Hay enemigos para congregarse

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Hay enemigos para congregarse

A veces nos olvidamos del privilegio que tenemos de estar en la casa de Dios. Hablaremos sobre: «Hay enemigos para congregarse».

El templo de Dios siempre será una bendición para el pueblo.

Uno llega afligido, emproblemado y en un momento de alabanza y de adoración, el Señor cambia las cosas, algunas veces hemos llegado derrotados.

Cuando hago referencia a la casa de Dios, es esa vida que tenemos en él todos los días.

El templo, se ha construido para que la iglesia vaya adorar al que vive por los siglos de los siglos.

La mayoría somos testigos, que en momentos cruciales de la vida, hemos llegado a la iglesia, y una palabra ha cambiado nuestro pensamiento.

Una palabra de Dios ha hecho un efecto tan especial, que veníamos sin deseos de continuar.

Pero el Señor nos tocó y eso nos anima a seguir en el camino.

Por eso, no podemos dejar de asistir a la iglesia, porque donde están los hermanos juntos y en armonía, allí envía el Señor bendición y vida eterna.

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Ahora hay iglesias virtuales, gracias a Dios por DECOM que trasmiten en vivo.

Pero de alguna manera cuando se pensó en las trasmisiones, se estaba pensando más en las almas.

Ahora la gente se queda en casa para escuchar el mensaje, a través de las redes.

Vamos llegando a toda esa cantidad de cosas, y nos vamos alejando de la casa de Dios, y como que se va perdiendo la necesidad de estar en la casa de Dios.

Ahora hay enemigos para congregarse, por ejemplo: las finanzas y el corre, corre de la vida, los compromisos económicos, académicos, se han convertido en rivales.

Las familias ya no quieren congregarse, y eso está afectando de una manera amplia a muchos cristianos, a tal grado que hoy encontramos entre semana templos vacíos.

La gente dice, que con tal de ir el domingo, quedan satisfechos.

Estar reunidos como iglesia siempre será un privilegio, hoy tranquilamente uno puede cambiar la reunión de los santos por otra actividad, pero todavía en la casa de Dios él habla.

En la casa de Dios todavía se recibe el Espíritu Santo, todavía hay sanidades, milagros, todavía los perdidos se pueden encontrar con Cristo.

Ahora al templo se viene con otra expectativa, se viene porque hay que darle una razón al hermano Fulano, es que tengo que cobrar la venta.

También razones como: es que hoy me toca la alabanza, y sino no me tocara quizás no iría, y nos vamos olvidando de que venir a la casa de Dios es un privilegio grande.

De pronto usted reciba críticas porque no canta como otros cantan, y de pronto busca los lugares de atrás.

Y quizás en el culto esta como distraído que no pasa nada, pero mientras esté, Dios puede hacer un milagro.

Hay hermanos que dicen: vea, para usted estar así es mejor que se vaya, para estar con un pie afuera y un pie adentro es mejor que se vaya del todo.

Pero si usted tiene un pie afuera métalo a dentro, y será mejor, mientras estés en la casa de Dios suceden cosas poderosas.

Esos muchachos que mientras se predica chatean y hablan, los hermanos les dicen:

Mejor salgase, pero no lo haga, porque la palabra de Dios puede hacer un milagro.

En el trasegar de la vida, tenemos experiencias buenas y otras no tan buenas, pero sea cual sea, hay que venir a la casa del Señor.

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Cuando alguien está viviendo crisis, hay cosas que perturban y dificultan, pero cuando uno se viene a la casa de Dios.

Mientras alguien predica, canta o adora, la gloria de Dios desciende, y un chispazo le cae a uno y la vida le cambia de repente.

Si algo quiere el diablo es que no vaya a la casa del Señor.

A la hora del culto le pone el mejor negocio, el mejor programa, las mejores cosas.

Pero seamos inteligentes, no hay nada más grande que irnos a la casa de Dios.

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Hay enemigos para congregarse.

No se quede en la casa por cansado, vaya y descanse en el Señor.

A veces se quita todo cuando estamos en el culto, la enfermedad, el hambre, el problema.

Es un privilegio ser portero, colectar la ofrenda, hacer algo, yo no quiero otra cosa que no sea estar aquí, reciba el Espíritu Santo para que pueda servir en la preciosa casa de Dios.

Uno ve a padres que le ponen tanto desanimo ya a esto, que los hijos quién sabe si vuelvan a la iglesia.

Vemos padres que dicen: para qué ir hoy allá, estoy cansado, y llegan y de pronto están es hablando mal de la iglesia, y que ese diácono, que ese pastor.

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La generación venidera de pronto no va empezar amar la casa de Dios, pero cambie el lenguaje en su casa y diga:

Hay que ir a la iglesia porque Dios nos habla, y usted verá que sus hijos se van a enamorar de esta casa.

En la casa de Dios hay mensaje, milagros.

En la casa de Dios hay mensaje de vida, y puede suceder que alguien está esperando algo poderoso, Dios le va a dar lo que necesita.

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Hay enemigos para congregarse.

A usted no le hace falta los diezmos que ha dado, no le ha hecho falta las ofrendas que ha dado, al contrario, eso Dios lo ha multiplicado.

El mundo cree es que nos están quitando la plata, pero lo que ellos no han entendido es que cuando damos Dios nos da más a nosotros.

Las personas del mundo no entienden el sistema de Dios, en el mundo somos gente sin razonamiento lógico.

Pero lo que ellos no entienden es que estamos enamorados de esta presencia poderosa.

Algunos dicen: no importa si voy o no, lo importante es que yo esté bien con Dios, yo voy allá cuando me quede tiempo, espacio.

Hay cristianos que llevan buscando espacio y espacio, y así le van pasando los días y los meses, y de repente cuando entran al templo se sienten como extraños.

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Por eso es que ahora hay tanto estrés, tanta enfermedad, tanta cosa, porque uno se va aislando de la presencia del Señor.

Pero si hay alguien que está dormido y quiera despertarse, alguien que quiera llevarse esta presencia a su vida, alguien que necesite el milagro, quédese en la casa de Dios.

Te invito a que te enamores de la casa de Dios, y que, te tomes el trabajo de instruir a tu familia para que ellos también anhelen la presencia del Señor.

Por: Jhon Fabio García

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