Cómo entrar en intimidad con Dios
La Biblia habla de un profeta llamado Eliseo y de su criado, dice que en Sunem había una mujer muy importante y con visión clara. Hablaremos sobre el tema: «Cómo entrar en intimidad con Dios».
Ella sabía que el profeta era un barón de Dios y le propone a su esposo que hicieran una inversión para una habitación para el profeta.
Dice la palabra, que un día el profeta llegó al sector y se quedó en la habitación que habían creado para él.
Al día siguiente como el profeta vio la amabilidad de la mujer, le dice a su criado que le pregunte si quería que hicieran algo por ella.
El criado sabía que la mujer no podía tener hijos, entonces el profeta dice, tráela.
Y cuando ella llega él le dice: Mira, mujer, dentro de un tiempo tu tendrás una criatura en tu vientre.
Ella sabía que no podía tener hijos, tenía dinero, había invertido en ella, pero sabía que la medicina ya no podía hacer nada.
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Entonces la mujer dijo, no hagas burla de mí, no quiero que me emocionen. Pero cuando Dios ofrece es porque él tiene la capacidad de hacerlo.
Si Dios dice que va a sanar es porque puede sanar, si Dios dice que va a libertar es porque lo hará.
Dice la Biblia, que pasado el tiempo, la promesa del profeta se cumplió en la mujer, ella comenzó a ver crecer su vientre, dio a luz y tuvo un varoncito.
Dice que creció, pero un día estaba con el papá en el campo y estado allí con el papá el niño siente dolor en su cabeza.
Lo llevan donde su mamá, ella lo colocó entre las piernas tratando de hacer algo, pero lamentablemente el niño murió.
Entonces ella mira el cuerpo del niño y se acuerda del cuarto que había hecho para el profeta.
Había pasado muchos años después de haber hecho el cuarto, y se acordó que en ese cuarto había estado el profeta.
Que había estado el ungido de Dios, y que le había hecho una promesa, entonces la sunamita llevó al niño al cuarto y allí lo dejó.
Le dijo a su esposo que ella necesitaba ir donde el profeta, que ella necesitaba ir a la presencia de Dios.
Así que a la distancia el profeta le dice a su criado, que fuera a ver a la mujer sunamita y le preguntara por su situación.
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Pero ella no le declara nada al criado porque no necesitaba hablar con el siervo sino con alguien mas grande.
Ella sabía que si le decía al siervo no llegaba donde el profeta, pero el profeta no entendía lo que estaba pasando.
Y cuando ella llega, Eliseo le pregunta sobre la situación, lo primero que hace aquella mujer es agarrarse del profeta.
Como diciendo de aquí yo no me suelto, y el profeta entendió que algo estaba pasando.
Y de inmediato ella dijo que su hijo estaba muerto y que estaba ahí porque solo él podía solucionar ese problema.
Estamos desarrollando el tema: «Cómo entrar en intimidad con Dios»
El profeta entendió que era fácil lo que tenía que hacer, y envió al criado a que agarrara una vara y se fuera al cuarto, entró y le puso la vara encima.
El criado hizo como el profeta le dijo y esperó un milagro, puso el báculo, pero veía que no pasaba nada.
Entonces el profeta convencido por la mujer va bajando del monte hacia la casa, el profeta sabía que el milagro no había ocurrido.
Entonces el profeta entró al cuarto solo con el niño, Giezi y la mamá del niño quedan afuera.
Porque al cuarto no entra todo el mundo, y aquí es a donde quiero llegar, muchos van a culto, pero nunca se han metido en el cuarto con Dios.
Muchos están en el evangelio, pero se han acostumbrados a quedarse fuera de la presencia de Dios.
Dice la palabra, que el profeta entró al cuarto, cerró la puerta, y que él se subió arriba del niño y puso boca con boca, mano con mano y ojo con ojo.
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Eliseo esperaba que sucediera el milagro, pero el niño solo entró en calor.
Dice la Biblia, que comenzó a caminar por todos lados como cualquier humano rogando a Dios por un milagro y tal vez diciendo “Señor, aquí está el problema, estás tú y estoy yo”.
Y yo me pregunto porqué el profeta se subió al niño e hizo lo que hizo, cualquiera diría que estaba loco.
Es que cuando uno está solo en la intimidad, uno hace lo que uno piensa que hay que hacer.
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Cómo entrar en intimidad con Dios.
Y es donde los prejuicios se van, si hay que tirarse de rodillas lo hacemos, si hay que poner la cabeza al suelo lo hacemos.
Pero cuando uno está a solas con Dios no importa, porque lo que necesitamos es un milagro de Dios.
Y en ese momento el profeta se encerró y tal vez, pensó que los que afuera estaban no van a ver lo que iba a hacer, y se subió el niño, caminó de lado a lado.
Pero vemos que en la otra escena, a lo último el niño entró en calor, estornudó y volvió a la vida.
Así que el profeta salió y anunció que el niño había vuelto a la vida, sin embargo, la mujer y el criado no sabían lo que había pasado dentro.
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Pero eso pasó fue en el cuarto a solas con Dios y es lo que nosotros necesitamos hacer.
Buscar nuestro propio cuarto, nuestro propio lugar a solas con Dios, donde nos encerremos y no dejemos aberturas o ventanas para los prejuicios del que dirán.
Un lugar donde si nos toca orar, arrodillarme, llorar, gritar, lo hagamos.
Es que la Biblia dice, que hay ciertos lugares tales como:
“Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; Sobre una roca me pondrá en alto” Salmos 27:5.
Es decir, que hay lugares donde no todo el mundo entra, donde el que entra ve cosas que los otros no ven.
Y se puede ver que a veces hay gente en culto que se meten en el espíritu, ven visiones, se meten en el cuarto de la presencia y otros que se quedan fuera.
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La Biblia habla también de un hombre llamado Jairo, el conocía que Jesús tenía poder, la hija se está muriendo y se va a en busca de Jesús.
Jairo que era uno de los principales y cuando lo ve, se tira los pies de Jesús e invita a casa.
Entonces Jesús entró al cuarto donde estaba la niña, los saco a todos y dice que entraron al cuarto solo los que creían.
Ahí se cumple lo que dice la Biblia:
“Jesús le dijo: ¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?” Juan 11:40.
Entonces Jesús le dice a la niña Talita Cumi, a ti te digo levántate y la niña se levantó, los de afuera no estaban viendo lo que estaba pasando adentro.
Solo Jairo, su esposa y los discípulos que habían creído, estaban viendo un milagro que afuera no sucedía.
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Pero aun hay una puerta que sea abre, una puerta donde podemos entrar y decir, Señor queremos meternos en su intimidad.
Ahí adentro es donde uno empieza a descubrir cosas maravillosas y milagros asombrosos.
Es cuando descubrimos que en la presencia de Dios hay plenitud de gozo, y Dios nos puede poner a ver cosas que no hemos visto ni oído.
Porque los que creen son los que pueden recibir y los que creen cosas los que pueden entrar al cuarto con Dios.
Por: Tomás Calvo