Que tu visión espiritual traspase barreras

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Que tu visión espiritual traspase barreras

En esta ocasión hablaremos de transmitir valores y muy especialmente de lo que conlleva a la salvación de nuestros hijos. Hablaremos del tema: «Que tu visión espiritual traspase barreras».

En la mayoría de familias, el hogar reposa sobre dos pilares:

  • Papá y mamá

Que bendición es cuando cada uno de estos pilares cumple su función; hay quienes se crían con su padre solamente, otros con la abuela.

Y en la mayoría de los casos con las madres solamente, bíblicamente Dios estableció a la pareja para esta tarea.

Hablaremos del rol y de la importancia que como madres cristianas tenemos, y es saber transmitir a nuestros hijos el valor de la fe cristiana.

Como madres debemos cumplir con esas tareas normales que conocemos.

Pero es de gran importancia entender que cumplimos un papel importante para llenar los campos espirituales que se van dando en nuestros hijos.

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Aunque nosotras podemos humanamente hacer, una clave indispensable es Cristo, él debe ser nuestra guía en esta tarea de transmitir valores a nuestros hijos.

Ser madre es una tarea que requiere dedicación y una responsabilidad demasiado grande y solo con la ayuda de Dios podemos salir adelante cumpliendo con nuestro objetivo.

Transmitir la fe cristiana a nuestros hijos, es más que un traspaso de valores; como madres nos esforzamos por transmitir valores como:

  • Respeto
  • Honestidad
  • Solidaridad
  • Amor

Pero la salvación es mas que transmitir valores, la fe y la salvación que debemos enseñar a nuestros hijos, es más que principios.

Claramente esos principios son muy importantes, pero debemos pedirle a Dios que nuestra visión sea mucho mayor, que nuestra visión espiritual traspase barreras.

El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: hecha mano de la vida eterna, así que todo es importante pero la vida eterna es lo principal.

Dios siempre ha querido el bien para cada uno de sus hijos, y a cada uno de ellos les ha dado en el momento oportuno, la libertad para escoger.

Recordemos a Adán y Eva en el huerto Edén, Dios les mostró que había muchos árboles, les dijo que de todos podía comer.

Pero les explicó que de solo uno era prohibido comer y aun así les dejó la libertad de escoger si comerían o no.

Dios les permitió hacer muchas cosas en el marco de la obediencia, pero el hombre escogió lo malo.

Conocemos ya la historia, Adán y Eva comieron de ese fruto en busca del conocimiento, y el ser humano aun es así, nos gusta y siempre queremos saber más y conocer más.

Pero tengamos muy en cuenta que el conocimiento sin el dominio del Espíritu Santo en nuestra vida, no sirve.

Debemos tener un equilibro espiritual en nuestra vida, y eso va también en el desarrollo de la crianza y en transmitir valores cristianos a nuestros hijos.

El regalo más grande que Dios nos ha dado es la salvación, y es una gran responsabilidad transmitir valores que lleven a nuestros hijos a obtenerla.

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Se necesita que nuestra vida en verdad, sea el pleno conocimiento para llevarlos a los pies de Cristo.

El papel de los padres y agentes formadores va más allá de trasmitir valores, debemos profundizar y no quedarnos solo allí.

Nos preocupamos porque se eduquen nuestros hijos, que se superen y eso esta muy bien, es necesario y bueno que se capaciten y tengan un gran proyecto de vida.

Pero debemos trasmitirles, que dentro de ese proyecto de vida, lo mas importante es la salvación de sus almas.

Nuestro desafío con nuestros hijos es que echen mano de esa salvación.

Timoteo fue un joven instruido guiado por su madre y su abuela que eran mujeres llenas de la presencia de Dios.

Podemos notar que a Timoteo se le veía eso en su rostro, porque el apóstol pablo le dice:” trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” 2 Timoteo 1:5.

El gran problema de nosotros los padres es que muchas veces queremos que nuestros hijos sean iguales y que todos sean igual, es decir, un mundo homogéneo.

Pero a Dios le gusta la variedad, nos hizo a todos diferentes, nadie es totalmente igual a otro, hasta nuestras huellas digitales son únicas.

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Al ver en la Biblia la vida de Timoteo, podemos notar que él era un joven tímido, enfermizo, así que el apóstol tuvo que decirle muchas cosas, entre ellas:

“Te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti” 2 Timoteo 1:6.

Así como el apóstol vio y esperó ese proceso de Timoteo, confiando en que Dios haría la obra, así debemos ser con nuestros hijos, esperar el proceso que Dios hará.

Nuestra tarea es transmitir valores cristianos, en Timoteo había una fe no fingida que le habían transmitido su abuela y madre, esa es nuestra labor, transmitir esa fe, que nuestros hijos se apropien de la salvación.

Nosotros hemos visto maravillas de Dios y milagros, eso debemos mostrarlo a nuestros hijos.

Otra buena mujer que podemos ver como guía, es Jocabed, la madre de Moisés, tenía que esconder a su hijo, porque nació en medio de una matanza de varones.

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Por mucho tiempo lo escondió, llegó el momento en que lo tuvo que sacar, el niño salió de lo oculto al público.

Nosotros criamos a nuestros hijos desde casa, en lo oculto y en algún momento tendrán que salir de casa.

Al crecer Moisés mató a un egipcio y tuvo que huir, duró en el desierto mucho tiempo.

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Que tu visión espiritual traspase barreras.

Como humanos y como padres, nos desesperamos, somos impacientes, queremos ver la obra de Dios en nuestros hijos rápidamente, de manera inmediata, pero Dios no es así. Dios es paciente y el va perfeccionando en medio del proceso.

No sabemos que quiere hacer Dios, cuales son sus planes o pensamientos, pero lo que debemos tener claro es que sus planes siempre serán para bien.

Él siempre sabrá qué es lo mejor para nuestros hijos, debemos esperar en él.

Agar se aleja de su hijo para no verlo morir, nuestros hijos son nuestra responsabilidad, de nadie más, somos los encargados de transmitir valores, debemos hasta el final estar.

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La situación de nosotros en ocasiones puede ser como la de Agar, queremos huir y evadir el problema.

Pero confiemos en que es Dios quien hace la obra, que es Dios quien tiene el control, que nuestras oraciones por nuestros hijos han llegado a la presencia de Dios y él hará.

No debemos dejar las cosas en manos de Dios como excusa para no estar.

Por el contrario, debemos confiar en él, en su obra, sin dejar de ser apoyo, sin dejar de transmitir todos los días esa fe.

Por: Ligia de Méndez

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