Cristo no nos ofrece una vida sin problemas

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Cristo no nos ofrece una vida sin problemas

Si existiera una fórmula, medicina, rápida, eficaz y garantizada que se llamará, «sal de la angustia en la que vives’’. Hablaremos sobre el tema: «Cristo no nos ofrece una vida sin problemas».

Creo que todo el mundo iría tras esa solución, no importante el costo, porque el ser humano que no tiene a Dios vive en busca de paz para su alma.

El hombre siempre ha luchado por llegar a un estado de vida donde lo tenga todo y no le haga falta nada y pueda ser feliz sin problemas.

Esto ha hecho que el ser humano esté luchando para proveer un futuro mejor.

Por esa razón, cuando una mujer y un hombre se unen en el santo estado del matrimonio, hacen unos proyectos y siempre con la mentalidad de lograr una estabilidad emocional y económica para sus hijos.

Cuando estos nacen, los padres se esfuerzan por llevar a los niños a las mejores instituciones educativas y así se preparen para que tengan una herramienta en su futuro y puedan salir adelante.

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El hombre vive en esa constante línea, se prepara a sí mismo y también a los suyos, para evitar momentos de tristeza y de mucho dolor, hasta el punto de que se ha creado la medicina preventiva.

También se han creado comités regionales, municipales, nacionales, mundiales, con el objetivo de prever cualquier catástrofe o situación adversa que se pueda dar en el momento menos esperado.

Si yo le preguntara ¿está usted preparado para recibir una calamidad? De pronto, su respuesta más probable será que no está preparado.

Cuando el Señor Jesús nos llamó, lo hizo con varios propósitos: la salvación.

Pero también, y lo hemos escuchado de parte de muchos predicadores, diciendo a los amigos: «entrégate y se te solucionarán todos tus problemas’’.

Pero en la palabra de Dios encontramos: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo’’ San Juan 16:33.

Aquí vemos, que los predicadores contradicen la palabra de Dios, de manera mi hermano, que donde usted se meta un día vamos a tener que enfrentar la realidad de la vida.

Estas realidades son el dolor, momentos de escases, tristeza, dolor, problemas laborales, familiares.

Cristo no nos ofrece una vida cristiana sin problemas y color de rosa, pero lo que sí nos promete es su compañía.

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Esto quiere decir que, si él está con nosotros, seremos vencedores no importando lo que estemos viviendo.

Somos seres tan frágiles que cualquier situación nos puede hacer tambalear, por eso, el único que nos puede brindar la protección se llama Jesús de Nazaret.

Así que siempre debemos estar tomados de la mano del Señor, porque no sabemos en qué momento nos llegará la dificultad.

En la Biblia encontramos a un personaje muy famoso y mencionado entre nosotros, el amigo de Dios, Abraham.

El Señor Jesús llama a este hombre de una tierra que era idólatra, y muchos pueden desconocer el origen de este hombre.

Como otros que lo conocen y se preguntarán por qué este hombre idólatra, pero al Señor no le interesó para él no fue barrera.

Y dice la palabra del Señor: ‘’ Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré’’.

«Haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra’’ Génesis 12:1-3.

Dios le dice a este hombre que salga de su tierra, y el Señor comenzó a bendecir la vida de Abraham.

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Pero de una forma maravillosa, era uno de los ganaderos de toda esa región, tenía muchos siervos.

Abraham era dueño de medio continente, toda una tierra hermosa de la cual él era el dueño.

Y eso le hacía tener una vida muy especial en la presencia de Dios, también tenía una esposa, con quien compartía las bendiciones del Señor.

Este hombre tenía muchos criados y bienes, gozaba de buena salud a pesar de sus años, sonreía este hombre.

Pero un día Dios que sabe hacer y conoce todas las cosas, él es sabio, a nadie pide consejo y todo lo que permite en nuestras vidas en con un hermoso propósito.

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Un día el Señor Jesús vio que en la vida de Abraham todo marchaba bien y que no tenía ninguna dificultad.

Entonces Dios le pidió a este hombre que le entregara su hijo, el amado, el único que tenía.

Hermano, no fue fácil, no sé si usted en algún momento leyendo este pasaje, se ha detenido a pensar lo trágico que fue esa noticia para Abraham, a pesar de que era un hombre de fe y muy creyente.

Pero Dios le dice: «Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré’’ Génesis 22:2.

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Hay que resaltar que en ese momento, Abraham ya tenía un hijo con la esclava, no porque Dios quiso.

Sino porque la esposa de este hombre, se precipitó y le dijo a este que se acostara y que ella le diera un hijo.

Entonces, Dios se le adelantó y le dijo: «tu único hijo, Isaac’’, para que este, no fue más astuto que el Señor y sacrificara al hijo de la esclava.

Yo pienso que después de ese momento, para Abraham las cosas tomaron otro color, aunque la Biblia no lo registra.

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Pero humanamente hablando si te quieren quitar algo que amas o te piden algo que amas, no te vas a sentir bien, sino angustiado.

Pero vemos, que el Señor le da la orden a este hombre y él no tiene vuelta atrás, sino solo obedecerle a Dios.

En ese acto de obediencia y aceptación de soberanía que obtuvo Abraham hacia el Señor, él lo bendijo aún más.

Así que mi hermano, no importa por lo que estés pasando o lo que Dios te esté pidiendo, entrégaselo, con él siempre vamos a ganar.

Por: Augusto Maestre

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