No menosprecies lo que Dios te ha dado

1893

No menosprecies lo que Dios te ha dado

En el trascurrir de nuestros días muchas veces nos encontramos con personas las cuales aman ser reconocidas y que los llenen de aplausos. Hablaremos sobre el tema: «No menosprecies lo que Dios te ha dado».

Cosas que como humanos nos puedes llamar la atención, ya que es necesario que seamos estimulados y que se haga reconocimiento de la labor que estamos ejerciendo.

Pero estas acciones la harán los demás bajo de su voluntad y no será algo que provoquemos y que procuramos.

Porque si lo hacemos de esta manera estaríamos desviándonos de lo que en realidad debemos hacer.

Dios puede compartir su poder y santidad delegando la autoridad a los hombres, pero nunca su gloria. La gloria es única y exclusivamente de Dios.

Nuestra petición a Dios debería ser: ¡Déjame vivir para glorificarte y permíteme hacer algo en tu obra para glorificarte!

Vea también: Ser cristiano no significa ser perfecto

Nuestro Señor mismo nos dice: “Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza” Isaías 42:8.

Es decir, por muy perfecta que sea la obra hecha, será para la gloria de Dios.

Vemos un ejemplo en la palabra de Dios, un hombre que tenía un cargo de mayordomía de un hombre rico.

El cual comenzó a administrar mal los bienes que le fueron encomendados y todo esto llegó a oídos de su Señor.

Por lo tanto, lo llaman a rendir cuentas y le retiraron el cargo que tenía por su mal desempeño.

Y podemos ver que este hombre a pesar de su fracaso, siguió siendo influyente entre sus súbditos del momento.

Cogiendo el dinero que no era de su propiedad, repartiéndolo y distribuyéndolo y así ellos quedarían comprometidos con él.

Nuestro Señor toma esta acción para traerla a la espiritualidad ¿Cómo aquel hombre toma un dinero que no es de él para su provecho?

Vemos que si el Señor a algunas personas les da cosas materiales o un título profesional, eso le de influencia ante la gente.

Y las personas utilizan la influencia que tienen para que aquellas personas de su misma comunidad también se salven.

También puedes leer: La salvación depende de Dios o del hombre

La palabra de Dios nos dice: “Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas” Lucas 16:9.

Es decir, el trabajo que harían las personas con la influencia que tienen en la sociedad, van a tener una connotación muy grande en el cielo y será para una recompensa.

De esa manera, el prestigio, la importancia, el dinero, los títulos profesionales y todo lo que esto influye socialmente.

Síguenos en Facebook Generación Pentecostal

No menosprecies lo que Dios te ha dado.

Algunos cristianos que lo tienen deben ponerlo en las manos de Dios y que valga para que anuncien el evangelio de Jesucristo.

No se puede tomar todas esas riquezas para un beneficio propio, debemos ponerlo en las manos de Dios y seguramente cuando alguien piensa de esta manera.

Dios le dará muchas más bendiciones, porque su propósito es glorificar a Dios y a través de su influencia, ganar muchas almas para la gloria del Señor.

Vemos que el Señor Jesús nos enseña que entre todas las grandes riquezas que el cristiano tiene, cosas de mucho valor, el dinero es la más pequeña y las cosas materiales son las de menos valor.

De esa manera, en la iglesia del Señor muchas veces los creyentes suelen desmeritar los cargos pocos visibles, creyendo que algunos son más importantes que otros y de menos valor.

Las cosas espirituales y lo de Dios no se adquiere con dinero, las cosas espirituales tienen tanto valor que el dinero no alcanza para comprar ni un milímetro de ello.

Todo lo que tenemos es por la infinita gracia de Dios, por su amor y porque él no los quiso regalar.

También te puede interesar: La fidelidad al Señor

En la iglesia del Señor vemos a muchas personas que no saben vivir sin tener un cargo, y su fidelidad a Dios depende de ello.

Notamos que cuando muchas personas no tienen un cargo, entonces su vida espiritual flaquea y tiene desánimos, y muchas veces dejan de asistir a los servicios.

No podemos caer en el error de depender de un cargo, diezmar y ofrendar simplemente para que nos deleguen responsabilidades en la iglesia, porque aquella responsabilidad no es la que nos hace salvos.

Debemos hacerlo porque amamos a Jesucristo y porque vivimos una vida íntima con él, en devoción y le adoramos ya sea con cargo o sin cargo.

Dios es el objeto de nuestra alabanza, él debe ser nuestro todo en la vida, porque nada de lo que existe está bajo nuestra autoridad.

Excepto la salvación ya que fue un regalo que el Señor nos dio, el cual debemos cada día cuidar.

Es por eso, que si no somos fieles con las cosas materiales y el dinero que es lo de menos valor, tampoco lo seremos con las cosas espirituales.

SUSCRÍBETE

Únete a más de 5.000 personas que ya reciben contenidos exclusivos.
Sólo ingresa tu correo electrónico en el campo de abajo y espera el correo de confirmación.

[wysija_form id=»1″]

No menosprecies lo que Dios te ha dado.

La Biblia nos dice: “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” Lucas 16:15.

Es decir, hay muchas personas que aman que los demás los vean y creen que lo que tienen es muy grande y se estiman como gente de mayor importancia.

Pero vemos que para Dios no lo es, porque el único grande es él y el único merecedor de la gloria es nuestro Dios.

La Biblia nos dice: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos” Salmos 138:6.

Fuera de los templos hay una gran necesidad de Dios, necesitamos hombres y mujeres que dejen a un lado el orgullo y el sentirse más grande que los demás por las responsabilidades que tiene en la iglesia.

Vea también: La iglesia sin el Espíritu Santo está muerta

Se necesitan personas que puedan rendir lo poco a los pies del Señor y convertirse en instrumento para su gloria.

No importa que los demás no vean nuestro trabajo, que nos importe si no nos dan reconocimiento ante las demás personas porque nuestro Señor nos dice:

Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público” Mateo 6:6.

Que servir a Dios con todo nuestro corazón sea nuestra meta, honrarle y serle fiel en lo poco que él haya puesto en nuestras manos.

Pastor: Joaquín Hernández

Artículo anteriorNo escondas lo que Dios te dio
Artículo siguienteCuál es la clave para dar fruto en la vida cristiana