La causa más grande del mundo

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La causa más grande del mundo

La causa de Jesús, tiene que ser mi causa, hablaremos sobre: «La causa más grande del mundo».

“Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo” Mateo 5:11.

Hay una causa por encima de todas las causas, es la causa que nos tiene como cuerpo de Dios.

Es la causa que hizo que el evangelio llegara a la vida de cada miembro, es la causa que ha llevado a muchos a dejarlo todo.

Esa causa llevó a los hermanos del primer siglo a entregarse a las fieras, a morir por espadas o catacumbas, esa causa fue: La causa de Jesús.

Que bueno sería que hoy, en nuestra mente retumbe con potencia, cual es la verdadera causa que movió el cielo, la tierra y que mueve el infierno.

Hoy pudiéramos hacer una lista muy larga de la cantidad de causas que mueven al mundo; hay muchas personas que se entregan y hacen de su causa lo más grande del mundo.

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Quien se entrega a una causa no quiere dinero, no quiere reconocimiento, no quieren nada.

Por el contrario, estas personas dan: tiempo, dinero, fuerzas, trabajo, dan todo lo que tienen, porque su causa es superior a su vida.

Pero hoy hablaremos de la causa más grande del mundo, es mucho más grande de lo que podamos imaginarnos, y claramente cada uno de nosotros puede dar más esta causa, la causa de Jesús.

Pero, ¿Cuál es la causa de Jesús? ¿Qué movió el cielo e impacto el infierno? ¿Cuál fue y es la causa de Jesús? Fue por esa causa se escribió la Biblia y esa causa se llama salvar al hombre perdido.

No hay una causa más grande que esta, la causa de salvar al hombre es la promesa de la Biblia, por eso hay profetas que hablan de la redención de los hombres.

Por esa causa hay un Dios que se hizo carne, por esa causa nació un niño en Belén que tendría el ministerio más grande aquí en la tierra.

Esa es la causa por la que se ha escrito toda esta historia, es sencillo entenderla, el hombre está perdida y hay que salvarlo, esa es la causa de Jesús.

Mientras existan seres humanos perdidos, la causa de Jesús no termina.

Hubo una resurrección por esa causa, hay una iglesia que el Señor ha formado porque hay una causa y la causa de Jesús debe ser nuestra causa.

Debemos entender o recordar una vez más, que le día que Dios nos salvó, nos dejó un compromiso, fue unirnos a su causa.

Éramos perdidos y nos hizo participes de la salvación, que a donde quiera vayamos, elevemos esa bandera de salvación al perdido y en voz alta anunciemos la causa.

Que nos vean distintos, que sepan que somos hijos de Dios, que todos se enteren de que hay salvación.

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Cuando la causa de Jesús se convierte en nuestra causa, importa más que la vida.

“Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” Mateo 5:12.

La causa de Jesús importa más que nuestros intereses y que todas las cosas.

En la Biblia encontramos los hombres que se olvidaron de si y que se dedicaron a la causa de Jesús; algo les pasó a ellos.

Moisés, por ejemplo, cargaba un pasado doloroso, un presente lleno de tristeza y un futuro incierto.

Pero un día se encontró con Dios, y ese día cambiaron sus planes, cambió su presente y cambiaría su futuro.

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“Yo soy el que soy” dijo Jehová a Moisés, esa era la respuesta que Moisés necesitaba, el que podía salvarlo era Dios el que podía darle vida, era Dios.

Cuando él descubre quien es ese «yo soy», quita sus sandalias y su pasado, todo lo que lo tenía encadenado, quita eso que le impedía realizar su futuro, se coloca a servicio de Dios.

Estaba dispuesto a ir donde sea que Dios le pidiera, estaba dispuesto a hacer lo que jamás había pensado hacer.

Cualquiera que sea tu pasado, las cosas con las que luche tu mente y tu interior.

Sea lo que sea, el gran yo soy es capaz de reventar las cadenas y desatar bendición.

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Dios cuenta con nosotros y en la medida en que somos liberados podremos hacer de la causa de Jesús, nuestra causa.

Hoy podemos reconocer que han primado muchos intereses nuestros, hoy tu y yo podemos tomar esa causa.

Así el mundo crea que lo hemos perdido todo, no importa, pidámosle a Dios que nos ayude a hacer de su causa, nuestra causa.

No hay una causa más grande que esta.

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Pablo expresa “ay de mí, si no anuncio el evangelio” porque el ya hasta soñaba con las almas.

Se había metido esta causa en lo profundo de su alma, vivía por la causa de Jesús y tu y yo debemos sentir lo mismo que Pablo.

¿Has dejado de orar por los perdidos, tu tiempo es corto para esta causa, pero en tu trabajo y afanes inviertes el necesario?

¿Cuál es tu causa entonces?

Dios nos ha llamado para un trabajo, ese trabajo es meterse donde esta la mina y meterse la indumentaria y entrar en lo profundo donde están los perdidos.

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Estamos viviendo una época de mucha distracción, son pocos en la causa de Jesús, pero sigue los pasos de Jesús.

Cuando Jesús hacía milagros en cada lugar, le pedía a la gente que contaran eso que habían visto, que anunciaran a los suyos, porque él quiere que todos seamos salvos.

Hoy recordemos que, por esa causa somos salvos y volvamos a la causa de Jesús, hagamos de ella nuestra causa.

Pastor: Marcos Pabón

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