre, y ¿por qué les cambiaron el nombre?

Porque el diablo siempre ha querido robarle la identidad al cristiano, él siempre ha querido robarle al hombre de Dios lo que es de Dios.

Pero esta generación conoce a su Dios, sabe quién es su Dios.

En medio de esa generación, ellos marcaron la diferencia; hay jóvenes hoy en día esperando que se levante otra estatua.

Pero no, el enemigo no maneja la misma astucia siempre, utiliza otras y nosotros tenemos que ser entendidos.

Ellos marcaron la diferencia, nosotros conocemos la historia de estos jóvenes, los metieron al horno y enfurecido el rey, les hizo calentar siete veces más.

Pero allá dentro de ese horno sucedió algo glorioso que todos sabemos.

Hay promesas de Dios para con los que marcan la diferencia, para los que se ponen en sus manos, porque ahí dentro de ese horno el ángel de Jehová se metió con ellos.

No importa dónde nos tengamos que meter, si Dios está con nosotros, si Dios se mete con nosotros.

Aunque pasemos por las aguas no nos ahogaremos, aunque pasemos por el fuego no nos quemaremos.

Porque él acampa alrededor de los que le temen y los defiende, no importa quien se levante.

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Amplia más tu conocimiento sobre este tema, viendo la siguiente enseñanza, sabemos que será de bendición para tu vida.

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Pastor: Farid García

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