La salvación no se compra con dinero

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La salvación no se compra con dinero

Esto que hemos recibido de parte de Dios, es muy valioso y no tiene precio, no hay nada con que compararlo, por eso la importancia de este tema: «La salvación no se compra con dinero».

Hay cosas en la vida que son valiosas, que son de suma importancia, cosas que tenemos a nivel personal.

Pero podemos decir con certeza y seguridad, que a nivel espiritual lo más importante es nuestra salvación.

A Dios le plació escogerte para que seas salvo, no para ser ministro, cantante, músico, colaborador o cualquier otro cargo en la iglesia.

Cada una de estas son añadidura, antes de ocupar cualquier cargo debemos ser salvos.

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En el transcurso de los tiempos vivimos con ideas futuristas sobre lo que queremos hacer con nuestro trabajo, qué hacer con nuestra vida, qué queremos estudiar, qué hacer con las cosas que tenemos y pensamos en hacer.

Pero también debemos considerar hacernos propósitos espirituales y nada de esto podemos descartar, porque es muy importante.

La casa, los hijos, los estudios, el trabajo, nuestra vida, son importantes y muchas más actividades y roles que diariamente debemos hacer, desempeñar perfeccionarnos.

Entendamos que aun más importante que todo esto, es la presencia de Dios en nuestras vidas y la salvación.

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Es importante que no pierdas lo que ya tienes, que no descuides el tesoro más grande que hemos recibido.

No podemos descuidar la salvación, esto es de sumo valor para cada uno de nosotros, hay quienes parece que no valoran lo que han recibido de Jesucristo.

Pero fue algo comprado a precio de sangre y dolor, su vida fue puesta para salvar la nuestra.

La salvación no se compra con dinero, fue dada por gracia y debemos valorarla más que cualquier otra cosa en el mundo, por eso, la invitación es a que no pierdas lo que ya tienes.

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La Biblia menciona a Esaú, un hombre que vendió su primogenitura, él era un hombre que tenía un hermano llamado Jacob, eran hijos de Isaac.

Un día Jacob llegó a su casa cansado, tenía hambre y su hermano hizo unas lentejas, la historia ya la conocemos.

Esaú decidió por un plato de lentejas vender su primogenitura, este hombre no apareció ese privilegio que tenía.

Esaú tuvo en poco en la bendición que Dios le había regalado, perdió lo que tenía por algo que en comparación no tenía valor.

Aparentemente no pasó nada y no hubo ningún cambio, pero llegó el día en que el padre de éstos le iba a dar la bendición a su primogénito, pero Jacob reclamaba lo que era de él.

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La salvación no se compra con dinero.

Jacob se vistió con las ropas de Esaú y engañó a su padre, porque éste ya no veía y era que Jacob tenía muchas ganas de recibir la bendición de su padre, él haría cualquier cosa por obtenerla.

Isaac le dijo: «Dios, pues, te dé del rocío del cielo, Y de las grosuras de la tierra, Y abundancia de trigo y de mosto. Sírvante pueblos, y naciones se inclinen a ti; sé señor de tus hermanos, y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.

Malditos los que te maldijeren, y benditos los que te bendijeren” Génesis 27: 28-29.

Cuando llegó Esaú a buscar lo que era de él, Isaac le mencionó que ya él lo había bendecido, y entendieron que Jacob había llegado y se había llevado lo que aparentemente no le pertenecía.

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La Biblia cuenta que ante esto Esaú no tuvo más que llorar, porque su padre ya no tenía más bendición para darle.

Por eso, debemos retener lo que tenemos, debemos atesorarlo y guardarlo, para que no llegue el día y así como a Esaú llores por perder algo tan valioso.

Recuerda, no pierdas lo que ya tienes.

El diablo siempre está buscando cómo robarnos la salvación, pero vamos a luchar y vamos a vencer y ese tesoro valioso no lo vamos a perder.

Pastor: Jailson Navarro

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