Lo añejo es mejor

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Lo añejo es mejor

“Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.” San Lucas 5:39. El vino añejado tiene unas características que trataremos en esta ocasión bajo el tema: «Lo añejo es mejor».

Características del vino añejado:

  • Suave
  • Dulce
  • De calidad
  • Para quien lo bebe le activa las neuronas, le tonifica las células y rehabilita el ánimo.

Por esa razón Pablo le dijo a Timoteo, que en vez de agua, tomara vino, porque en el análisis que le hizo se dio cuenta que necesitaba que se le rehabilitaran sus neuronas y sus células, porque largo trabajo le restaba por hacer en la obra.

Muchos expertos dicen, que en la mañana ingerir una copa de vino les hace sentir como renovados, y aseguran que lo añejo es mejor.

El mundo durante toda la historia ha venido ofreciendo un vino, ese mismo que el diablo en el Edén lo catalogó como nuevo.

Cuando le dijo a Eva, que si tomaba de ese vino nuevo, en este caso era el árbol del bien y el mal, sería como Dios.

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Ya Dios para Adán y Eva había establecido un vino añejado, pero ellos quisieron de ese vino nuevo y el mismo vino se siguió transmitiendo a varias generaciones causando daño, tragedias y catástrofes.

La Biblia menciona, que después que Noé sale del arca, siembra un viñedo, ese produjo uvas y de esas uvas se hizo vino, y bebió y se embriagó; ese vino nuevo le trajo una tragedia familiar.

Científicos han descubierto que el vino nuevo sin añejarse tiene contraindicaciones, una de esas contraindicaciones para quien lo bebe, es perder la noción de las cosas.

Por eso aseguran que es mejor lo añejo.

Luego Noé de tomarse ese vino nuevo, perdiendo la noción, perdiendo el norte, se acostó son sus hijas y de esa tragedia salen dos generaciones perversas y malvadas.

Esas generaciones fueron los amonitas y moabitas, generaciones idólatras y pecaminosas.

El vino nuevo gestó la idolatría, avaricia, incesto, fornicación, adulterio, lo inverosímil, lo inaudito, lo que no tiene concepción ni razón.

Por eso un San Lucas un médico científico, que conocía la naturaleza plena, dijo: es mejor el añejo que el nuevo, porque le nuevo produce mal y acaba.

Pero un día en un punto de la historia de la humanidad, algo que se había añejado y madurado en la eternidad y que se materializó en el tiempo, llamado Jesús, se presentó como la vid verdadera.

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De la vid verdadera sale el vino verdadero, y los que manejan muy bien el tema del vino y su proceso.

Dicen que para que el vino salga néctarizado, con esencia y sea el mejor vino con el tiempo al añejarse, tiene que ser las uvas pisadas en el mortero.

Y un día esa vid verdadera que estaba en la eternidad y se metió en el tiempo llamado, Jesús de Nazaret, fue llevado al mortero, llamado el monte de la calavera y allá los obreros del pecado y de la maldad lo pisotearon.

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Desfiguraron su cuerpo, abofetearon, golpearon a esa vid hasta sacar lo último de ella; dice la Biblia, que derramó hasta la última gota de ese néctar, le sacaron la esencia a Cristo.

Cuando el medico Lucas examina lo que habían hecho con la vid verdadera, dice que es mejor el añejo que el nuevo.

Porque el nuevo daña y pervierte, pero el añejo, que es vino de la eternidad, salva, liberta y bendice.

Cuando hablamos de la cruz, de ese suceso tan importante y majestuoso, nos embriagamos del vino añejo.

Los que nunca lo han tomado, los cautivos del pecado, la primera vez que lo hacen, empiezan a reactivar sus neuronas y entender la muestra de amor más grande.

El que está en pecado y toma de este vino, entiende que no vale la pena seguir en allí.

Porque ese vino te renueva y te hace entender que no existe nada mejor que seguir, obedecer, servir y amar a Cristo.

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Lo añejo es mejor porque no solamente reactiva las neuronas, sino que este vino ubica al ser humano.

Lo hace pensar ya no en las cosas de la tierra, sino en las cosas de la eternidad, entiende que tiene un tesoro grande fuera de este mundo.

Esta iglesia bebe de ese vino, esta iglesia sabe que lo añejo es mejor, ese vino nos hace entender las cosas celestiales.

Es el pueblo del Dios vivo esta iglesia, columna y baluarte de la verdad y beber de ese vino nos ha revelado esa verdad.

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En la Biblia encontramos que un hombre lleno de sabiduría y entendimiento, fariseo de fariseos, irreprensible de la tribu de Benjamín.

Con conocimientos intelectual y teológico de la doctrina mosaica; un día se encontró con Jesús.

Al verlo dice: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” Filipenses 3:8.

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Recordemos que nada de lo que somos o tengamos es nuestro, hay quienes por un don o talento empiezan a tener una actitud altiva.

Pero quien sabe que lo añejo es mejor y bebe de ese, reconoce que nada es superior a ese vino y que lo que tenemos es por su gracia.

Esta iglesia seguirá tomando del vino añejo de la santidad que es Cristo hasta que venga por nosotros.

Por: Neder Aguilar

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