La importancia de la presencia de Dios en mi vida
Me llama la atención un suceso del Antiguo Testamento, cuando Moisés subió al monte, subió siendo cien por ciento humano. Hablaremos del tema: «La importancia de la presencia de Dios en mi vida».
Subió con todas sus debilidades, aun con sus pecados subió al monte, pero Dios tenía un propósito a través de Moisés y con Moisés.
Pasaron cuarenta largos días, pero esos cuarenta días en la cima de la montaña no fueron desperdiciados.
Porque la presencia de Dios estaba ahí, se oían truenos y la Biblia dice, que Moisés hablaba cara a cara con Dios, estaba haciendo un pacto mediante los mandamientos.
Pero cuando Moisés bajó de la montaña, venía rodeado de una atmósfera celestial, las escrituras dicen, que él tuvo que ponerse un velo sobre su rostro porque le resplandecía de tan grande forma que los hijos de Israel no podían fijar sus ojos en él.
Dice la Biblia, que el Sinaí temblaba debido a la atmósfera que había en el monte, y tal gloria no permitía que ningún animal, cosa o hombre se acercara a la montaña porque inmediatamente moría.
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Donde está a la atmósfera de espíritu de Dios, hay verdad:
“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” Juan 4:23.
Por eso, Dios ama la verdad en lo íntimo, por eso, si usted quiere tener la atmosfera, la presencia Dios cerca debe adorar en verdad, debe conocer la verdad.
“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:16.
Cuando a Saúl lo atormentaba un espíritu inmundo, buscaban cantidades de personas para ayudarlo y nadie podía.
Un día le hablaron de David, un niño que tocaba el arpa y lo trajeron ante él, el aposento de Saúl estaba lleno de demonios, lleno de maldad y lleno de pecado.
Pero llegó el jovencito David que tenía poder de Dios, empezó a tocar el arpa y a adorar, de inmediato bajó la atmósfera y la presencia de Dios mientras él alababa y salieron expulsados los demonios que atormentaban a Saúl.
Nosotros como hijos de Dios estamos llamados a mostrar el poder que él nos ha dado, lo dones que tenemos son para ministración de otros.
Pero hay algo muy importante, debemos aprender a adorar en espíritu y verdad como lo hacía David para que Dios pueda manifestarse.
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La Biblia nos muestra, que cuando David llevaba el arca del pacto de casa de Obed-Edom, empezó a danzar a causa de la presencia de Dios.
Cuando su esposa lo vio lo menospreció y le reprocho, más David le dijo:
“Fue delante de Jehová, quien me eligió en preferencia a tu padre y a toda tu casa, para constituirme por príncipe sobre el pueblo de Jehová, sobre Israel. Por tanto, danzaré delante de Jehová» 2 Samuel 6:21.
Y le sigue diciendo David: “Y aun me haré más vil que esta vez, y seré bajo a tus ojos; pero seré honrado delante de las criadas de quienes has hablado” 2 Samuel 6:22.
Si hay algo que atrae la presencia de Dios y la atmósfera es la alabaza, porque él habita en medio de ella.
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La importancia de la presencia de Dios en mi vida.
Hay muchos cristianos que piensan como lo hacía la esposa de David, que se avergüenzan de adorar o llorar en la presencia de Dios.
Y no reciben el Espíritu Santo porque tienen prejuicios y estereotipos, o miedo a que la gente los vea.
Nosotros no podemos pensar que Dios es estático, la Biblia dice:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” Génesis 1:1-2.
Cuando la atmósfera o presencia de Dios quiere moverse en nosotros debemos dejar que actúe.
Antes era solo Moisés quien podía subir al monte y sentir la grandeza de Dios, pero ahora su presencia está alcanzable para todos, solo hay que llegar al altar humillados.
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La sagradas escrituras dicen: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne” Hebreos 10:19-22.
Ahora todos tenemos acceso a esa presencia tan inigualable, no siendo dignos, ni sacerdotes, ni limpios.
Dios lo hizo por nosotros para que podamos entrar al lugar santísimo. Por eso, es necesario que le demos el valor y abramos nuestra alma, corazón y vida ante él.
Para sentir la presencia de Dios debemos despojarnos a nosotros mismos y vivir como él quiere que vivamos.
Este evangelio se trata de que nosotros muramos y él viva, que nosotros mengüemos y él crezca.
Cuando está la presencia de Dios en el ambiente, todo se torna a través de milagros, sanidades y prodigios.
Las santas escrituras hablan que cuando Jesús iba para Gadara, había en aquella ciudad un hombre llano de demonios.
Y entonces Jesús puso los pies sobre Gadara, los demonios sintieron la atmósfera y el poder que estaba dentro de él e inmediatamente salieron del hombre.
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Y entraron a un hato de cerdos, porque toda maldad y potestad es irresistible ante el poder de la presencia de Dios.
Cuando los ciento veinte estaban en el pentecostés, unánimes en oración, esperando la venida del Espíritu Santo.
De pronto la atmósfera se tornó en algo celestial, hubo un estruendo y comenzaron a hablar en leguas.
Nadie esperaba tal poder, muchos no lo creían y estaban sorprendidos.
Pero muchos fueron llenos del Espíritu Santo y se convirtieron como tres mil porque la atmósfera de ese lugar venía desde lo alto.
Es el movimiento que nosotros debemos vivir en nuestras vidas, incluso aún mejor que en los antiguos tiempos.
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Hermanos llenos del poder de Dios, viendo milagros suceder, viendo enfermos ser sanos y presenciando las maravillas de Dios.
La vida de los cristianos debe ser como la luz de la aurora, siempre creciendo y lleno de la presencia de Dios.
Teniendo una esperanza, viviendo un movimiento continuo del Espíritu Santo y apoderándonos de una atmósfera gloriosa.
Pastor: Carlos Pérez