No todos serán llamados hijos de Dios

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No todos serán llamados hijos de Dios

Es nuestro deseo que como hijos de Dios buscamos agradarle y vivir bajo su divina voluntad, pero no todos serán llamados hijos de Dios.

Es lo que deberíamos cada uno en nuestro corazón desear, por eso, vamos a analizar tres consejos que nos servirán para que nos vaya bien en nuestra vida cristiana.

  • No te metas

No se deje enredar la vida por problemas que ni siquiera son de usted, manténgase a distancia de chismes, malas conversaciones, no se amargue la vida, usted honre a Dios, adórele, sírvale.

Puesto los ojos en Jesús el autor y consumidor de la fe.

Josías era un rey a temprana edad, un hombre que había cumplido muchos sueños quizás al llegar a sus 30 años era un hombre prosperado en todos los sentidos, y a sus 39 años el hombre más próspero de Israel.

Pero un día un rey iba a pelear con otro reino y a Josías se le dio por meterse en ese pleito que no tenía nada que ver con él.

Josías no quiso atender a ese llamado y fue por lo que no le tocaba.

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“Si donde no te llaman vas, con vergüenza volverás”

  • No con todo el mundo te metas

Uno con todo el mundo no se mete, hay personas que son intocables de Dios, personas que no se pueden tocar porque se puede meter en un problema con Dios.

Así la persona esté equivocada no se meta, Dios es el único que conoce las intenciones y los corazones.

Por eso, hermanos, con la iglesia hay que tener mucho cuidado porque la iglesia es la niña de los ojos del Señor, esa que está cubierta con la sangre de Cristo.

Debemos tener cuidados de esos hermanos que están caídos y que creemos que porque lo está, podemos caerle encima, tenga cuidado que se puede enredar usted.

Porque es que usted puede estar caído, pero él levanta del polvo al pobre y al menesteroso alza al muladar, para hacerlos sentar con los príncipes de su pueblo.

  • No te juntes con todo mundo

Hay personas con las cuales no nos podemos sentar a la mesa porque te dañan, te trastornan el pensamiento.

Vivir en el primer amor siempre ayuda a permanecer firme en el Señor, no cualquier comentario te hará daño, no cualquier situación te hará cambiar de opinión.

Hay un secreto para nunca caer y es permanecer en el piso, postrado a los pies de Cristo, aprenda a humillarse delante de Dios y verá que siempre permanecerá firme.

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Por eso, a Jesús nadie lo humilló, él mismo se humilló. Cuando lo iban a matar, dijo, a mi nadie me quita la vida, yo mismo me entrego cuando yo quiera.

El Señor hubiese podido hacer cualquier cosa para no morir, pero el se quedó callado para que nosotros pudiéramos hablar hoy.

Debemos tener cuidado de lo que decimos, de lo que opinamos y con quién lo hablamos, no todo lo podemos decir porque vamos a terminar más enredados.

Cuidemos nuestra boca y lo que sale de ella.

Debemos aprender a discernir entre lo bueno y lo malo, en aquello que es agradable ante los ojos de Dios.

Muchas veces como personas humanas que somos, hacemos o decimos cosas que no son agradables en la presencia de Dios.

Por eso, cada día debemos vivir bajo el temor del Señor y permitir que sea él quien hable por nosotros.

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Hoy en día, vemos cómo los hogares son destruidos por un mal comentario o una mala conversación, cuidemos lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

Cuando cae un hermano, nuestro hermano se nos hace más fácil criticar las razones por las cuales lo ha hecho.

Pero el único que puede y tiene toda autoridad para juzgar es el Señor.

No tenemos porqué vivir pensando que tenemos derecho a señalar a quien ha caído, y más si alguna vez estuvimos allí.

Debemos ser luz para alumbrar el camino de aquellos que un día se han desviado de él.

Que viven en tinieblas y no les permite ver la misericordia del Señor, esa que por gracia inmerecida nosotros gozamos hoy.

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El Señor está dispuesto a acompañarnos hasta el fin de nuestros días, pero todo dependerá de nosotros.

Debemos saber que cada uno tiene libre albedrío, serán nuestras decisiones las que nos lleven a consecuencias ya sean buenas o malas.

Por eso, como hijos del rey, debemos vivir postrados ante la presencia del Señor.

Pidiendo que cada día nos ayude a poder cumplir su santa voluntad, con el fin de llegar a la meta final.

Nuestro mayor deseo siempre será agradar a Dios, por eso, tenemos que tener cuidado de dónde nos metemos, con quien nos metemos y con quien andamos.

El Señor no hace excepción de personas, pero no todos serán llamados hijos de Dios.

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No todos serán llamados hijos de Dios.

Debemos cuidar nuestra vida, nuestro testimonio, cuidando lo que vemos y oímos, ninguno tiene en mente fallarle el Señor.

Pero es por esta misma qué razón, que cada día debemos buscar más de su presencia.

Leer su palabra, vivir una consagrada a él, para cuando lleguen los días malos podamos salir victoriosos en el nombre de Jesús.

Hay personas que van a llegar muy lejos porque Dios tiene grandes propósitos con ellos, si a usted lo llamaron, gracias al Señor.

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Pero sino alégrese también, Dios sabe cómo hace sus cosas y cada una de ellas están dentro de un plan diseñado por él mismo, un propósito.

Seamos muy prácticos en la vida cristiana, hemos visto caer mucha gente, grandes hombres, grandes mujeres.

Personas que admiramos por dejar que su corazón se llenara de altives y soberbia, tengamos cuidado.

Dios ama la humildad, la sencillez, si a usted lo llaman para barrer, haga bien su trabajo, si es barriendo que sea feliz y contento.

No permita caer en el camino por enredarse en cosas que no van a edificar nuestra vida, pongamos siempre nuestra mirada en las cosas de arriba.

Lo terrenal es pasajero, esto termina y no ofrece nada bueno, pero Jesucristo vive por siempre.

Pastor: Juan Carlos Soto

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