Que tu luz no sea tiniebla para el mundo

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Que tu luz no sea tiniebla para el mundo

La misión es la razón de ser de la iglesia, el Señor Jesús nos dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda creatura”. Hablaremos del tema: «Que tu luz no sea tiniebla para el mundo»

¿Qué es luz?, es una radiación emitida por cuerpos calentados a altas temperaturas incandescencia o por cuerpos excitados luminiscencia y que es percibido por los ojos.

Quiere decir que cuando hay luz, hay una noción de calor.

La luz viaja a una velocidad muy alta de 299792 km/s.

El hombre fue capaz de “hacer luz” por medio del descubrimiento del fuego, y esto es un hecho trascendental en la historia de la humanidad.

Pues, le permitió asentarse, agruparse y con el paso del tiempo, llegar a la civilización que conocemos hoy.

Entonces, la luz es un tema extraordinario, profundo y de admirar y con ella nos compara el Señor en Mateo 5 del verso 13 al 16.

En Génesis 1, se nombra la luz: “y dijo Dios: sea la luz”, es decir, que ella fue una de las primeras creaciones de Dios.

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Además del agua, el aire, es indispensable el papel que cumple la luz para el desarrollo de la vida en el planeta.

La Biblia compara la luz con la vida y las tinieblas con la muerte Job 10:20-21; Eclesiastés 12:2.

La lámpara también es asociada a la vida del hombre 2 Samuel 21:17.

Hay una luz que indica protección de Dios: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” Salmos 27:1.

En este orden de ideas, se puede afirmar que hay una luz física, la que podemos ver con nuestros ojos, pero también hay una luz espiritual que ilumina el entendimiento del hombre.

Dios nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable, y esa luz es la que nos ha hecho aborrecer el pecado.

Dice la palabra de Dios, que en él no existen las tinieblas, es decir, que él es la única luz verdadera que alumbra a todo hombre.

Nosotros hemos sido llamados a ser hijos de luz, por eso, nosotros no andamos en tinieblas.

Es por eso, que nuestros pensamientos no son los pensamientos del mundo, por eso, no practicamos lo que practica el mundo.

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En Isaías 9, hay una profecía sobre el mesías, y se refiere a él como la luz que resplandece. En el nuevo testamento se habla de Cristo como la luz verdadera:

Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” San Juan 1:9.

Esa luz que fue manifestada el día de la creación, vino a este mundo.

Jesucristo mismo dijo: “Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” San Juan 8:12.

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Jesús es la luz que da vida a nuestras almas, el que tiene a Jesucristo, tiene vida, esta iglesia tiene a Jesús y por eso, andamos como luminares en el mundo.

Donde está Jesús, no puede haber tinieblas; si sobre nosotros ha sido invocado el nombre de Jesús, entonces ya no estamos en tinieblas, sino que somos la luz del mundo.

Para tener luz normalmente se necesita un recipiente para contenerla y una fuente de energía.

Nosotros somos ese recipiente y Jesucristo es la fuente, pero el aceite que permite que esa luz no se apague es el Espíritu Santo.

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Ese aceite fue derramado sobre la iglesia el día pentecostés y la palabra dice, que cuando cayó el Espíritu Santo sobre los 120 que estaban reunidos les fueron repartidas como lenguas de fuego y a partir de allí, fueron luz en el mundo.

Para ser luz simplemente hay que seguir el ejemplo del profeta Juan, todo lo que él hacía era dar testimonio verdadero de quién era Jesucristo.

Él solo era la voz del que clamaba en el desierto.

Con mis actitudes, con mi vida, con mi comportamiento, con mis palabras, testifico quién es esa luz verdadera.

Y no es tiempo de bajar la guardia, ahora más que nunca debemos dar testimonio de Cristo.

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Que tu luz no sea tiniebla para el mundo.

Estamos en medio de una generación mala y perversa, que la luz le llama tinieblas y a las tinieblas le llama luz.

Pero en medio de esa generación de tinieblas, dice la palabra, que nosotros somos como luminares en el mundo en medio de las tinieblas.

Nuestras lámparas deben estar encendidas y con aceite de reserva, porque no sabemos el momento en que el Señor Jesús vendrá por su esposa.

Así como Ester, cuyo nombre significa estrella, fue luz en medio de un país pagano.

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Nuestro propósito es llevar salvación al que está perdido, sea tu luz, grande o pequeña, no importa, es luz y ubicada en un lugar alto podrá alumbrar alrededor.

Hoy puedes hacer un compromiso con el Señor, decirle que te coloque en el lugar correcto para alumbrar la vida de otros.

Ser una antorcha encendida, llena de su Espíritu Santo para resplandecer en medio de las tinieblas.

Somos luminares en el mundo, nuestra función es extraordinaria, tu propósito es poderoso, acércate a la fuente, a la luz verdadera, que tu aceite rebose y que esa luz sea la salvación para las almas perdidas.

Por: Ylenia Torres

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