Sea capaz de creerle a Dios

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Sea capaz de creerle a Dios

El tema que abordaremos es: «Sea capaz de creerle a Dios». “…Bienaventurados los que no vieron, y creyeron» Juan 20:29.

Es tiempo de mostrar lo que somos, Dios está a las puertas, está cerca el levantamiento y se necesita gente que pueda fluir en la fe, se necesita avivamiento en la fe.

Han pasado ya muchos siglos.

  • El siglo I

Fue considerado el siglo de la revelación, de la inspiración. Los principios con los cuales se regiría esta iglesia, se dieron en ese siglo.

El Espíritu Santo que empezó esta obra, inspiró a hombres para que marcaran los principios de esta iglesia.

  • Del siglo II al siglo VI

Fueron conocidos como los siglos de los padres apostólicos, en estos siglos la doctrina se defendió ardientemente.

Muchos de estos apologetas, dieron su vida por defender lo que hoy creemos y sabemos.

  • Del siglo VI al siglo XV

Aparece en el ámbito normal la teología medieval, fueron famosos por la tradición por encima de la doctrina.

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  • El siglo XVI

Fue el siglo de las reformas, aparecieron hombres como Lutero, aparecen los movimientos anglicanos y muchos más.

  • El siglo XVII

Fue el siglo donde aparecieron los movimientos puritanos, aparecen movimientos bautistas y metodistas.

  • El siglo XVIII

En este siglo aparece la teología del liberalismo, el siglo de la aplicación de los métodos escriturales, para una mejor comprensión.

  • El siglo XIX

Fue el siglo de las dispensaciones, las proyecciones escatológicas de las teologías sistemáticas.

  • El siglo XX

Fue el siglo del espíritu, movimientos que nacieron en medio de avivamientos especiales, estos se esparcieron a lo largo y ancho de todo el mundo, hasta llegar a Colombia.

Fuimos alcanzados por un movimiento del Espíritu.

Hoy estamos en pie, y hemos conocido esta palabra y nos ha sido revelado el nombre de Dios y todo con un propósito.

A finales del siglo XX, aparecen los movimientos de las mega iglesias, aparecen los movimientos de la prosperidad y el optimismo.

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Pero el siglo XXI, es un siglo donde se necesita una iglesia que pueda fluir en avivamiento en la fe, que sea capaz de creerle a Dios, no creer en Dios, sino a Dios.

El que le cree a él, recibe sus promesas. Hace mucho tiempo Jesús preguntó: “…Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lucas 18:8.

Recordemos la duda de Tomás, porque una cosa es Cristo en su cuerpo de carne, cuando parte de Belén al calvario.

Muchos lo vieron, muchos lo tocaron, muchos querían estar donde él estaba.

Pero otra, es Cristo resucitado, un cuerpo sin ningún tipo de limitaciones y que se podía percibir.

La Biblia relata que estaban los discípulos a puerta cerrada reunidos, con angustia y desconcierto por la muerte de su maestro, era apenas normal sus sentimientos.

Pero Jesús resucitado se les aparece en medio de ellos y les dice: paz a vosotros”, en otras palabras, les dice que no estén tristes.

Los discípulos se encuentran a Tomás, y con ese gozo le dicen que han visto al maestro resucitado, pero la razón y la lógica se une para no creer.

Tomás no lo puede creer, y dice que, si no lo ve, no lo puede creer.

“Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré” Juan 20:25.

La lógica y la razón se unieron para decir que no era posible.

Hoy esa misma lógica y esa misma razón se unen para hacernos dudar y no creer, que el cáncer, que las enfermedades, no pueden ser sanadas, no pueden desaparecer.

Pero Dios dice todo lo contrario.

En la actualidad muchos científicos a través de la razón, intentan demostrar los milagros de Cristo, buscan con la lógica explicar.

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Pero nosotros sabemos que Jesucristo es real, sabemos y creemos y por eso, tenemos avivamiento en la fe. Jesús está interesado en que su iglesia sepa que él es real.

Ocho días después Jesús resucitado, espero que Tomás estuviera con los discípulos y:

“Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.” Juan 20:26-27.

Esta iglesia del siglo XXI no puede dudar de su Dios, no puede ser como Tomás, por el contrario, esta iglesia debe tener avivamiento en la fe.

“Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” Juan 20:29.

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Sea capaz de creerle a Dios.

Esto nos coloca en el campo de la fe, la fe no es optimismo positivo, no es nuestro fundamento; existen muchos movimientos que mandan a creer y tener fe, así nada más.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” Hebreos 11.

La fe sola no es la que mueve las montañas, la fe se direcciona, quien mueve las montañas es Dios.

Nuestra fe debe ser en Jesús, y si lo hacemos nada es imposible. “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios” Marcos 11:22.

Nada le queda grande a Dios, él es todo poderoso, él todo lo puede.

Todas las cosas por él subsisten, no podemos andar golpeados en la vida, sintámonos orgullosos del Dios que tenemos, el único y sabio Dios; continuemos con nuestro avivamiento en la fe.

La Biblia nos invita a liberar nuestra fe, a vivenciar la palabra, este es el tiempo para hacerlo.

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En la palabra de Dios encontramos personas con fe de corta duración, con fe que bajo cualquier circunstanciase viene abajo y con poca fe.

Pero también nos habla de fe de larga duración; Mateo, Marcos y Lucas relatan una escena sobre el mar embravecido y los discípulos temerosos.

  • En Marcos dice: ¿Cómo no tenéis fe?
  • En Mateo dice: ¿Por qué teméis?, hombre de poca fe.
  • En Lucas dice: ¿Dónde está vuestra fe?

Ese reproche viene por una razón sencilla, ese día Jesús había estado enseñándoles por mucho tiempo muchas cosas, entre ellas como fluir en fe.

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Sea capaz de creerle a Dios.

Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, así que Jesús esperaba que ellos tuviesen mucha fe en él, así como espera de nosotros.

Si sabemos quien es Jesús, si le conocemos, él espera de nosotros que le creamos, espera que vivamos con certeza y con un avivamiento en la fe.

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Aunque vengan los vientos y la tempestad a nuestras vidas, no debemos decaer, nuestra fe debe seguir intacta, sabiendo que aquel que calmó la tempestad hace muchos años lo sigue haciendo.

Su poder no acaba, el no tiene fin, hoy estamos en él y debemos creerle siempre.

Sin importar la situación, direccionemos la fe en él y veamos el milagro, veamos la respuesta, veámosle a él obrar por la fe.

Puedes recibir la sanidad, puedes ver su gloria mientras estés con avivamiento en la fe, Sea capaz de creerle a Dios.

Por: Bernardo Serna

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