Predicar la palabra a tiempo y fuera de tiempo

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Predicar la palabra a tiempo y fuera de tiempo

Recordemos por un momento cuál fue el primer sermón de Jesús, con el cual inauguró su ministerio. Hablaremos sobre el tema: «Predicar la palabra a tiempo y fuera de tiempo».

La Biblia nos dice, que el Señor tenía 30 años cuando comenzó su dirección.

También menciona la escritura, que él estaba en Nazaret donde se había criado y alguien llega y le comenta que Juan el bautista estaba en la cárcel.

Por esta noticia Jesús volvió a Galilea y dejando Nazaret habitó en Capernaum, entre las regiones de Zabulón y de Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por el profeta Isaías.

“El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos” Isaías 9:2.

Desde entonces Jesús apareció en el escenario y dijo: “…Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” Mateo 4:17.

Es decir, Jesús inicia su ministerio con un mensaje directo, invitando a los hombres a que se arrepientan.

Quien nos envía a predicar arrepentimiento, fue quien predicó sobre esto y es el Señor Jesús. Ese fue su primer sermón.

Su último sermón, antes de ascender a los cielos, es lo que conocemos como la gran comisión.

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Jesús a sus discípulos por más de tres años les enseñó que él padecería y al tercer día se levantaría de entre los muertos.

A pesar de ser la enseñanza más repetida de Jesús a los discípulos, la Biblia nos dice, que el al resucitar, ningún discípulo le estaba esperando fuera del sepulcro; parece que a estos se les había olvidado lo que Jesús tanto les había repetido.

Nosotros los seres humanos, tendemos a olvidar las cosas y no solo a eso, también tendemos a ser incrédulos.

La Biblia indica, que Jesús se les apareció a los discípulos y los encontró sentados a la mesa y les reprochó su incredulidad.

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La palabra reproche significa, echar en cara lo que se cree que no se ha hecho bien, algunos sinónimos de ésta son: recriminar, reprender.

Eso fue lo que Jesús hizo, les reprochó su incredulidad, esto quiere decir, que estar sentados sin hacer nada por la obra de Dios, sin anunciar su resurrección, sin anunciar sus obras, es sinónimo de incredulidad y dureza de corazón.

Vemos que muchos creyentes están sentados en sus compromisos, están sentados en sus labores, trabajos, negocios, estudios.

Nunca tienen tiempo para anunciar la obra de Dios; muchos se excusan en no tener tiempo y permanecen solo sentados.

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Hay quienes han encerrado el evangelismo en un comité, y expresan que no es su cargo evangelizar.

Pero recordemos que esta tarea nos fue dejada a todos, es un deber como cristianos anunciar las buenas nuevas de salvación, anunciar la demostración as grande para la humanidad.

Hacer parte de la gran comisión no es si tú y yo queremos, no; hacemos parte de esta comisión y tenemos una orden directa de parte de Dios.

“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” Marcos 16:15. El Señor quiere que prediquemos su evangelio.

La gran comisión es presentada en las cuatro versiones evangélicas, es decir, Mateo, Marcos, Lucas y Juan la presenta.

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“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” Mateo 28:19.

Mateo, no quiere que la gran comisión sea solo una publicación o un informe, Mateo, quiere que nos salgamos de la multitud y nos sentemos a hacer discípulos.

“Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” Mateo 28:20.

Para enseñar hay que tener calidad de vida, para hablar de altura y experiencia en Dios, debemos haber experimentado esto y luego si, enseñarlo.

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Se enseña más con lo que se hace, que con lo que se dice.

Jesús hacía y enseñaba, y él es el referente de esta gran comisión, a la que tú y yo pertenecemos. La gran comisión no es una moda que pasa, no, ella está vigente.

Esta generación debe seguir proclamando la salvación, el tiempo es corto y debemos estar más activos que nunca, no te enfoques solo en las cosas de este mundo, recuerda que primero es lo de arriba.

La gran comisión sigue vigente y tú haces parte de ella.

Por: Jhon Sobrino

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