Cómo debe ser la vida del cristiano

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Cómo debe ser la vida del cristiano

Que el fuego del Espíritu Santo nunca se apague en tu vida, pues esta obra comenzó por el Espíritu y debe terminar por el Espíritu. Hablaremos sobre el tema: «Cómo debe ser la vida del cristiano».

La importancia de la llenura del poder del Espíritu Santo, se dejaba notar en las generaciones pasadas.

Nuestros ancianos entendían el valor trascendental de este suceso, tanto, que era lo primero que se procuraba al entregarse al Señor.

Qué bueno que hoy tuviésemos ese mismo sentir.

Estamos viviendo momentos cercanos al levantamiento de la iglesia, y el pueblo de Dios debe estar preparado.

En el libro de Levítico, capítulo 6 del verso 8 al 13, podemos encontrar una palabra que llama mucho la atención: “altar”, que quiere decir, encuentro con Dios.

Así que todos los del Antiguo Testamento que en un momento dado quisieron tener un encuentro personal con Dios, una experiencia personal con el Señor, lo primero que construían era un altar.

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Podemos ver esta práctica en Abel, Noé, el mismo Abraham, que cuando sale de Ur de los caldeos.

Levanta altar a Jehová cada vez que él quería hablar con Dios, lo primero que hacía era construir un altar.

Más tarde se ve a Isaac construyendo un altar, a Jacob construyendo altar.

Al pueblo de Israel, cuando el Señor establece el tabernáculo en el desierto, les diseña un altar permanente.

En el caso de Elías, cuando tuvo que enfrentarse a lo más de 400 profetas de Baal, lo primero que hizo fue reconstruir el altar del pueblo de Israel.

La situación de ese altar simbolizaba la condición espiritual del pueblo.

Israel estaba alejado de Dios, entonces para lograr acercarse a él, debía Elías reconstruir primero el altar y así lo hizo.

La vida del cristiano debe ser un altar encendido para Dios, un altar destruido no podrá propiciar un encuentro con el Señor.

El cristiano debe procurar vivir una vida acorde a la palabra, bajo las reglas que el Señor ha establecido para su pueblo.

¿Cómo está tu altar en esta hora? El altar en buenas condiciones da cuenta de la altura de tu vida espiritual, el nivel en que te encuentras.

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Si ves que el altar no está en el lugar correcto, está desordenado, está lleno de polvo, eso significa que en este momento debes arreglar tu altar para que puedas tener un encuentro con Dios y que el fuego nunca se apague.

Es posible que tú, que lees este mensaje te encuentres desalentado, desorientado, que tu vida espiritual esté en decadencia.

Porque ya no tienes deseo de orar, no hay deseo de alabar, de servir a Dios, de seguirle, pero ahora es el tiempo de arreglarlo.

Cuando Elías reconstruyó el altar tomó las 12 piedras y lo levantó, al estar levantado pudo colocar los otros elementos sobre el altar, el cordero y la leña, pero el fuego vino del cielo.

Es decir, después de que el altar esté en buenas condiciones, el resto lo hace el Señor.

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Es el tiempo de arreglar tu altar, si has pecado, recuerda, que la sangre del Señor nos limpia de todo pecado.

La segunda palabra que se destaca es “holocausto” porque el altar sin holocausto, está vacío.

Así que el altar debe tener holocausto sobre él, ese cordero sin defecto que se sacrifica.

Entonces el altar va tomando sentido, con el holocausto tiene un sentido mucho más profundo.

Pues, en nuestro contexto, el holocausto es el culto que le ofrezco a Dios.

Porque el apóstol Pablo dijo a los romanos: “os ruego hermanos por la misericordia de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo”.

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El holocausto también lo podemos definir como la fe, la convicción que posee el creyente.

La última expresión que se resalta del pasaje tomado de Levítico 12, es “el fuego”.

El holocausto que está en el altar se debe consumir y el fuego que lo consume viene de arriba, viene del cielo, viene de Dios.

Juan dijo: “Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” Mateo 3:11.

Iglesia, tienes el altar y tienes el holocausto, pero necesitas el fuego, dicho fuego debe arder hasta consumirlo todo, debe mantenerse encendido y para eso, necesita la leña como combustible.

La leña simboliza la oración, ese hermano que se arrodilla continuamente, que busca la presencia de Dios.

Es necesario orad siempre y no desmayar.

La leña también la podemos comparar con la palabra de Dios. “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” Salmos 119:9.

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La meditación es leña para avivar el fuego, ir más allá, profundizar en el Señor, inspirarse en Dios, escudriñar en las escrituras.

Y por último, la leña representa la adoración, y adorar es sacrificar al Señor lo más amado y significativo que tienes.

Porque Abraham tomó a su hijo y se fue al monte Moriah para adorar y la adoración consistía en despojarse de su hijo Isaac a quien amaba.

Así que para no apagar el fuego que Dios ha colocado en tu corazón, debes despojarte de todo lo que más amas.

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Colocar tus deseos y pensamientos a los pies del Señor, el orgullo, el ego y todo aquello que te aleja de Dios.

Que el fuego nunca se apague debe ser tu prioridad y es ahora la oportunidad de encender esa llama en ti, que sientes que está apagada, que no arde como antes.

La buena noticia es que el Señor solo necesita que hoy dispongas tu altar.

Prepara tu vida para que él haga un milagro en tu ser y puedas ser renovado por el Espíritu Santo.

Permite que tu vida sea transformada y no volverás a ser el mismo, Jesús hará de tu vida un altar para morar en ella.

Por: Helmer Gonzales

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