Pasos para avanzar en la vida cristiana

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Pasos para avanzar en la vida cristiana

El léxico cristiano, se entiende desde el momento que la persona determina entrar en el mundo bíblico. Hoy desarrollaremos el tema, «Pasos para avanzar en la vida cristiana».

Es decir, después que ha renunciado a la vieja vida, a sus credos tradicionales, para hacerse a una nueva vida con disposiciones permanentes de hacer la voluntad de Dios descrita en la Santa Biblia.

Después de todo esto tenemos que traficar por varios andenes que antes no habíamos andado.

En la vida cristiana hay que pasar varios pasos para llegar a la meta final; ya que esta vida, ha tenido un principio, una continuidad y un final.

Cinco pasos que el cristiano debe dar para avanzar en la vida cristiana:

Primer paso

El primer paso que encontramos en la vida cristiana es la «fe en Dios». Sólo que tendámonos a no confundir la fe con pedantería supersticiosa o presunción.

La fe en Dios está apoyada en la palabra sagrada, “en la Santa Biblia”, confirmando que fue Dios quien lo ha dicho, aunque parezca imposible e incierto.

La fe en Dios es la única galardonada porque su plataforma está en la creencia de lo que Dios dice, no en la antropología ni en la naturaleza, sino en lo que el creador promete.

Quien a su vez, saca de lo invisible lo visible, como si lo invisible fuera un ser que se transformaría en un visible-físico, cuando esto sucede es cuando la fe en Dios es galardonada.

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Como lo dijera el escritor del libro de los hebreos 11:6. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

Hebreos 11:1. Explica ampliamente lo que es la fe en Dios. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve; y por esta razón los antiguos alcanzaron buen testimonio”.

A causa de ella llegamos a entender, que lo imposible se hace posible, que lo invisible se hace visible porque es Dios quien lo dice y que es suficiente para no dejar caer su palabra a tierra.

En los evangelios existen muchos paradigmas.

En San Lucas 5:20, le bajaron un paralítico desde el techo de una casa para que lo sanara, Jesús al ver la fe de ellos, le dijo: «hombre tus pecados te son perdonados».

Sin embargo, nunca faltan los incrédulos, los leguleyos y los que se acomodan en sus creencias ficticias.

Éstos dijeron ¿Quién es este blasfemador? ¿Qué perdona pecados, obra que sólo Dios lo puede hacer?

Decían esto porque no conocían ni sabían que Jesucristo era Dios manifestado en carne; y esto le puede suceder a todos los que voluntariamente lo desconocen como tal.

La gente desorientada e inexperta ignora que la fe puesta en Dios manifestado en carne, puede hacer de lo inverosímil a lo viable.

La fe puesta en Jesús en este caso, obró dos cosas:

  • Causó previamente perdón de pecados.
  • Produjo sanidad en el cuerpo del enfermo.

Esto concuerda con lo dicho por el profeta Isaías 35:4 “Dios mismo vendrá y os salvara”.

Otro caso, sucedió en la casa de Simón el fariseo. San Lucas 7:37-50. Una mujer considerada como pecadora, al saber que Jesús, estaba allí, se acercó a él y con sus lágrimas les lavó los pies y con sus cabellos los enjugaba.

Esto originó crítica contra el Señor Jesús, como ignorante, falta de información y de conocimiento.

El Señor por medio de una parábola lo concientiza, y luego se dirige a la mujer: «tus pecados te son perdonados»; esto ocasionó la segunda crítica.

Pero a la mujer se le dijo: «Tu fe te ha salvado, ve en paz».

La fe de esta mujer puesta en Jesús, ocasionó dos cosas:

  • Perdón de pecados.
  • La manda que se valla en paz.

Esto quiere decir, que el pecado produce desesperación, pero la fe en el Señor, quien a su vez, da el perdón con el cual llega la paz.

Recordemos que estamos hablando de los «Pasos para avanzar en la vida cristiana»

Según la interpretación de estos dos textos, el Señor Jesús hizo prosopopeya en el perdón de los pecados, los cuales se adquieren por la seguridad y la certeza, muchas personas en su ministerio terrenal se beneficiaron por tomar la determinación de llegar a él.

El Señor Jesucristo al terminar su ministerio, declaró que el perdón de pecados se adquiriría por la fe en su nombre, según lo que escribió San Lucas en su evangelio 24:47.

Después de la resurrección les abrió el entendimiento a sus discípulos y les explicó el valor de las escrituras para entenderlas, las cuales les informaban que todo lo sucedido anteriormente estaba escrito.

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Y que era necesario que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados en todas las naciones comenzando desde Jerusalén.

Precisamente eso lo declaró nuevamente el Espíritu Santo, por boca del apóstol San Pedro en el día de pentecostés, cuando el personal contristado lanzó la pregunta:

Varones hermanos ¿Qué haremos? Cuya repuesta fue «Arrepentíos y bautícense cada uno en el Nombre de Jesucristo para el perdón de los pecados y reciban el don del Espíritu Santo».

Repetimos, esta es la misma frase, la que Jesús le declara en San Lucas 24:47. Que se predicase en su “nombre” el arrepentimiento y el perdón de pecados.

Este proceso sólo lo hace el que tiene la fe para salvación, ya que esto fue el mandamiento del Señor para estas generaciones desde el día de pentecostés hasta su segunda venida.

Y la iglesia no tiene la facultad de cambiar esta fórmula, ni implantar otra fe que más tarde puede hallarse fingida, fanfarrona y envanecida.

Segundo paso

Se ha considerado que uno de los tantos pasos a seguir rumbo a la victoria, es la senda llamada la «paciencia». Es importante saber si todos la tenemos.

¿Qué es esto de la paciencia? 2 Pedro 1:6. El apóstol San Pedro menciona que: «la prueba de vuestra fe produce paciencia».

San Lucas 21:19. Este doctor, hizo mucho énfasis en lo que el Señor Jesucristo, comentó: “Con paciencia ganaréis vuestras almas».

Es importante saber, que más de una vez van a venir las realidades conflictivas que siempre por lo regular nos visitan y tenazmente persisten.

Sin embargo, el Señor Jesucristo nos exoneró cuando dijo: «en el mundo tendréis aflicciones pero confiad yo he vencido al mundo».

Por ello, es importante seguir firme esperando en Dios porque la prueba de nuestra fe produce paciencia.

El léxico de la paciencia no es fácil descifrarla, su elucidación pareciera tener un mundo de conformismo, la cual, no es viable su interpretación.

Sin embargo, rendirse a la impaciencia nos puede ocasionar una pérdida irreparable, como el caso del rey Saúl, que por su impaciencia dilapidó el reino para siempre.

Estamos desarrollando el tema «Pasos para avanzar en la vida cristiana» pero también te puede interesar: La vida cristiana es una carrera de relevos

El teólogo Oswaldo Chambres explicó en su devocional: “La paciencia es como una roca al borde del mar que resiste los embates de las olas”.

York Anthony comenta: «En la vida cristiana sin paciencia no se puede seguir, menos llegar al triunfo».

La paciencia nos ayuda a atravesar las circunstancias más severas y trascendentales como lo dijera Santiago, que el labrador primeramente labra su tierra esperando con paciencia, que Dios envié el rocío del cielo y que éste haga su trabajo hasta producir el alimento esperado.

La paciencia es el vehículo donde todos los cristianos debemos andar, ya que sin ella, la impaciencia se enseñorearía del creyente, lo conduciría a la confusión y a la oscuridad infernal.

Quien a su vez, lo haría blasfemar del que lo sacó de las tinieblas a su luz admirable, como el caso de Israel en el desierto.

La paciencia hace parte del racimo de fruto dado por el espíritu santo a los creyentes, del cual, habla San Pablo a los Gálatas 5:22.

Esto es cuando el diablo ataca al hombre de Dios, el Espíritu Santo sale al frente de éste, con este gajo de fruto para hacerle frente a las circunstancias presentadas; y por ello, es importante recibir el Espíritu Santo.

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Tercer paso

El tercer paso es la «confianza en Dios», ¿En qué consiste la confianza en Dios?

El mundo tiene muchas imposibilidades que quieren detener al fiel cristiano, esto lo observamos en la mujer del flujo de sangre.

Ella por causa de su enfermedad no podía hacerse a la sociedad, ni entrar en tumultos de personas, mucho menos en recorrer varios Kilómetros, en ella notamos una confianza única, como la que tenía Bartimeo.

Siempre, por lo regular delante de nuestros ojos, se presentan las imposibilidades, pero no miremos lo que está apenas delante de nuestros sentidos.

El Señor Jesús en sus momentos críticos como en el Getsemaní, no miró sus aflicciones, ni en la cruz del calvario.

La escatología posdata, que «verá la aflicción de su alma y quedará satisfecho». Isaías 53:11.

Como seguidores de Cristo debemos extender nuestra mirada en el más allá, echando un vistazo hasta las posibilidades que hay en Dios, inclusive alcanzar lo prometido.

Que se convertiría en un bosquejo académico e ilustrado, para exponer ante el público oyente las verdades y las victorias galardonadas por Dios.

Dios busca predicadores que confíen en él, que prediquen verdades, por ello, es importante que el hombre permanezca en Dios, para que pueda alcanzar tal confianza y así, poderla trasmitir con nuevas fuerzas y vigor ante aquellos que el diablo tiene arrinconados, deprimidos y desanimados.

El patriarca Job había adquirido tanta confianza en Dios, que en medio de sus aflicciones por motivo de sus enfermedades demoníacas.

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Él proclamaba: «Yo sé que mi redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallezca dentro de mí».

Este mensaje proclamado por este patriarca ha levantado a muchos en el marco histórico, porque la confianza adquirida en Dios nunca pierde su valor ni disminuye su poder; más bien, permanece intacta aunque pasen milenios.

Hay momentos que en la vida diaria puede existir controversia entre la confianza y la desconfianza, en este caso, “la que más sea fortalecida esa vencerá”.

El ejemplo de San Pedro nos demuestra este paradigma:

Este Discípulo navegaba en el mar a la cuarta vigilia de la noche, atropellado por un fuerte viento contrario y las olas muy furiosas y supuestamente sus fuerzas muy agotadas; y en esos momentos angustiosos, Jesús, como un refugio se presenta caminando sobre el mar a socorrerlo.

Pedro al verlo, muestra un rasgo de duda, y le dice: Señor, si eres tú, ordena que yo vaya a ti sobre las aguas. El Señor con su palabra lo saca de la barca con la locución ven.

Aquí Pedro en este momento está en un campo de batalla: la confianza con la desconfianza, la desconfianza fue alimentada por un fuerte viento que lo visitó, y éste, le sembró dudas y comenzó a hundirse.

Pero recordemos que en Pedro también estaba la confianza, la cual clamó: ¡Señor sálvame! El Señor extendió su mano y lo salvó.

Este caso no sólo le pasó a Pedro, cuantas veces no nos pasa a nosotros también en otra forma, pero recordemos que mientras que tengamos confianza, ella triunfará en nosotros, igual, como triunfó en este discípulo mencionado, aunque fue a última hora.

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Cuarto paso

El cuarto paso es considerada como una planicie muy extensa y es la «perseverancia en Dios».

La perseverancia tiene un principio, una continuidad y un fin, con esto quiero decir: que así como iniciamos tendremos que avanzar hasta lograr su fin; porque se han visto muchos comienzos pero no muchos fines.

Ya que el Señor dijera: «Muchos son llamados y pocos los escogidos».

Muchas veces empezar es fácil; pero para seguir en una intensidad hay que crear nuevas fuerzas, energías, vigores, eficacias, sin las cuales es imposible avanzar.

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Como dijera cierto comentarista, que para adelantar es necesario seguir, hostigar y continuar, aun cuando parezca que todo está en contra.

Aunque cuando todo grita que no es como se piensa, sin embargo, se debe seguir hasta alcanzar el objetivo que Dios puso delante como un premio para aquellos perseverantes.

Eso fue lo que el Señor dijo: «Más el que persevere hasta el fin, éste, será salvo».

La perseverancia tiene como premio la fe.

Jesucristo en los últimos días de su ministerio terrenal, quiso hacer una evaluación de sus discípulos y servidores, que había tenido desde el comienzo.

San Lucas 22:28, se encuentra la evaluación y el premio de sus fieles seguidores que permanecieron con él desde el principio.

Leamos el texto. ”Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas”. “Yo, pues, os asigno un reino, como mi padre me la asignó a mí”.

Aquí el Señor hizo énfasis, con el personal que había escogido, solo doce habían perseverado y ¿Qué se hicieron las grandes multitudes que le seguían?, ¿Qué se hicieron los setenta enviados? ¿Para dónde cogieron los predicadores que sanaban y echaban demonio en ausencia de Jesús y sus discípulos más cercanos? ¿Qué sucedió con los demás?

Toda esta gente no perseveraron, aunque eran seguidores y discípulos de Jesús.

Miremos lo que dice san Juan 6:60-66. “Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”.

Esta gente que se volvieron atrás no estuvieron en la transfiguración, en el Getsemaní, en la reprensión del mar y de los vientos, en el pozo de Jacob y en otros lugares que Jesús mostró su gloria.

Pero a los doce por haber permanecido se les dijo: ”Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas”. “Yo, pues, os asigno un reino, como mi padre me lo asignó a mí”.

Esta fue la disciplina metodológica que usaron los apóstoles desde el principio.

Por ejemplo: en la muerte de Judas, San Pedro trae a la memoria lo sucedido por éste, y hace énfasis, lo que pronosticó David en el Salmo 109:8.

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Que era necesario lo acontecido por Judas, quien a su vez, había sido partícipe de este ministerio y por el salario de su iniquidad fue el guía de la entrega del Señor y el Salmo recomienda que otro tome su lugar.

Los discípulos para buscar el sucesor de éste, se acordaron de lo que su maestro les había enseñado de la “permanencia constante”.

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Y usaron este mismo método, buscaron personas que hubiesen permanecido desde el bautismo de Juan, hasta que Jesús ascendió a los cielos y encontraron a dos solamente: a José y a Matías. Hechos 1:15-26.

Este método lo siguieron usando los apóstoles e inclusive para escoger la primera junta local. Hechos 8:6.

Quién a su vez, el apóstol San Pablo lo anexó a su agenda para escoger los primeros obreros. Hechos 16:1-3.

Esta doctrina de la perseverancia aplicada para el santo ministerio, fue trasmitida por San Pablo a sus pastores, que más tarde seguirían dando curso a nuevos obreros. 1 Timoteo 1-13; Tito 1:5-11.

Si esto lo tuviésemos en cuenta en nuestro tiempo para sacar nuevos obreros, gozaríamos con mejores ministros.

Recuerde que estamos hablando sobre el tema «Pasos para avanzar en la vida cristiana»

Quinto paso

Este quinto paso se llamaría la «consistencia en el Señor» ¿Qué es la consistencia?

La consistencia es acompañada por los siguientes sinónimos: Solidez, firmeza, estabilidad, permanencia, equilibrio duradero, todas estas expresiones son amenas en la convicción para alcanzar un objetivo: Santiago 1:8.

Comenta en su carta que: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos».

La consistencia es el motor de arranque en el cristiano, cuando éste quiere pararse en el camino, el motor se prende y lo empuja hacia delante, ya que el cristiano en la vida cristiana no se detiene ni para coger fuerzas.

San Lucas 9:62. El Señor Jesucristo dijo: «Ninguno que pone su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios».

Por ello, en la vida cristiana no hay reverso pero en el marco histórico la inconstancia, con el cambio de idea en los acuerdos establecidos se originó en el doble ánimo como en el tiempo de Constantino.

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Pasos para avanzar en la vida cristiana.

Pero la consistencia es la solidez de lo que hemos aprendido, que nos pueden hacer sabios para la salvación que es en Cristo Jesús y a su vez, preparándonos para toda buena obra.

Como se lo dijera el apóstol San Pablo a su hijo Timoteo. 2 Timoteo 3:14-17.

La consistencia es la firmeza, que se constituye en el argumento ideal para contrarrestar toda adversidad demoníaca, cuando nos encontramos enredados en las vitrinas del mundo, la firmeza en Cristo, pareciera que un remolcador nos volviera a activar y arrancamos con nuevas fuerzas hacia adelante.

La consistencia en las promesas de Dios, nos emociona tanto que no hay tiempo para ver este mundo como algo permanente, porque nos obliga a distinguir con los ojos de la fe, que adelante Dios nos tiene cosas mejores que nos están esperando.

Estimados hermanos, sigamos en el Señor firmes creciendo en la gracia que es en Cristo Jesús.

Como dijera San Pablo en 2 Corintios 10:3-5. «Que aunque andemos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Derribando todo argumento y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la subordinación a Cristo».

Todos estos pasos mencionados fusionados con otros, nos conducirán a ser mejores creyentes, llevando insignias de éxitos por donde quiera que andemos, insinuando que son las carreteras dignas de andar para conseguir los triunfos en Cristo Jesús.

Esperamos que éste tema, sobre los «Pasos para avanzar en la vida cristiana», haya sido de mucha bendición para tu vida.

Copyright y engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
Jorgesalomserpa@hotmail.com

Por: York Antony Shalom

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