Cuídense de no olvidar a Dios

1612

Cuídense de no olvidar a Dios

En esta ocasión hablaremos sobre: «Cuídense de no olvidar a Dios», miremos esas recomendaciones que el siervo de Dios antes que el pueblo de Israel entrara a la tierra prometida les dio.

“Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios…” Deuteronomio 8:11.

Aunque era la nueva generación que entraría a la tierra prometida, Moisés no se cansaba de hablarles y contarles las experiencias que habían tenido con Dios, de todas esas maravillas que habían visto.

Delante de la muchedumbre recordó como Dios cuando tenían hambre, les dio alimento, cuando había sed, golpear una peña bastó.

En cualquier circunstancia aquel que los había sacado de la esclavitud, estaba atento y pendiente a cualquier necesidad que enfrentaran.

Por lo tanto, Moisés le da a esa nueva generación lista para entrar a la tierra prometida, una recomendación para no olvidar, les dice que se cuiden de no olvidar a Dios.

Parece que el ser humano siempre tiene a olvidar sus raíces y costumbres, y Moisés da esa recomendación para no olvidar.

También te puede interesar: Vivir sin Dios es la peor locura

Les insta a que cada hombre, cada mujer, cada niño, cada joven, no olvidaran de donde los sacó Dios.

Que no olvidaran quienes eran antes, su pobreza y esclavitud, que recordaran siempre que Dios les había sacado con su brazo fuerte y poderoso del imperio más poderoso, avergonzando a sus enemigos.

Faraón tuvo que reconocer que no había otro sino el Dios de Israel, el ejército quedó sepultado, el orgullo de faraón destruido y del otro lado un pueblo victorioso.

Quien había obrado a favor de ese pueblo era Dios, él había hecho lo imposible, no eran las fuerzas de ese pueblo, ni sus conocimientos en guerra, solo Dios pudo librarlos.

Moisés les da una recomendación para no olvidar, cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, les dice también:

“No suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen,

y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto” Deuteronomio 8: 12-14.

Síguenos en Facebook Generación Pentecostal

Cuídense de no olvidar a Dios.

Aunque la prosperidad, la buena vida, los negocios y todo lo que emprendieran les saliera bien, no debían olvidarse de Dios.

El olvidarse de lo que Dios ha hecho, mas las prosperidades, conllevan al hombre al orgullo.

Esto es una recomendación para no olvidar; y parece que Moisés no habla tanto del olvido en la mente, porque los ritos y cultos podían seguir siempre.

Recordemos que en una ocasión Dios dijo: “Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí” Mateo 15:8.

Vea también: La gente cautiva no tiene razones para alabar

Aunque había sacrificios y aunque todo se estaba haciendo bajo lo establecido, sin embargo, Dios estaba viendo el corazón de quienes daban ofrendas.

Por lo tanto, el olvidarse no implicaba dejar de hacer cosas, el olvidarse tiene que ver con las razones y motivos con que se hacen las cosas.

Hoy podemos preguntarnos si hay orgullo en nuestros corazones o si hemos olvidado oír la voz de Dios.

SUSCRÍBETE

Únete a más de 5.000 personas que ya reciben contenidos exclusivos.
Sólo ingresa tu correo electrónico en el campo de abajo y espera el correo de confirmación.

[wysija_form id=»1″]

Cuídense de no olvidar a Dios.

Sería lamentable que Dios nos hablara y no identificáramos su voz.

Hoy somos nosotros el pueblo del Señor, somos su iglesia y no debemos olvidarnos de oírle.

Una recomendación para no olvidar es guardar no solo en la mente, sino en el corazón, su palabra.

Recordemos que de donde nos ha sacado, recordemos que nos ha dado su Espíritu, él nos ha llenado y saciado de la roca que es él mismo.

También puedes leer: Características de la iglesia primitiva

Hoy no es en maná que cayó del cielo, sino el pan de vida para nuestras vidas.

Recordemos que no es nuestro poder, ni nuestra fuerza, el poder y la fuerza de esta iglesia reposan en Jesús, él es todo.

Él es quien nos da poder, victoria, nos sana, nos salva, no es nadie más, es el único.

De él es la gloria, así que una recomendación para no olvidar es reconocerlo como todo en todo.

Por: Benjamín Solorzano

Artículo anteriorUna desgracia familiar
Artículo siguienteSea capaz de creerle a Dios