Dios no hace remiendos

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Dios no hace remiendos

Me sorprende como el mundo, como nuestra sociedad está en un estado enfermo, deprimente. Hablaremos sobre: «Dios no hace remiendos».

Parece que el hombre está encerrado, no mira más allá de lo que ve y conoce.

El hombre tiene un problema marcado en su corazón y hay quienes presumen cuando convierten su cuerpo en objeto de lo que se les antoja.

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El hombre quiere autoformarse y llegar al molde que él cree correcto con una atribución atrevida diciendo que como es su cuerpo nadie puede mandar en él.

La palabra de Dios advierte que hay cosas que para las cuales el cuerpo está diseñado, la palabra de Dios dice, que el cuerpo es para el Señor y el Señor para el cuerpo.

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Y eso no solo se lo dice a los creyentes, es un anuncio de Dios porque él dice, “todas las almas son mías”.

El cuerpo no está diseñado para la fornicación, para la homosexualidad, para el lesbianismo, para ratificar el ego del hombre, el cuerpo es del Señor.

Hay quienes se oponen a esto y buscan por todos los medios contradecir a Dios, hasta cambiar su modo de vivir.

El problema del hombre obedece a que permanentemente el hombre se ha equivocado de espejo porque en el que comúnmente se ve, de pronto se ve hermoso y presenta una fachada que para él es satisfactoria ignorando el diagnóstico de Dios.

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Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite” Isaías 1:6.

Esta es la cruda realidad del hombre.

No hay cirujano que pueda curar esas heridas producto del pecado. El hombre no ve con los ojos carnales el efecto del pecado en su vida que día a día causa una degradación moral y espiritual.

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Dios no hace remiendos.

Definitivamente el diagnóstico divino es real, el hombre necesita un cambio extremo. Tenemos al cirujano divino, se llama Jesucristo.

El Espíritu Santo es tan respetuoso que te lo dice a ti solo y tú lo sientes, te revela lo que es porque no hay nada creado que esté oculto ante la presencia de Dios.

Dios no solamente conoce tu nombre, también conoce tu familia, de pronto creerás que un accidenten del destino, no, Dios tiene propósitos contigo.

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Solo cuando alguien se pone en las manos de Jesucristo siente un cambio glorioso en su vida.

Dios nos limpia, nos santifica, nos perdona, las cosas viejas pasaron. Jesucristo no necesita ni plástico, ni silicona basta con que usted se ponga en las manos de él, él no deja cicatrices.

Este cuerpo fue diseñado para ser morada de Dios, Dios quiere cambiar tu vida, hacer una operación especial en tu ser, basta con un toque de su Espíritu.

Por: Normando Calderón

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