Diferencia entre la vida cristiana y no cristiana

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Diferencia entre la vida cristiana y no cristiana

En esta ocasión hablaremos de la diferencia entre la vida cristiana y no cristiana, porque debemos tener presente, que para el alma, el cuerpo, su cura es Jesucristo.

La vida se divide en dos formas, algunos la clasifican en blanco y negro, otros en bien y mal, pero para Dios existen dos tipos.

  • Los hijos de él, quienes viven bajo su voluntad y son herederos de su gloria.
  • Las demás creaturas, que no son herederos y que no viven conforme a la voluntad de Dios, sino que viven conforme a sus deseos.

La vida cristiana no se puede llevar por sentimientos, estos no son una buena guía de la vida cristiana.

Porque cuando la gente vive de los sentimientos es débil, porque los sentimientos varían.

La vida cristiana se vive en el conocimiento de Dios, en la medida que conocemos la palabra, aumenta la fe y la intimidad en Dios.

Cuando no se conoce esa maravillosa palabra, se vive una vida de prueba e incesante lucha, pero recordemos, que para el alma, cuerpo, su cura es Jesucristo.

Por eso, lo que un cristiano debe hacer, es conocer la palabra de Dios, al conocerla vivimos por ella, esta es la constitución del cielo.

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Así como cada país acá en la tierra tiene sus estatutos, así mismo la palabra de Dios es esa constitución del cielo.

Si somos ciudadanos celestiales, debemos conocerla y no solo eso, ponerla en práctica, debemos vivir por esa palabra.

Las constituciones dictan leyes a las naciones, por eso, no se puede matar, ni robar entre muchas otras cosas, porque la ley lo prohíbe.

Así mismo, este glorioso evangelio tiene la constitución del cielo, donde se le dice al hombre como se legisla y se vive.

Por eso, es que cuando no se conoce la palabra, y se habla de ella, pero los sentimientos son la guía, las personas no obedecen.

Cuando nuestro camino es trazado por nuestros sentimientos, no es el correcto, es un camino distinto al de la palabra de Dios.

Pero cuando el conocimiento es quien nos guía, quedan muy de lado nuestros sentimientos, dejan de importar nuestras propias apreciaciones, porque lo que importa es lo que el Señor Jesús dice y quiere.

Cuando conocemos la palabra, entendemos que es importante la voluntad de Dios y no la nuestra.

Para hablar del alma y el cuerpo debemos entender unos conceptos que son básicos.

Quien sostiene la vida del cristiano es Dios, no hay nadie que se pueda sostener por su propia fuerza y quien considere que puede hacerlo solo es un presumido.

Si estamos en pie es por la misericordia de Dios y su infinita bondad que nos sostiene y nos ayuda a seguir en camino.

La ley de la gravedad dice que todas las cosas se caen, pero cuando no nos sostenemos nosotros a nosotros mismos.

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Sino que tenemos claridad que la poderosa mano de Dios es en quien reposamos, sabemos que no caeremos.

Aunque alrededor exista caos o cualquier circunstancia, si entendemos que es Dios que nos sostiene, tendremos la victoria, porque sabemos que el se hace fuerte en nuestras debilidades.

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo” 2 Corintios 12:9.

Debemos tener presente, que para el alma, el cuerpo, su cura es Jesucristo.

Cuando una persona se bautiza, recibe un blindaje de Dios, y esa es la seguridad nuestra, no importa el problema.

Pueden venir cosas fuertes y otras muy terribles, demonios y cosas que quieran perturbar y destruir

Pero como o estamos solos, como Dios nos sostiene en sus manos, estamos revestidos.

Existen promesas, y la Biblia dice, que resucitaremos o seremos transformados, pero le veremos.

No importa nada de lo que suceda en este mundo, nosotros los hijos de Dios, tenemos una herencia eterna.

La esperanza de los hijos de Dios no esta muerta, porque no somos ciudadanos terrestres, sino celestiales y esa es nuestra esperanza, morar con Cristo por la eternidad.

Nos conducimos por fe y no por vista. Creemos que él viene por nosotros y seremos semejantes a él.

Pero para que podamos entender esto, para que se nos haga necesario el Espíritu Santo en nuestras vidas, es necesario tener hambre de Dios.

Para acercarse a Dios hay que desearle a él.

Quien quiera ser lleno del Espíritu Santo, debe obedecer la palabra de Dios.

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Hay alma y hay cuerpo, y aunque son dos cosas distintas, están muy estrechas la una de la otra y no podemos separarlas.

  • El cuerpo

Es la carne y la Biblia dice, que hay cuerpo de animales, peses, aves y de hombres, y deja muy en claro que estos cuerpos son terrenales, porque se mueren y se pudren.

Por mucho que le ser humano se ame o lo amen, al morir después de ciertos días debe ser enterrado porque esta carne se pudre; el ser humano es finito, tiene su fin.

Y este cuerpo es el que la Biblia dice, que no entrará al cielo, “Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios…” 1 Corintios 15:50.

Mientras estemos en esta carne somos esclavos del pecado, pero por eso Dios nos da su Espíritu.

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Diferencia entre la vida cristiana y no cristiana.

Para ayudarnos, para que por él podamos ser transformados y tener la esperanza de la redención

  • El alma

El otro componente del ser, es la que nos tiene con vida, es inmortal e invisible, es la que Dios quiere salvar.

El cuerpo tiene su función y el alma también; el cuerpo es ese traje donde el alma se mete.

Cuando estemos en la presencia de Dios en los cielos, no tendremos este cuerpo, ni tendremos esta cara.

Quien siente miedo es el alma, pero como el alma y el cuerpo están estrechamente unidos creemos que es el cuerpo que lo siente.

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Están tan unidos, que hoy se habla de enfermedades psicosomáticas, hay cosas que afectan el alma, y afectan el cuerpo a su vez

Es por ellos que la depresión y el estrés, son enfermedades psicológicas pero que causan un efecto en el cuerpo, muy directamente en el sistema nervioso.

La gente se enferma, le salen ojeras, se adelgazan, porque son enfermedades psicosomáticas.

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Diferencia entre la vida cristiana y no cristiana.

El alma tiene una manera en la que hay que tratarla y el cuerpo otra, pero lo que hoy debemos entender es que, para el alma, el cuerpo, su cura es Jesucristo.

Cualquier problema que tenga este cuerpo terrenal, no es imposible para Dios, quitar o poner, sanar y ayudar.

Dios tiene todo el poder y la autoridad, si él mismo nos creó, él conoce todo, una enfermedad sea la que sea él la puede quitar.

Pero él quiere salvar nuestra alma, por la que derramó su sangre en la cruz del calvario, la que entrará al reino de los cielos si tomamos la decisión de obedecer la palabra de Dios.

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Esas enfermedades del alma también Dios las derriba, pero cuando le entregamos todo de nosotros, cuando rendimos tanto nuestro cuerpo como nuestra alma, él obra.

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” 1 Corintios 15:58.

Confiemos que ante cualquier problema y adversidad, para el alma, el cuerpo, su cura es Jesucristo.

Por: Luis Marín

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