Somos salvos por gracia

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Somos salvos por gracia

Tenemos una proliferación de doctrinas de toda clase; por todas partes las ciudades están llenas de iglesias y esto genera una tremenda confusión en Colombia y en todo el mundo. Hablaremos del tema: «Somos salvos por gracia».

Cada día hay proliferación de doctrinas, todos dicen tener la verdad y hemos escuchado casos de personas que no saben a dónde ir, ni en qué creer.

Qué bueno es que quienes conocen la verdad, estén seguros de ella, para que nada ni nadie los haga alejarse.

La verdad no está en una iglesia, en una denominación o en un nombre, la verdad está en Cristo y la iglesia verdadera es columna y baluarte de la verdad.

Lo más importante es la vida cristiana, sin importar los cargos; cada uno debe perseverar en Cristo y cuidar de su vida cristiana.

El Señor Jesús mismo, estuvo interesado en que tengamos claro quién es él.

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En una ocasión Jesús preguntó a los apóstoles ¿Quién dice la gente que es el hijo del hombre?

Y ellos respondieron: algunos dicen que puede ser el profeta Elías o Jeremías o cualquiera de los Profetas, y que ha resucitado.

Entonces él les preguntó nuevamente: ustedes ¿Quién dicen que soy yo?

Ahí notamos la insistencia del Señor Jesús en que sus seguidores supieran y tuvieran muy claro quién era él.

En respuesta a su pregunta, el apóstol Pedro iluminado por el Espíritu Santo respondió: tú eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.

Él sabía quién era Jesús, Pedro estaba claro en la verdad.

Principios que debemos conocer y en los cuales debemos permanecer:

Una de las cosas a las que nos hemos acostumbrado y que no es malo practicarlo, pero no está bien que solamente busquemos esto, es la parte emocional.

Estar emocionado y gozosos no es nada malo, pero si sólo buscamos esto, estaríamos muy incompletos; hay que buscar algo superior a la emoción, hay que buscar el conocimiento.

“Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” Oseas 4:6.

Debemos tener cuidado con algo que anda muy de moda y son los profetas, hay personas que viven buscando palabras proféticas y se pierden de la verdad por oír cosas vanas.

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Muchos se hacen llamar profetas y esto es un error, porque la Biblia dice claramente, que todos los profetas fueron hasta Juan el bautista.

Ahora en la iglesia actúa el don de profecía, que es algo totalmente diferente. Nadie se debe llamar así mismo profeta.

Anteriormente había profetas titulares (mayores y menores) porque no estaba la Biblia que es nuestro manual, así que el Señor inspiraba a estos hombres para que transmitieran un mensaje.

Hoy nuestro manual, nuestra palabra profética y todo lo que necesitamos ya está escrito en las sagradas escrituras, en esta palabra están todos los principios, todo el conocimiento.

Tengamos en cuenta, que los profetas sí daban mensajes del futuro, pero mayormente llamaban a el pueblo de Dios al arrepentimiento, a la justicia, a la paz, a la fidelidad y al servicio.

Ahora mismo la proliferación de doctrinas erradas lleva mucho a las personas al emocionalismo.

Hay personas que van de iglesia en iglesia buscando prosperidad y bendición, pero lo que debemos procurar buscar y entender es el evangelio, para caminar en santidad.

“Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” Efesios 2:20.

El Señor Jesús al volver a la tierra quería también instaurar principios, porque todo se había vuelto costumbre.

La palabra principio significa fundamento y origen de las cosas; no son nuestros principios, sino los principios de Dios, estos son los nos llevarán a su reino.

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Cuando vamos a pensar en nuestra vida espiritual el apóstol Pablo dice la fórmula: cada uno debe examinarse y mirar cómo está delante de Dios, porque cada cual recibirá su aprobación de parte de Dios, pero nunca gloríese con respecto a otro sino, con respecto a si mismo.

Esto quiere decir, que debemos examinar nuestra vida, mirar qué debemos mejorar y pedirle al Señor Jesús, que sea él quien nos ayude a ser mejores.

El error está en compararnos, en criticar o juzgar la vida y el comportamiento de los demás, haciéndonos ver superiores a nosotros mismos.

Tenemos el peligro de volvernos religiosos, tenemos el peligro de simplemente ser personas de cultos o servicios, que solamente van a cantar coro y aclaramos, no está mal hacer esto, el problema es quedarse simplemente ahí.

Lo importante es una vida diferente, lo importante es ser nuevo en Cristo todos los días y seguir lo que su palabra nos enseña.

Debemos mirar cómo está nuestra vida, cómo nos comportamos en nuestra casa, con nuestros hijos o con nuestros padres.

Cómo somos en el trabajo, en la escuela, eso es lo verdaderamente importante, ser verdaderos.

Dios nos guarde caer en la religiosidad, seríamos unos hipócritas; no debemos honrar sólo de labios, nuestro corazón debe estar muy cerca de Jesús.

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Somos salvos por gracia.

Algunos piensan que la doctrina solamente es que Jesucristo es Dios, esa es la principal verdad en la que creemos.

Pero debemos también tener principios que van acorde a todo lo que Jesús nos ha enseñado.

Muchas personas caen en el engaño ideológico doctrinal y debemos tener mucho cuidado de esto.

La proliferación de doctrinas ha hecho que quienes no están verdaderamente agarrado de Dios y conocen su verdad, se desvíen.

No podemos perder nuestros principios nada nos puede desviar de la verdad.

El hombre que permanece en humildad, nunca piensa que es mejor que otro, nunca busca separar o dividir.

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Eso fue lo que dijo Jesús que aprendiéramos de él, que era manso y humilde de corazón. Nadie es grande sólo Jesucristo.

Hay personas que buscan dividirse y crear sus propias iglesias y no tienen en cuenta que la primera doctrina que rompen es la de la comunión de los santos.

No puede haber iglesia sin comunión, sin esa amistad, sin ese cariño, sin ese afecto fraternal que se debe tener.

También se quebranta el principio de unidad del espíritu y el de autoridad, una persona que se divide, es porque no quiere estar sujeto a normas ni a nada.

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Somos salvos por gracia.

Cuidémonos y pidámosle a Dios que siempre él sea nuestra guía, que la proliferación de doctrina no nos haga tambalear.

Que él sea nuestro centro y que permanezcamos siempre en la verdad; debemos estar seguro de lo que creemos y en quién creemos.

No nos salvan títulos o nombres, somos salvos por gracia.

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Cuídate hermano de dejarte engañar por personas divisoras, escondámonos en Cristo para que nada nos pueda arrebatar de él.

“Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio” Tito 3:11.

Debemos tener en cuenta que siempre vamos a encontrar personas que van a buscan dividir, que critican, que no están de acuerdo y se revelan.

Pero nosotros mantengamos firmes nuestra fe, en nuestros principios, obedeciendo a Dios, sabiendo que sólo en el tenemos el camino verdadero.

Pastor: Plutarco Torres

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