Una desgracia familiar

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Una desgracia familiar

“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.” Salmos: 128, en esta ocasión hablaremos sobre: «Una desgracia familiar».

En la Biblia encontramos a dos hombres que eran familia, encontramos a un tío y un sobrino, Dios le había dicho a Abraham que saliera de su tierra y que él le daría un lugar deferente.

Vemos que Abraham obedeció a Dios y salió, emprendieron el camino el y su familia.

Pero no llegaron hasta donde debía, permanecieron en Harán, lugar donde años mas tarde el padre de Abraham murió.

Sin embargo, Dios cumpliría su propósito, “Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán” Génesis 12:4.

Un día hubo una problemática entre ellos, dice la Biblia, que la tierra donde estaban no era suficiente para que habitaran juntos.

Pues tenían muchas posiciones y hubo contienda entre los pastores del ganado de Abraham y los pastores del ganado de Lot.

Y los cananeos y ferezeos habitaban la tierra; Abraham le planteó a Lot una solución para evitar problemas entre ellos.

Le dijo que habitara la hacia la derecha del lugar donde estaban y el tomaría la izquierda o viceversa.

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“Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro” Génesis 13:11.

Lot miró una llanura y que toda ella era de riego, Lot escogió aparentemente el mejor lugar, el más provechoso.

Aquí empezamos a ver a dos hombres con dos miradas diferentes.

Cada ser humano tiene múltiples necesidades y son estas las que nos hacen surgir, superarnos, capacitarnos, trabajar y eso esta muy bien.

Tanto Abraham como Lot tenían una cotidianidad diaria, ambos eran pastores, sus ganados producían.

Y cualquiera que sabe de ganadería y del campo no escogería la parte que Abraham escogió.

“Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente” Génesis 13:14.

Vemos, que si hay dos hombres con dos miradas diferentes, porque mientras Lot miró a manera personal lo que le parecía bien, pero Abraham miró lo que Dios quería.

Dios interviene en nuestros deseos, él nos ha dado derecho de escoger, de hacer, pero mucho mejor es que el nos invite a alzar nuestros ojos.

Si cada uno de nosotros captamos lo que Dios quiere brindarnos, será lo mejor para nuestra vida.

Dios nos invita a mirar de una manera diferente, solo en el hay un reposar y un descaso de todos los afanes de vida.

La Biblia nos muestra como el mirar de Lot fue cerca de Sodoma y Gomorra, donde había hombres malos.

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“Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma. Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera.” Génesis 13:12-13.

Vemos dos hombres con dos miradas distintas, la mirada que tuvo Lot, lo llevó a habitar en Sodoma y Gomorra, y Abraham intercedía por la salvación de el ante Dios.

“Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos; y destruyó las ciudades, y toda aquella llanura, con todos los moradores de aquellas ciudades, y el fruto de la tierra” Génesis 19:24-25.

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La mirada que tuvo Lot, aislada de la dirección de Dios y solo a su parecer lo llevó a un final con una desgracia familiar, al salir de Sodoma y Gomorra, llegaron el y sus hijas a un lugar solo.

Allí sus hijas decidieron embriagarlo con vino y la hija mayor quiso acostarse con él para obtener descendencia, sin que él se diera cuenta.

Estas conductas las habían aprendido sus hijas del lugar de donde venían; Abraham por el contrario camino por la fe, actuó con obediencia a Dios, por la fe tuvo a su hijo Isaac.

Esa mirada diferente lo llevó a cosas diferente; cuando miramos y vamos hacia donde Dios nos invita obtenemos una bienaventuranza.

“Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.”

Dos hombres con dos miradas distintas, con familias distintas, notemos que los valores que inculcaba Lot a sus hijas fueron distintos a los que Abraham enseñaba a Isaac.

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Una desgracia familiar.

Como padres tenemos una gran responsabilidad y si nuestra mirada es direccionada a Dios incluso nuestra familia obtendrá la bendición.

El corazón tocado por Dios, se hace fértil, y toda palabra que Dios manda, germina con buenos propósitos, con buenas actitudes.

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Dios hoy nos habla a que pongamos la mirada en él, para que sea él quien nos invite a alzar nuestros ojos y nos lleve a lugares de bendición, no solo para nosotros, sino para nuestros hijos y familia.

Si él dirige todo, no tengamos miedo, no hay de qué preocuparnos, Dios tiene el control.

Por: Alcides Manotas

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