El servicio a Dios no es un cargo

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El servicio a Dios no es un cargo

Si nosotros leemos atentamente la palabra del Señor, creo que podríamos encontrar un fuerte estímulo para que usted y yo continuemos sirviendo al Señor. Hablaremos sobre: «El servicio a Dios no es un cargo».

El servicio a Dios no es un cargo, es una oportunidad de hacer algo por aquel que lo hizo, ha hecho y hará todo por nosotros, de tal forma, que no puede un pastor dejar de sentir la pasión por servir al Señor.

El significado de la palabra sentir, puede ser escasa y quedarse corta, por eso, hablo de la palabra pasión.

Porque incluye nuestros sentimientos, vida, posibilidades, habilidades, proyecciones, en conclusión, lo envuelve todo.

En la palabra de Dios encontramos una crisis: «Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?’’

«Y Jesús les dijo: De cierto os digo que, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel’’

«Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna’’ San Mateo 19:27-29.

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Aquí no podemos tratar a los apóstoles como carnales o de mundanos porque es una situación humana.

Vemos que los discípulos se acercan al Señor, pero en especial Pedro, pareciera que este fuese el vocero de los demás.

Entonces Pedro se le acerca al Señor y le presenta la inquietud de dejar todo por seguirlo a él porque al parecer antes de ello había sucedido un episodio fuerte.

Un muchacho rico y buen cristiano, fue a Jesús y le hizo una pregunta que usted y yo, ya la hemos hecho muchas veces.

El Señor le responde de una manera, que el muchacho no tiene otra alternativa que bajar su cabeza e irse.

Jesús le hizo una propuesta que para el muchacho no es trascendente, «vende todo lo que tienes y repártelo a los pobres’’.

Para una persona de alta sociedad, no es normal pensar así, por eso, el muchacho reacciona de esa forma.

Muchos seguramente por la reacción que tuvo el joven, pudieron haberlo tratado de mundano, amaba más al dinero que a Dios.

Sin embargo, la Biblia no dice eso y pudieron haber dicho o pensado cualquier otra cosa.

Pero los discípulos tenían una sensación que les cortaba la saliva, y por eso, se acercan al Señor.

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Le dicen, «Señor, tenemos una pregunta’’, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, y eso era verdad, porque Pedro, que era el que estaba hablando, realmente dejó todo para servir al Señor.

Quizás pedro era una persona brusca en sus comportamientos, pero él tenía bienes, familia, dueño de barcos.

Eso nos da luz para pensar de que Pedro tenía una vida definida económicamente.

Pero cuando Jesús le hizo la invitación de que lo siguiera, lo hizo sin escatimar nada de lo que tenía.

Entonces los apóstoles al ver la respuesta de Jesús con el muchacho, entran en crisis, y le comienzan a mencionar al Señor todo lo que habían dejado para seguirle.

Algunos pudieron hablar de la esposa que dejaron, bienes, tierras, ganados, siervos y cualquier cosa de valor.

Y la pregunta de ellos fue, si dejamos todo eso, ¿Qué va a ser de nosotros Señor?, tenían una crisis existencial, natural.

Pero lo que me alegra ver es que el Jesús, aun en las cosas más humanas, piensa y nos ayuda.

Si estás pasando por una situación difícil, muy humana, complicada, emociones sin control, una familia inestable, no te preocupes, el Señor Jesús ya ha pensado en eso.

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El servicio a Dios no es un cargo.

A mi me hace sentir feliz cuando leo lo siguiente: «Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses’’ Santiago 5:17.

Que alivio leer esto, o sea, que a Elías se le salía su genio, también tuvo profundas depresiones.

Puesto que después de tremendas victorias siempre le rogaba al Señor que lo matara.

Elías era un hombre igual a ti y a mí, no era menos, no era más, a él también le dolía cuando se machucaba un dedo.

Del mismo modo le gustaba el tinto o cualquier bebida de su época, era una persona común con un Dios grande dentro de él.

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Debemos tener algo claro y es que Dios busca hombres, y no súper hombres porque en este camino, el que tiene que ser grande y glorificado es Jesús, nosotros a penas somos normales.

Por eso, cuando Pedro llega con su crisis, el Señor le hace saber y le dice: «Pedro, yo tengo eso ya planeado’’.

El Señor en su palabra, habla de una multiforme recompensa para las obras que han hecho sus hijos, no solo en lo Espiritual.

A veces pasa el tiempo, nos acordamos de algo que le estábamos pidiendo a Dios y solo nos toca decir, «él es increíble’’.

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El servicio a Dios no es un cargo.

Entonces Dios le dice a Pedro que no se preocupe, porque ustedes que me han seguido, tienen una recompensa en el cielo.

Yo no sé si Pedro entendió lo que Cristo le quiso decir, porque nosotros como humanos limitados, no alcanzamos a digerir o comprender lo que Dios nos quiere hablar.

En nuestra vida cristiana debemos pedirle al Señor sabiduría y amor por su palabra, porque esta se convierte en un medio de comunicación entre Dios y tú.

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La Biblia es nuestro manual de conducción en el mundo, y si queremos tener recompensa eterna, necesitamos buscarlo.

Jesús siempre está para nosotros, a una distancia de una oración, no olvides que si trabajamos para su obra, tendremos recompensas en los cielos, pero también aquí en esta tierra.

Vale más lo eterno, aquello incorruptible, que las cosas terrenales, sin embargo, Dios nos bendice con bienes, tierras, si le somos fieles y permanecemos hasta el fin.

Por: Carlos Hernández

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