El pecado siempre trae consecuencias

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El pecado siempre trae consecuencias

Vivimos en un mundo donde todo se compra y todo se vende, hoy por hoy el comercio ha escalado de tal manera, que por donde andemos siempre encontraremos personas que tiene algo para ofrecernos. Hablaremos sobre el tema: «El pecado siempre trae consecuencias».

Reflexionando e investigado notamos que cada persona al realizar una inversión, no la hace para perder, todo el que invierte espera recibir en un momento dado una ganancia.

La palabra de Dios nos muestra lo siguiente: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” Mateo 13:44.

En el verso anterior la palabra de Dios nos enseña que debemos planificar muy bien lo que vamos a hacer.

¿Qué motiva a aquel hombre a vender el campo?, precisamente lo que encontró en él, encontró un tesoro, es decir, hace una inversión porque de alguna manera va ganando.

“Nadie invierte para perder”

Nosotros en nuestra vida cristiana debemos aprender a planificar muy bien las cosas, especialmente en el momento donde debemos tomar decisiones.

Como nos hace referencia la palabra de Dios: “Porque ¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?” Lucas 14:28.

Con la referencia que nos hace el texto anterior, notamos, que si no planificamos no debemos decidir hacer el proyecto que tenemos en mente.

Porque si lo hacemos seguramente quedará en vergüenza y se burlarán de él.

Entonces podemos notar, que en cosas tan sencillas, Dios nos enseña que debemos pensar antes de actuar.

“Planifica bien las cosas, en el momento de tomar decisiones”

Hay momentos en los cuales tomamos decisiones a la ligera, decisiones erradas o por impulso, no pensamos en las consecuencias de nuestros actos.

En nuestro andar podemos notar, que hay una multinacional del mismo enemigo, donde sus mercaderes son las cortes infernales y nos están ofreciendo el pecado como un producto necesario en nuestras vidas.

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Lo triste y lamentable de esta situación es que son muchas personas las cuales están accediendo a ese producto.

Incluso personas que se encuentran dentro del pueblo de Dios que se dejan envolver y dan acceso al pecado.

El diablo siempre va a tener algo que ofrecernos y lo único que nos puede ofrecer es el pecado.

Hay muchas personas las cuales han decidido aceptar las ofertas del enemigo y van en camino de perdición.

Pero nuestro Dios en su grande misericordia a intervenido y les ha estorbado el paso.

En nuestra vida hay cosas de tanto valor que no pueden ser negociadas, que no pueden ser transferidas.

Puede ser que no tengamos una casa de cien o cincuenta millones, que no tengamos un carro, una moto o algo en qué transportarnos.

Pero de algo debemos estar seguros y es que Dios ha depositado en vasijas de barro las inescrutables riquezas de su gloria.

“Tenemos en nuestras vidas cosas de tanto valor que no pueden ser negociadas”

Que nos guarde el Señor de negociar lo que el ha depositado en nuestras vidas.

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Lo que el Señor Jesús le ha entregado a su iglesia no es algo pequeño, lo que él le ha entregado a su iglesia es algo exageradamente grande.

La doctrina que tenemos no la conseguimos en cualquier lugar de ventas, es algo que viene del cielo y el mismo Señor Jesucristo no las entregó.

Debemos sentirnos honrados de ser lo que somos el día de hoy y de haber recibido lo que hoy tenemos de Dios.

Nada de este mundo se puede comparar con la grandeza de nuestro de Dios, él es la razón de ser de todo lo que existe.

¿Cómo no amar a nuestro Dios?, Hay razones de mucho peso para amarlo a él.

Debemos tener claro cuánto vale Jesús para nosotros, qué representa el Señor en nuestras vidas porque para muchos en el mundo, Jesús no es nadie y lo menosprecian.

Olvidando que la palabra de Dios nos dice, que él es la razón de ser de todo lo que existe ya que fue creado por él. En él está la vida y fuera de él no hay absolutamente nada.

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Hay muchas personas que han negociado a Jesús por un rato de placer, lo han negociado por un trabajo, lo han negociado por un carro y lo cambian por cosas vanas.

No solo los seres humanos sentimos dolor, también hay cosas que al Señor le entristecen, hay actitudes nuestras que le producen dolor, como las mencionadas anteriormente.

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Hoy podemos levantar una voz de protesta en contra del enemigo y decir: ¡Jesús no es negociable!

Judas inició con poco, sustrayendo de la bolsa; porque siempre se inicia con poco y el pecado no tiene otro fin, que la desgracia.

“El pecado siempre te llevará más allá de donde tu pretendes llegar”

La ambición de aquel hombre lo llevó a no valorar y no amar a Dios, porque si lo hubiera amado, no lo cambiaría y no lo hubiera negociado.

Él mismo se ofreció y negoció a Jesús, tal vez, pensando que hacía el gran negocio de su vida.

Pero al cerrar el negocio, Judas, no contó con que internamente su alma y su conciencia le protestarían.

Porque la conciencia actúa de acuerdo a tus hechos, sea a favor o en contra según lo que hagamos.

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Es por eso, que cuando alguien toma la decisión de dejar al Señor, lo primero que se pronuncia es la conciencia, se siente solo, vacío y no tiene paz.

Cambia tu carro, tu casa, los zapatos si deseas, pero nunca olvides y siempre ten presente en tu corazón que ¡Jesús no es negociable!

Es necesario que le digamos a nuestro Dios y reconozcamos que lo amamos lo suficiente, que no estamos dispuesto a negociarlo o a cambiarlo por nada de este mundo.

Por: Jimmyson Ordóñez

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