Es hora de luchar contra el enemigo

933

Es hora de luchar contra el enemigo

Hemos escuchado como a nivel mundial compartimos los mismos problemas, se escuchan las voces de los gobernantes, autoridades, pueblos, gentes, donde levantan su voz y dicen ¡Detengamos la corrupción! Hablaremos sobre: «Es hora de luchar contra el enemigo».

Con justa razón alzan su voz, dicen, detengamos la inflación porque eso va en contra de los más humildes, detengamos la delincuencia, las enfermedades, todo aquello que está destruyendo los valores de la familia.

La plaga de las drogas, el crimen, todas estas amenazas golpean a nuestras puertas, mantienen al mundo ocupado.

Y muchas veces la iglesia del Señor Jesucristo cae en esta actitud negativa, pareciera que siempre hay que detener algo.

El mundo religioso que nos rodea, cómo nos gustaría detener la peste de un evangelio fácil, barato, que está penetrando las iglesias, las costumbres paganas.

También puedes leer: Trastornando el campamento del enemigo

Por donde quiera que miramos, vemos que estamos confrontados a parar o detener algo es nuestra obligación más que detener o parar es hacer algo.

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” Eclesiastés 3:1.

Pablo tiene una queja y le dice a los Gálatas “¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?”

Esta iglesia a la cual pertenecemos comenzó en el espíritu.

Hagamos algo y ese algo hay que decir, no, a lo que la carne dice que hay que hacer.

Pablo reconocía que habían comenzado bien pero ahora están mal y el problema de muchos hoy día que han comenzado bien y piensan que por el hombre pero el Espíritu Santo de Dios que nos da la bendición.

Es tiempo de hacer algo, no esperemos que el enemigo nos ataque para poder ponernos en campañas de oración y ayuno.

No somos creaturas débiles que no tienen poder, esperando que venga un súper hombre, no, “pero recibiereis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.

No es tiempo de ir a la retaguardia, de ir atrás, de retroceder, es tiempo de avanzar, no importa lo que otros hagan, si tenemos el Espíritu Santo de Dios, hace la diferencia.

Debemos hacer algo pronto, ya que todas esas situaciones negativas antes mencionadas en vez de disminuir aumentan día a día.

Porque los gobiernos y algunas iglesias están tratando de hacer algo, pero con esfuerzos humanos y eso no es suficiente.

No es suficiente los buenos deseos de la persona, no es con ejércitos sino con mi espíritu ha dicho Jehová de los ejércitos.

Solamente hombres y mujeres espirituales pueden detener las situaciones negativas, no es momento de ponernos a temblar frente al enemigo, es hora de hacerle frente.

Vea también: Dios y yo somos mayoría

“Y estas señales seguirán a los que creyeren En mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas.

Quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.

Hay muchos pastores que estaban con nosotros y ya no lo están porque se cumple lo que Pablo dijo a los Gálatas, comenzaron con el espíritu pero perfeccionaron la carne.

Hoy en día vivimos en un mundo donde no se ve la diferencia quienes somos, es hora de avanzar, de continuar en el espíritu.

Es hora que luchemos contra el enemigo, no es hora de huir Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” Santiago 4:7.

De qué sirven las armas sino sabemos qué hacer con lo que Dios nos dio.

El Espíritu Santo sigue siendo tan real como en pentecostés.

Vivimos en una generación que no se cansa de recibir tantas cosas y eso demuestra, que a pesar de todo lo que podamos tener, no es suficiente para cambiar el corazón y la actitud del hombre, es el Espíritu Santo.

Síguenos en Facebook Generación Pentecostal

Hoy en día muchos se están perfeccionando en la carne. Es hora de luchar contra el enemigo.

No podemos atemorizarnos, ante concilios, ecuménicos, carismáticos, ni a la nueva era, ni mucho menos ante aquellos que dicen que hay que soplar y tumbar a la gente para recibir el Espíritu Santo, que ridículos.

Esos son los Goliat de este siglo, pero no debe asustarse.

De qué sirve un pueblo con lanzas y espadas en las manos si sus manos están temerosas, de qué sirve que tengas la verdad y no enfrentes el enemigo.

También te puede interesar: Luchando por un premio

Los Goliat de este mundo no van a detener la obra de Jesucristo donde quiera que vaya.

El Dios de David es nuestro Dios.

El diablo quiere detenernos y para hacer algo debemos estar llenos del Espíritu Santo, dejemos que Dios nos llene día a día y Dios va a hacer algo por esta generación que está perdida.

Cada vez que hagamos algo por el Señor, el diablo se va a tratar de oponer, estamos fundados sobre algo seguro que es Jesucristo.

Hoy tenemos el mismo poder que recibieron Pedro y Juan en el aposento alto.

Debemos entender que el derramamiento del Espíritu Santo, ni las sanidades, ni los milagros.

No se comienzan por la plata o edificios hermosos, solamente el Santo Espíritu de Dios lo hace.

SUSCRÍBETE

Únete a más de 5.000 personas que ya reciben contenidos exclusivos.
Sólo ingresa tu correo electrónico en el campo de abajo y espera el correo de confirmación.

[wysija_form id=»1″]

Es hora de luchar contra el enemigo.

El problema de hoy es que muchos están tratando de hacer algo para Dios, pero cambiando el orden del culto y eso es basura.

Quieren hacer algo para Dios con todo, menos con lo que Dios quiere y Dios quieren más oración, más ayuno, vigilia, palabra de Dios.

Somos el único que puede ganar batallas de rodillas y sin comer nada con ayunos.

No esperemos que nuestros hijos los arrebate el diablo para que oremos, tenemos que orar antes por ellos.

También puedes leer: ¿Estás oprimido por el diablo?

Tenemos lo que tuvo Pedro y Juan, el nombre sobre todo nombre que hace la diferencia y lo que recibieron en el día en el aposento alto.

Porque para hacer algo hay que estar llenos del Espíritu Santo y no podemos perfeccionarnos en el carne.

Hay que seguir en el Espíritu porque solamente el Espíritu nos guiará a toda verdad y a toda justicia.

Por: Félix Fuentes

Artículo anteriorEstamos en tiempos peligrosos
Artículo siguienteLa salvación no es una cosa instantánea