El monoteísmo
Al iniciar este escrito, se denota una serie de eventos que encadenan pre-saberes bíblicos, los cuales diversifican las múltiples teorías del conocimiento de la verdad. Hoy hablaremos sobre: «El monoteísmo».
De allí surge la necesidad de abordar el punto clave de éste eje temático, partiendo de bases teológicas a través del libro magno «La Biblia».
Como primera instancia, se encuentra un manuscrito alegado por Moisés en el segundo libro de la ley, apersonando un objetivo central.
El cual, es dejar en claro al pueblo de Israel la existencia de un ser divino: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Deuteronomio 6:4.
Por otro lado, el apóstol Pablo, enfatiza este concepto universal, mediante las cartas paulinas “…pero Dios es uno”. Gálatas 3:20.
En esta misma percepción se encontraba el apóstol Santiago en su epístola universal, cuando subrayó que, «Dios es uno». Santiago 2:19.
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El monoteísmo.
Ahora bien, para conocer y entender el sentido total del esquema monoteísta, es ineludible ubicar al lector en un punto de partida, que lo lleve a relacionar textos iniciales con tiempos presentes.
Por tal motivo, se considera relevante, partir desde el desarrollo de las eras, iniciando desde la era patriarcal.
Se entiende por era patriarcal: El tiempo que vivieron los patriarcas; de hecho las descripciones que hablan y califican estos personajes, dan su principio desde el primer patriarca, el cual fue Adán.
Tenían el privilegio de poder hablar con Dios cara a cara e individualmente, como lo hicieron: Adán, Abel, Noé, Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y David, a los cuales se le dieron tres ministerios, tales como:
- Sacerdote
- Juez
- Profeta
De allí, que el monoteísmo se inicia con Adán en el libro de Génesis 1:1, dice: «Dios creó los cielos y la tierra».
Estamos hablando sobre «El Monoteísmo».
Ahora bien, algunos comentaristas argumentan que los sustantivo «Dios y Elohím» indican pluralidad de personas, si esto fuera cierto, se tendría que corregir ciertos textos de la Biblia.
Partiendo desde Génesis 1:1, donde dice: En el principio Dios “Creó” los cielos y la tierra, si la palabra Dios indica pluralidad de personas; entonces, se podría expresar así: En el principio Dios (pluralidad) “crearon” (plural) los cielos y la tierra.
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No obstante, si se predetermina lo que la palabra de Dios indica en realidad, entonces la base queda así: «En el principio “creó” (singular) Dios los cielos y la tierra».
Lo cual, revela que «el creador es uno y no una pluralidad de persona».
Desde este punto de vista, se debe considerar, que todo teólogo entenderá que el capítulo 1 de Génesis es la maqueta de Dios, donde él trazó su programa de la creación.
A partir del capítulo 2 de Génesis en adelante, es el desenvolvimiento o la ejecución de tal patrón, denotando así, que aún hay cosas que están en el capítulo 1 de Génesis que todavía no se han llevado a cabo, esto lo declaró el patriarca David en el Salmo 17:15; 1 de Juan 3:2.
Es por ello, que se toma como paradigma el capítulo 1:26 de Génesis, puesto que la muchedumbre se cuestiona a cerca de la expresión que Dios dice en este versículo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.
Vea también: El hombre es creado a imagen de Dios
El interrogante que surge de este estamento es: Con ¿Quién hablaba?, por tal razón, dice David: “Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”.
Al expresar David esta frase, quiso decir que carecía de la semejanza de Dios en su personalidad física y espiritual.
Además, San Juan dice que: “Seremos semejante a él”; lo cual, refleja que todavía no la tenemos y que a través de las enseñanzas recibidas por parte de los predicadores del evangelio, la estamos adquiriendo.
He aquí la repuesta de con quién hablaba Dios, si la palabra “hagamos” todavía está en acción en nuestro tiempo.
Por otra parte y siguiendo con la misma esencia de la temática, se ha dicho que el capítulo 2 de Génesis en adelante, es el principio del desenvolvimiento de la maqueta de Dios.
Observemos en Génesis 2:5, no había hombre para que labrase la tierra. En Génesis 2:7. Entonces, Jehová Dios “formó” (singular) «al hombre del polvo»…
Y Jehová Dios Plantó (Singular) un huerto en Edén, al oriente y puso (Singular) allí al hombre que había (singular) formado. Génesis 2:8.
Si Dios es una unidad compuesta ¿Por qué sus acciones parecen en singular?
En Génesis 2:7, «Entonces Jehová Dios “formó” (singular) al hombre del polvo», de allí, surge un interrogante mayor ¿Qué se hizo el hombre creado en Génesis 1:26? ¿Es que Dios creó otro o es el mismo?
Otra consulta parecida a la primera ¿Con quién hablaba Dios cuando dijo: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal?
La repuesta es sencilla ¿Con quién estaba Dios allí? pues, con quienes estaban con él, que eran los ángeles, arcángeles y querubines, con ellos hablaba.
En la Biblia, tanto el Antiguo como en el Nuevo Testamento, cuando Dios va hacer «juicio», nunca se ha presentado solo.
Un ejemplo claro de tal evento, se refleja en el huerto del Edén, cuando vino hacerle juicio Adán y a Eva, vino con ángeles, tanto, que puso querubines para que guardasen el camino del árbol de la vida.
Otro paradigma, se encuentra en el juicio de la torre de Babel, “ahora, pues, descendamos y confundamos allí su lengua”. Génesis 11:7.
Si Dios es uno ¿Por qué habla en plural?
La repuesta: Dios invitando a los ángeles a venir a hacer juicio, a tal punto, que el verso ocho dice que: «Jehová los esparció» (singular).
Vea también: ¿Qué son los ángeles y cómo funcionan?
Otro sumario a esta gama de ejemplos, se puede verificar en el juicio de Dios para Sodoma y Gomorra, cuando aparecieron tres ángeles:
- El ángel de Jehová se quedó con Abraham.
- Los dos ángeles salieron a la misión de sacar a Lot y su familia.
Observe Génesis 19:24,29 y se dará cuenta que fue Jehová quien destruyó a Sodoma y Gomorra.
Por su parte, hay que considerar la visión del capítulo 6 de Isaías, el rey Uzías, había quebrantado la ley del sacerdocio y Dios había venido para sentarse en su trono y hacerle juicio a dicho monarca.
Isaías lo vio rodeado con una corte de serafines que proclamaban santidad, porque Uzías había contaminado el altar, ofreciendo sacrificio no agradable, entonces, cuando Isaías lo vio en su trono de justicia, se sintió culpable porque él también clama: ¡Ay de mí!…
No obstante, Dios lo liberta de su estado pecaminoso, luego necesita un mensajero y a voces clama a ¿Quién enviaré y quién irá por nosotros?.
¿A quiénes se dirige cuando expresa estas palabras?, desde luego, a los serafines presentes.
Recordemos que el mensaje que llevaría el predicador enviado, no era un mensaje muy bueno, pero si de paciencia. Isaías 6: 9-13.
Algunos cronistas comentan: Que el profeta Isaías presagió 58 años y no tuvo un solo creyente, es decir, nadie le creyó, por ello se considera el ministerio de los ángeles como un trabajo muy duro.
Cuando un ser angelical le habla a los hombres y no le creen, son reprendidos o castigados por estos, por eso Dios necesita predicadores hombres para prolongar paciencia y no ángeles; además, a los ángeles no se les ha dado este privilegio de la predicación.
Ejemplos claves se pueden mencionar en esta parte tan destacada, iniciando con la segunda carta a los Tesalonicenses.
La cual dice que «El Señor Jesús se manifestará desde el cielo con los ángeles de su potencia, en llama de fuego para dar retribución a los que no conocieron a Dios». Tesalonicenses 1:7-8.
«Él hace a sus ángeles espíritus y a sus ministros llama de fuego». Hebreos 1:7. Los ángeles viven listos para ejecutar los juicios de Dios.
La exégesis de las edades
Haciendo un poco de historiografía de los tiempos pasados, la bibliología nos enseña que, ha habido hasta el presente «seis dispensaciones«, que teológicamente se consideran seis periodos diferentes.
En las cuales, Dios ha tratado con la raza humana de una manera homogénea, pero con diferentes leyes y propósitos.
Como primera medida, se encuentra «la dispensación de la inocencia», donde las leyes fueron exclusivamente para Adán y su mujer.
En «la dispensación de la conciencia» las leyes fueron para Adán y su descendencia.
En «la dispensación del gobierno humano», las leyes fueron para Noé y su descendencia, haciéndoles Dios un nuevo pacto, que no volvería a enviar otro diluvio, es decir, no volvería a destruir la raza humana con agua.
Estamos desarrollando el tema: «El monoteísmo» pero también te recomendamos: El diluvio como juicio de Dios
Esta dispensación, terminó con el levantamiento de la Torre de Babel, que significaría “confusión” por haberse olvidado de las leyes de Dios y hacer los designios propios.
Por esta razón, Dios abandonó esta muchedumbre, los dejó andar en sus propias andanzas. Hechos 14:15-17.
En donde habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, sino que descendieron tres niveles, hasta completar la suma total de sus depravaciones. Romanos 1:21-32.
Por esta cognición, se dio inicio a «la dispensación de la promesa», principiando con el llamamiento de Abraham, queriendo Dios hacer un nuevo pueblo para sí de las entrañas de éste, sin exterminar a las demás gentes, como en el tiempo de Noé.
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El patriarca Abraham y el monoteísmo
La vida de Abraham es conocida como uno de los habitantes de Ur de los Caldeos, la historia narra que este hombre era un idólatra, como cualquier habitante de estos pueblos y cuya filosofía era la cosmogonía.
Además, se cree que era sacerdote de los dioses de su padre Taré.
Dice la historia, que los descendientes de Noé, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando cultos a las criaturas antes que al creador, el cual es bendito por los siglos de los siglos.
Dios visitó a Ur de los Caldeos, a ver si encontraba a alguien que le prestara atención y se le presenta a Abraham, como el Dios “Elhoim”.
La Biblia muestra, que Abraham siendo sacerdote de los ídolos de su padre, tenía un dios para cada cosa:
Uno para la lluvia, el viento, los truenos, los relámpagos, la primavera, el invierno, el verano, las cosechas, el juicio, el amor, entre otros.
Sin embargo, Dios se le presentó a Abraham como “Elohim” y le dijo: «Yo soy el Dios que hago llover e hizo llover».
También soy el Dios de los vientos e hizo pasar viento, yo soy Dios de los relámpagos, de los truenos, de la primavera, del invierno, del verano, entre otros eventos importantes de la vida y de la naturaleza en sí.
Abraham se destacó siendo un analítico, tal vez expresándose de la siguiente manera: “Yo me levanto temprano para hacer limpiezas y ofrecer tantos sacrificios para muchos dioses”, este Dios que se me ha presentado, actúa multifacéticamente, es decir, éste es único.
Tiene el dominio de todas las cosas, por lo tanto, lo llamó: «El Dios omnipotente”, que quiere decir, un Dios numérico, con capacidad para actuar con señorío sobre todas las cosas, así creyó éste patriarca en el término “Elhoim”.
Vea también: Por qué Dios es omnipotente
En parte declaratoria y complementaria, se destaca el rabino Mordechai Yaacobi, el cual expone en su enciclopedia “La parasha lej leja» sobre la vida de Abraham, el hombre que creyó en un solo Dios invisible.
Este patriarca estableció el fundamento de todas las religiones monoteístas por su creencia, se hizo padre de todas las generaciones, haciéndose propia la promesa de su descendencia, a la cual, nos persuadimos al eterno perdón de nuestros pecados.
El escritor mencionado, muestra ciertas características de Abraham, que era un hombre suave y amó, le gustaba vivir en paz con el prójimo, a demás, evitaba discusiones infecundas con sus contemporáneos.
Abraham no impuso sus creencias a otros a la fuerza, al contrario, trató de persuadirlos con su comportamiento y dejó que los hechos hablasen por él.
Su padre Taré cosmogónico, comisionó a su hijo Abraham, sacerdote al servicio de los ídolos, así sirvió por muchos años.
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El monoteísmo.
Después de su encuentro con el eterno y tomar las decisiones pertinentes de hacerlo Dios para sí, trató en ciertas ocasiones en deshacerse del servicio de los ídolos para servirle al Dios creador, lo cual lo logró de una manera racionalista.
Según los lineamientos históricos, suponen que cierto día, vino una mujer a ofrecer su sacrificio a su talismán de votos, recibió Abraham la ofrenda y aprovechó esta oportunidad para romper todos los amuletos que estaban en su poder.
Colocó una viga en las manos de uno de los ídolos más grandes y al lado de éste la ofrenda de la mujer, cuando se hizo presente su padre Taré, le preguntó al sacerdote: ¿Quién hizo esto?
Contestó Abraham: Una mujer trajo la ofrenda para los dioses y empezaron ellos a pelear. Dijo uno: “Yo como primero” y el otro gritó: «El turno es mío».
Entonces, se levantó el más grande a golpear a los pequeños, hasta hacerlos añicos y tomó la ofrenda para él.
Su padre Taré al oír esto, objetó: ¿Te estás burlando de mí, Abraham? Porque ellos tienen boca, más no hablan; ojos tienen y no ven; orejas tienen pero no oyen, de igual manera tienen manos, más no las accionan.
Abraham contestó: “Padre mío: Escuchen tus oídos, lo que tu boca ha hablado”.
Con esta moraleja, le decía a su padre que; estas figuras no eran más que “ídolos”, por lo cual, los había destruido para seguir al Dios verdadero y hacerse digno de una nueva dispensación.
Que se llamaría «la dispensación de la promesa” que duraría hasta el éxodo de su pueblo en Egipto.
De allí los descendientes de este patriarca, se destacaron del mundo contemporáneo, como un pueblo monoteísta, creyendo en un solo Dios único y verdadero ante el panteísmo de las naciones vecinas.
Todas las escrituras desde al capítulo 12 de Génesis en adelante, hasta el profeta Malaquías, están apuntando a este patriarca y a su descendencia, como el pueblo escogido para su sacerdocio y nación santa.
Monoteísmo dentro de la escatología Hebráica
La sagrada teología del único Dios indivisible y creador es llamada “monoteísta” que proviene de dos palabras griegas: “monos”, significando (sólo, solitario, uno, único) y “Teos”, significando (Dios).
El monoteísmo, fue la doctrina que nunca dejó su esencia entre los profetas del pueblo de Israel, los cuales, insistían en todo tiempo que Dios era uno.
Vea también: El monoteísmo base de la doctrina apostólica
Aunque las naciones vecinas tuvieran varios dioses, ellos suplicaban e imploraban que Dios fuese uno.
En su secuencia y esparcimiento en el pueblo de Israel, se establece que Moisés sabía por experiencia propia, que en el mundo Cananeo existían los politeístas y los panteístas.
Al entrar Israel a estas tierras, este legislador les escribe la “segunda ley”, (dicho de paso, eso es lo que significa o quiere decir el libro de Deuteronomio), como tema principal: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. Deuteronomio 6:4.
Los libros llamados el Pentateuco escrito por Moisés, afirman enfáticamente el monoteísmo estricto, de allí, que los diez mandamientos empiezan con “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Éxodo 20:3; Deuteronomio 5:7.
Dios enfatizó este mandamiento por declarar que él es un Dios único y celoso. Éxodo 20:5.
En complemento a lo anteriormente explicado en Deuteronomio 32:39; Dios dijo: «Que no hay ningún otro dios fuera de él».
Además, en los libros históricos y en los poéticos no cesaban de implorar esta verdad el monoteísmo. “No hay otro como el Señor y no hay Dios fuera de él”. 2 Samuel 7:22; 1 Crónicas 17:20. Solamente él es Dios. Salmo 86:10.
La profecía gira alrededor del monoteísmo
En el duro trabajo de la oratoria del profeta Isaías, relatadas en la parte sur de Judá, se encuentran las declaraciones enfáticas y claras “el monoteísmo” como una doctrina irremplazable.
- Antes de mí no fue formado Dios, ni lo será después de mí. Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve Isaías 43:10-11.
- Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios Isaías 44:6.
- No hay Dios sino yo. Isaías 44:8.
- Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo Isaías 44:24.
- No hay más que yo; yo Jehová, y ninguno más que yo Isaías 45:6.
- No hay más Dios que yo; Dios justo y salvador; ningún otro fuera de mí. Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más Isaías 45:21-22.
- Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí Isaías 46:9.
- Mi honra no la daré a otro Isaías 48:11; Véase también Isaías 42:8.
- Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra; tú hiciste los cielos y la tierra Isaías 37:16.
Después del cautiverio de Babilonia, los nuevos profetas continuaron con su doctrina del único Dios.
Hay solamente un Dios, quien es el creador y padre de toda la humanidad. Malaquías 2:10.
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Zacarías hablando del reino milenial, observa que habrá un solo Señor con un nombre. Zacarías 14:9.
En la antigüedad siempre que Dios habla de su santidad, lo habla en forma singular
En el Antiguo Testamento, cuando habla de Dios en su santidad, lo habla en términos de ser uno.
Por ejemplo: El santo, el santo de Israel o «sed santo como yo soy santo». Salmos 71:22; 78:41; Isaías 1:4; 5:19; 5:24, pero nunca los “dos santos,” ni los “tres santos,” menos los “muchos santos.”
Títulos dados a los que no aceptan el monoteísmo
En el mundo hebreo, cualquier persona que no acepta el monoteísmo obtiene las siguientes clasificaciones:
- Ateo: Uno que niega la existencia de Dios.
- Agnóstico: Uno que asevera que la existencia de Dios es desconocida y probablemente inconocible.
- Panteísta: Uno que equivale a Dios a la naturaleza o las fuerzas del universo.
- Politeísta: Uno que cree en más de un Dios.
- Diteísta: La creencia en dos dioses.
- Triteísta: La creencia en tres dioses.
Entre las religiones del mundo, tres son monoteístas: El judaísmo, el mahometismo y el cristianismo.
En el mundo cristiano, coexisten varios puntos de vista diferentes en cuanto a la naturaleza de la deidad, sin embargo:
- Unos afirman que existen tres personas distintas en la deidad: Dios padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo, más un solo Dios.
2. Por otro lado, algunos enfatizan la división en tres partes co-iguales, hasta el punto de creer en tres seres autoconscientes.
3. Otros contienen la creencia del bitarismo, la cual no clasifica al Espíritu Santo como una persona aparte, sino que asevera creencia en dos personas en la deidad.
4. Muchos monoteístas cristianos insisten, que la deidad no puede dividirse en personas y que Dios es absolutamente uno.
5. Otros monoteístas cristianos aseguran, que hay solamente un Dios, pero lo hace por negar de una manera u otra, la plena deidad de Jesucristo.
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El monoteísmo.
Este punto de vista fue descrito en el tiempo de los padres de la iglesia, patrocinado por los monarcas y por los arianos, discutido en el concilio de Nicea en el año 325 D.C.
Tales personajes proscribían a Jesús a la posición de un dios diminutivo y creado, un dios sumiso, subordinado o un dios menor en categoría.
En relación con el eje temático, se considera que otros monoteístas creen que en el perfecto sabio Dios de la antigüedad, con toda su plenitud y deidad se encuentra manifestado en la persona de Jesucristo.
Estos devotos creen que padre, hijo y Espíritu Santo no son personas, sino títulos usados por Dios para manifestarse en carne.
Ahora bien, cuando floreció las ciencias del ocultismo en Asia menor, en el tiempo del apóstol San Pablo, él le escribe a esta iglesia en Colosa, que era el lugar de acopio de todas las creencias panteístas y politeístas, que «Jesucristo es la imagen del Dios invisible». Colosenses 1:15.
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En consecuencia, San Juan al cierre del primer siglo, le escribe a los cristianos de su época, para que se guarden de la idolatría, les dice que: «Este Jesucristo en el cual habían creído, es el verdadero Dios y la vida eterna». 1. Juan 5:20.
En el trascurso histórico llamado los “santo padre de la iglesia”, lo dicho por el apóstol San Juan, fue el punto de vista acogedor de muchos apologéticos como Práxeas y Sabelio, entre otros.
Para detener y defenderse de las diferentes doctrinas nacientes en la época, como: el dualismo, el trinitarismo, el nosticismo, entre otras.
Todos los textos anteriores, de todos los profetas, notamos el uso de palabras y frases como:
- Ninguno
- Ninguno más
- Nada hay semejante a mí
- No hay más que yo
- Por mí mismo
Todas estas escrituras estaban lejos de la pluralidad de la deidad, en consideración, el Antiguo Testamento afirma:
Dios es absolutamente uno en número, quien se hizo carne para satisfacer la demanda de su justicia.
A su manifestación, el Nuevo Testamento obtiene la enseñanza del Antiguo Testamento de un solo Dios y repite explícitamente este mensaje varias veces.
“Porque Dios es uno, y él justificará” (Romanos 3:30).
“No hay más que un Dios” (1 Corintios 8:4).
“Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre” (1 Corintios 8:6).
“Pero Dios es uno” (Gálatas 3:20).
«Un Dios y Padre de todos” (Efesios 4:6).
“Porque hay un solo Dios” (1 Timoteo 2:5).
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan” (Santiago 2:19).
Conclusión
El pueblo de Dios siempre se ha identificado con el mensaje de un solo Dios, por eso Dios escogió a Abraham, porque él estaba dispuesto a abandonar los dioses de su nación, de su padre y adorar al único Dios verdadero. Génesis 12:1-8.
Dios castigaba a Israel cada vez que ellos empezaban a adorar a otros dioses y la adoración politeísta fue una de las razones mayores por las cuales Dios finalmente la envió al cautiverio. Hechos 7:43.
El salvador vino al mundo mediante una nación «Israel» y mediante una religión «el judaísmo», en la cual Dios se manifestaría a su pueblo, por ello, hoy día, Dios aún demanda una adoración monoteísta.
Como cristianos en el mundo nunca debemos cesar de exaltar y declarar el mensaje de que hay solamente un Dios verdadero y viviente manifestado en carne llamado Jesucristo.
Engrosado por el pastor
York Anthony Shalom
Licenciado en Sagrada Teología
Magister en Divinidades Teológicas
Jorgesalomserpa@hotmail.com
Por: York Anthony Shalom