El evangelio es el que cambia al hombre

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El evangelio es el que cambia al hombre

Iniciemos preguntándonos lo siguiente, que le puede preocupar más a usted ¿lo que puede hacer o lo que no puede hacer? Seguramente nuestra respuesta será; lo que no puede hacer. Hablaremos sobre el tema: «El evangelio es el que cambia al hombre».

Pero desde otra perspectiva lo más preocupante siempre será lo que nosotros podamos hacer.

Porque es algo que está en nuestras manos, mientras que aquello imposible que no podemos hacer, solo hay uno que puede lograrlo, y de ese ninguno de nosotros dudamos.

Entonces ese trabajo que tenemos en nuestras manos de ir por todo el mundo y predicar el mensaje de salvación.

Aunque se torne imposible, aunque no se note un avance y haya más perdición que salvación en este mundo.

Este trabajo radica en la parte que usted y yo no podemos hacer, radica en la parte que solo Jesús sabe hacer.

Si hay más ruina que bendición, más maldad que buenas obras, no es porque el diablo tenga más poder que nuestro Dios.

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Es que este Dios tiene la capacidad de respetar las decisiones de los seres humanos, aquí a nadie se le obliga seguir y servir a Jesús, ni se le obliga dejar la fiesta por el servicio.

Lo que Dios quiere es que el ser humano entienda es que, mientras el mundo se ve sumergido en malas noticias.

Hay un evangelio que camina por todas partes anunciando las noticias de su amor, las buenas nuevas de salvación, la palabra de Jesucristo.

Por eso, se nos deja claro a la iglesia; ir por todo el mundo y llevar el evangelio.

Pero para aquellos que nos escuchan el mensaje es que el crea y sea bautizado, ese será salvo, pero el que no, será condenado.

Así que Dios no obliga a nadie a tomar decisiones, solo estipula labores y cada quien decide qué hacer luego de escuchar lo que la iglesia pregona.

Está en sus manos decidir si es salvo o si se condena por su cuenta misma.

Tenemos una idea errónea de que por el hecho de que nuestro Señor es todo poderoso, Dios va a hacerlo todo.

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El hecho de que hayamos creído y escogido seguir caminando en el camino angosto es muestra de que tenemos la capacidad de decidir en este mundo.

El hombre tiene un papel más que fundamental en esta tierra, él ha sido dejado en este mundo para tomar decisiones, sea para bien o para mal y todo eso Dios lo respeta.

Así que el hecho de que Dios tenga poder, no quiere decir, que todos vamos a estar arrodillados en un altar proclamado su grandeza.

Él es todo poderoso, pero la decisión es tuya, tú haz lo posible, que de lo imposible se encarga él.

¿Se ha preguntado alguna vez acerca del papel que tiene usted en este mundo? ¿Qué es lo que le corresponde hacer?

Si el evangelio es un mensaje que Dios ha dejado para que el hombre cambie de vida y Dios así mismo dice, que prediquemos y el que crea, se salve.

Nuestro papel no es quedarnos con los brazos cruzados, además de creer, también trabajamos para que otros crean.

La persona que ha decidido y decida seguir este evangelio debe demostrarlo, porque el evangelio no se sigue a escondidas.

Este evangelio es poder de Dios para salvación, el evangelio es lo que cambia la vida del hombre, por eso, jamás puede llevarse a escondidas.

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Mucha gente quiere que Dios lo ayude, que Dios obre, pero Dios es claro cuando dice, que es el que cree y se bautiza es el que es salvo.

Algo debemos de tener muy claro, y es que hay mucha gente indiferente y grotesca con este evangelio.

Pero hay quienes también están esperando esta palabra de vida, hay quienes necesitan escuchar este precioso mensaje de salvación, este pilar de vida, para que la mano del Señor transforme sus corazones.

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No caigamos en el estado equivocado de predicar un evangelio de solo milagros.

No dejemos nunca de lado que aquí se trata de arrepentimiento y que luego de eso es que llegan los favores de nuestro Señor.

Porque es que cuando hablamos de milagros muchos escuchan y dicen creer, pero cuando de arrepentimiento se trata, son pocos los que reconocen y aceptan sus pecados.

La Biblia no nos dice, que hay gozo en los cielos cuando suceden milagros, nos dice, que hay gozo en los cielos cuando un pecador se arrepiente.

Iglesia, nuestro gozo no depende de milagros, nuestro gozo es eterno e inamovible, nuestro gozo es esta salvación tan grande que Jesús nos ha dejado.

Pueden existir religiones habidas y por haber, pero no hay nada más precioso que conocer el evangelio de Jesús, eso es lo que nos llena el alma y nos mantienen constantes en la fe.

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El evangelio es el que cambia al hombre.

Es fácil que a quien le suceda un milagro siga con su vida de perdición y sin reconocer a Jesús.

Pero todo aquel que ha sido tocado por esta noticia de salvación cambia y jamás vuelve a ser igual, porque este evangelio es poder para cambiar y restaurar.

Y para esto necesitamos hombres y mujeres que sean capaces de asumir este reto, de tomar la bandera y decirle al Señor: ¡estamos dispuestos aquí estamos para escribir y ser parte de esta historia!

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Esta noticia de salvación debe seguir vigente y proclamándose en todo tiempo, que si a algunos ya sus fuerzas se agotan, otros estén levantándose para seguir con esa labor.

No nos escondamos, somos nosotros quienes tenemos la verdad viva, quienes podemos hacer grandes cosas con el evangelio de este Dios de lo imposible, no es nadie más.

Ya es tiempo, es ahora, se cierran historias, pero se abren otras, haz lo posible, predica, habla, proclama, lleva este gran mensaje a donde puedas.

¿Qué no puede hacer Dios contigo? ¡No pares!, que el trabajo difícil, el trabajo que no toca, el trabajo imposible, lo hace nuestro Dios que no tiene límites y nada lo detiene.

En tus manos está lo posible en las suyas, lo imposible.

Por: Rudecindo Garcés

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