Dios el centro de mi inspiración

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Dios el centro de mi inspiración

El tema que abordaremos es: «Dios el centro de mi inspiración». Veamos definiciones del término inspiración.

La palabra inspiración según la Real Academia de la lengua dice, inspiración: Es el efecto de sentir, el escritor, el orador o el artista, el singular y eficaz estímulo, que le hace producir espontáneamente y como sin esfuerzo.

Otra definición dice, que es como la energía del espíritu, es decir, que el estímulo lo produce el espíritu, esa básicamente es la connotación.

Entonces, la inspiración es un estímulo que viene del exterior, a usted lo inspira algo, y no necesariamente una cosa positiva.

Una inspiración puede provenir de algo horrible, horroroso, terrorífico, pero puede venir también de algo lindo o hermoso.

La inspiración viene de un estímulo externo que le produjo a usted ese ánimo de decir lo que dijo.

Entonces puede ser que usted exprese lujuria o exprese santidad, exprese humildad o rabia.

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Un ejemplo que conocemos mucho es cantantes en el mundo, que se inspiran en sus vivencias amorosas, para hacer un tipo de composición musical.

La inspiración del hombre de Dios también proviene del exterior, pero tiene otra fuente y dependerá de él.

Si se mantiene en esa fuente y si la inspiración es correcta o no, dependerá de él decir: mi inspiración es Dios.

La contemplación del salmista en el Salmo 73, nos da una buena orientación, él dice: en cuanto a mí por poco se resbalaron mis pasos, es decir, aquí tenemos algo de afuera que le produce algo.

Vemos que hay algo exterior, que le produce un estado de ánimo que prácticamente es de desanimo, tan negativo, tan pesimista que estuvo a punto de zozobrar.

Da entender que estaba cerca de una puerta, sentado y vio venir a un hombre mas o menos gordo, bien vestido y con una forma de caminar desafiante.

Al ser del mismo pueblo, el salmista conoce las maldades que había cometido ese hombre.

Lo vio prospero, bien vestido, a pesar de ser impío y de blasfemar contra Dios, al ver esto sintió punzadas, tuvo envidia de como prosperaba el hombre malo.

Y ahí llegó la tentación, él expresa que haría lo mismo si así tendría prosperidad, pero se da cuenta que no es capaz.

Entendió que si él fuese así, se engañaría a sí mismo y a los hermanos que lo rodeaban.

Notamos como un estímulo externo, le inspiró angustia, rabia, envidia y desánimo.

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Este hombre por todo lo que había sentido decidió ir al templo, para ver la gloria y poder de Dios, y allí recibe otro estímulo.

Ya en el santuario, hizo una abstracción, una concentración, entró en la presencia de Dios y se abrieron sus sentidos.

Se ensanchó su espíritu, se liberó de ese estímulo negativo que había recibido y por la fe contemplo la gloria y el poder de Dios.

Esto le generó otro estímulo y se inspiró para decir algo más: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? y fuera de ti nada deseo en la tierra” Salmos 73:25, ahí radica la diferencia.

Cuando levantamos nuestra mirada y la fijamos en el Señor, todas las cosas serán invisibles por la luz de su gloria.

¿De dónde viene mi inspiración?

Si nos miramos a nosotros mismos, no encontraremos nada bueno, no encontraremos una inspiración positiva, veremos nuestros defectos y esas cosas que sabemos que tenemos negativas.

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Dios el centro de mi inspiración.

Y si miramos a los demás podemos sentir lo mismo, ya que dice la Biblia, que en ocasiones miramos la paja que esta en el ojo de los demás, antes de ver la viga que hay en el nuestro.

Si de eso nos vamos a inspirar tendremos grandes problemas; la Biblia es clara y nos dice a donde debemos mirar.

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz…” Hebreos 12:2.

El es perfecto, el es excelso, cuando lo miramos a él entendemos que vale la pena, la inspiración que debemos tener es acercarnos a esa imagen que es él.

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Mi inspiración es Dios porque fuera de él no hay nada, de esa manera debemos pensar y decir.

Por buenos que sean los demás, siempre le encontrarás algo para criticar, porque no hay perfección en nada, solo en Dios.

Muchos a veces no se inspiran porque no saben contemplar, ven una montaña grande y solo se fijan en que es grande, ven el azul del cielo y no contemplan mas allá, no miran al autor de esa imagen.

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Dios el centro de mi inspiración.

Podemos tocar y palpar a Dios realmente, al contemplar que le nos amó tanto, que dio a su único hijo para que creamos en él y no se pierdan nuestras almas.

Solo debemos dejar que nos inspire el Espíritu Santo, todo lo que salga de nosotros debe ser guiado por Dios, y que podamos con seguridad decir, mi inspiración es Dios.

En Dios encontramos una razón para tener una corriente que es como ríos de agua viva.

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Hay una inspiración inherente a la presencia de Dios en la vida; tenemos una razón para ser gente inspirada, a pesar de las tempestades y las cosas negativas.

 “Con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación” Habacuc 3:18.

Nosotros no debemos alegrarnos en nuestras circunstancias, sino alegrarnos en él, en Dios.

Cuando su espíritu fluye en nosotros, podemos decir, ya no vivo yo, vive Cristo en mí.

Pastor: Álvaro Torres

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