Preocúpate cuando no sientas a Dios

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Preocúpate cuando no sientas a Dios

No es una frase de cajón, es una oración, una súplica, es la clase de petición que surge de un corazón que está acostumbrado a sentir el toque suave de la presencia de Dios. Hablaremos sobre: «Preocúpate cuando no sientas a Dios».

Y que en algún momento de su existencia, él o ella advierten que se están sucediendo en su vida una serie de hechos.

Que si bien es cierto están formando su carácter, su temperamentos, su vida y que le están marcando un sendero a esa misma vida.

Sin embargo, esos hechos que le están aconteciendo lo están alejando de lo que él está acostumbrado a sentir.

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Entonces surge el clamor, la petición de un corazón desesperado.

Uno se tira y le dice: ¡Señor, Jesús ¿Qué pasa? Tócame!

Y eso no quiere decir, que Dios no lo haya tocado, es que él está acostumbrado a sentir, entonces cuando ya no siente nada, piensa que ya Dios se olvidó.

Cuando uno no siente a Dios se desespera y dice ¡Jesús, tócame!, lo que el creyente está diciendo con esto, es que quiere volver a sentir eso que antes sentía.

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Es que él quiere volver a tener ese fuego, que lo mueve, que lo transforma, que lo hace sentir que es del cielo aunque estamos en la tierra, porque tenemos una ciudadanía celestial.

Por eso es que uno se preocupa y se desespera porque la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas tiene unas características imborrables.

Cuando uno tiene la presencia de Dios metida en el alma, uno se mueve por lo que está escrito en la palabra de Dios.

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Por momentos uno flaquea en las fuerzas pero el Señor Jesucristo da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

Cuando alguien está lleno del Espíritu Santo eso se nota, le dice a los presos fuera de esta cárcel, hay libertad y de verdad se opera la libertad.

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Preocúpate cuando no sientas a Dios.

Cuando alguien está lleno del Espíritu Santo, la llenura del Espíritu Santo en medio del pueblo de Dios propicia vida y vida en abundancia.

Si nos llenamos del Espíritu Santo y decimos que hay salud, los enfermos el nombre de Jesús se sanan.

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De pronto, no eres la clase de cantante reconocido pero tu voz es conocida en el reino, Dios te conoce el timbre de voz.

Nos abraza su potencia y las noches se nos hacen corta en la presencia de Dios.

Cuando a un pentecostal se le hace corta la noche, fue tocado otra vez.

Por: Jorge Elías Simanca

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