El Espíritu Santo no es un lujo

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El Espíritu Santo no es un lujo

El Espíritu Santo da señal cuando hablamos en lenguas, eso está bien, pero Dios nos compromete, tenemos un deber que lo hacemos por agradecimiento: «Ser testigos de su poder’’. Hablaremos sobre el tema: «El Espíritu Santo no es un lujo».

El Espíritu Santo no es un lujo, no es una medalla para yo estar sentado.

Cuando se recibe, en nuestra vida espiritual se enciende un fuego que enseguida queremos salir a predicar.

El que recibe el Espíritu Santo queda transformado, uno no espera que lo estén llamando, uno mismo se ofrece, él es quien impulsa a que uno sea así.

El Espíritu Santo produce cambios notorios en la vida de quien le ha recibido y que ha tomado la decisión de no tenerlo como lujo sino ser testigo.

Vemos casos en nuestras congregaciones donde hermanos llenos de miedo no se atrevían a predicar.

Pero apenas fueron llenos del espíritu santo el miedo se perdió y empezaron a testificar del poder de Dios.

Para eso se recibe el Espíritu Santo, para tener libertad de expresar su palabra y convertirse en testigos de su poder.

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El Espíritu Santo llega a una persona y no evangeliza, no predica, no habla de las maravillas del Señor y solamente dice: ¡yo lo recibí! Tienes un compromiso: «testificar’’.

“Juan bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo para que me sean testigos de mi poder”.

Si quieres poder de Dios debes moverte, porque a la medida que te muevas Dios irá derramando más y más de su poder en tu vida.

El Espíritu Santo vino a nosotros para convertirnos en obreros de la obra del Señor, y esta obra tiene luchas espirituales que forman trincheras para atacarnos, pero el que tenga el Espíritu Santo está seguro.

Cuando decimos que El Espíritu Santo no se convierte en un lujo, significa que debemos trabajar para la obra de la salvación.

Hay que predicar lo que Cristo hizo y seguirá haciendo en nuestras vidas.

El Señor es el mismo de ayer, Él no tiene sobra de variación, y esto nos lleva a declarar que si Dios hizo maravillas también las hará con quienes estén dispuestos a testificar.

Un hombre lleno del Espíritu Santo no conoce cobardía, no sabe de miedo y si lo ha sentido, lo ha reprendido en el nombre de Jesús.

“Recibiréis poder y me seréis testigos”, abre la boca y Dios la llenará para que hables de los beneficios de tener a Jesús en la vida.

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No olvides que somos la boca del Señor en la tierra, y siendo así tenemos una gran responsabilidad, testificar los frutos o la obra del poder del Espíritu Santo en nuestra vida.

Frutos del Espíritu Santo

Recibir el poder de Dios trae todo un abanico de frutos que nos ayudaran a ser buenos testigos del Señor Jesús, estos son:

  • Gozo
  • Paz
  • Paciencia
  • Benignidad
  • Bondad
  • Fe
  • Mansedumbre
  • Templanza

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos’’.

‘’Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados’’.

«Se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos’’.

‘’Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen’’.

‘’Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo’’.

«Hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua’’.

«Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan?”.

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El que recibe el Espíritu Santo tiene que testificar, no solamente él vino para darle autoridad a los apóstoles, sino también a nosotros los cristianos de este tiempo.

Dios trabaja en nuestras vidas a través de muchas formas, una de ellas es a través del Espíritu Santo.

El Señor Jesús hace milagros y cosas grandes en nosotros para que testifiquemos, esto sirve de peldaño a muchas personas que no conocen a Jesús.

No podemos callar, debemos seguir expandiendo el poder de Dios por todo el mundo.

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Dios es león de la tribu de Judá y así son sus hijos a donde Dios los envía, los llena de ese poderío para bien de la raza humana.

Muévase para que vea obras maravillosas del Espíritu Santo a través de su vida.

“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”.

Dios nos ha llamado, nos ha dado autoridad, potestad, para predicar este glorioso evangelio.

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Querido lector, entre más prediques Dios te dará más respaldo, gracia, aprobación y unción que rompe el yugo.

Tenemos que caminar seguros en Dios, vale más salir a evangelizar que quedarse horas en una pantalla viendo mentira.

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.

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Un hombre en las manos de Dios se convierte en una tremenda bendición para la sociedad.

Nosotros como hijos de Dios estamos en la capacidad de hacer más aquí en esta tierra, esto es gracias al Espíritu Santo que mora en la vida del que le ha recibido.

Recuerda que Dios todo lo puede y tiene la capacidad de hacer maravillas, pero él se moverá a la medida que tú te muevas.

Esto funciona es con el poder del Espíritu Santo. «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”.

Por: Silfredo Tapia

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