Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración

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Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración

La vida espiritual se puede medir a través de los momentos difíciles, de esas situaciones que sin entender reconocemos y sabemos quién es Dios. Hablaremos sobre el tema: «Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración».

Cuando llega la adversidad a nuestras vidas tratamos de buscar la manera de consolarnos, pero nosotros los hijos de Dios, tenemos a un Dios que es nuestro mayor consolador.

Habacuc, fue un hombre que vivió en un tiempo donde reinaba la maldad y la injusticia.

Sé que como él, nosotros nos hemos hechos las mismas preguntas ¿Por qué el Señor a quien yo sirvo, me permite pasar por esta situación?

De seguro, así como Habacuc, cuando vivimos momentos difíciles intercedemos para que el Señor pueda obrar en medio del problema, y es que son esos momentos los que nos permiten estar más cerca de Dios.

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Pero ¿Qué hay de esos momentos en los que sentimos que Dios no nos escucha?

Es que hay muchas veces que pedimos al Señor y parece que escuchara la oración de todos, menos la mía y no responde a mi necesidad.

Pero le dice el señor a Habacuc, “Mira entre las naciones y ve asombraos porque haré una obra en nuestros días que aun cuando se os contare no lo creeréis”.

Como humanos es normal que nuestra limitada mente no entienda quizás el porqué de muchas cosas.

Pero que bueno sería poder entender que en todas estas cosas Dios tiene grandes propósitos para su pueblo.

Decía un poeta “Dios se mueve de manera misteriosa para llevar a cabo sus maravillas”.

Es que el Señor no va a responder como tú deseas, el Señor va más allá de lo que tú y yo vamos, el Señor ve más allá de lo podemos ver.

Habacuc, reconociendo la grandeza de Dios, llega un momento en que recuerda la santidad del Señor, la santidad lo es todo.

Quiere decir, que él no miente, que él no cambia, que no engaña a nadie y recuerda unas palabras que dicen, “no moriremos”.

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Por eso, te invito a recordar cuál es el Dios que tú y yo tenemos, que ha prometido estar con nosotros hasta el fin.

Aunque la respuesta de Dios tarde, espera en Dios, de eso se trata cuando decidimos vivir confiados en nuestro Dios.

Muchas veces el desespero hace parte de nuestras vidas, queremos saltar las decisiones y tiempos de Dios.

Tratamos de buscar solución por todos lados, comenzamos a agitar el agua y nos impide ver la mano de Dios.

Pero dice el salmista «¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío».

Estamos desarrollando el tema: «Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración»

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Aunque tardare la respuesta; vendrá, aunque pase el tiempo; el milagro que estas esperando llegará.

No te afanes, Dios es poderoso para obrar, el Señor no quiere que confiemos en él a medias, Dios busca que le creamos al 100%.

Es que el Señor a veces tiene que cerrarte muchas puertas para que solo pongas su mirada en él, por eso, confía plenamente en nuestro Dios.

¿Qué haces cuando llega la adversidad? ¿Será que en esos momentos podemos recordar que el justo por su fe vivirá?

En la larga lista de los Hebreos, el secreto de esos hombres de fe; fue que ellos vivieron como viendo al invisible.

Moisés, renuncia a su futuro promisorio en la corte porque veía al invisible, Abraham salió de su patria porque vio al invisible.

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Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración.

A unos jóvenes que querían que declararan que el Cesar era el Señor, llegaron al foso de los leones porque veían al invisible.

En el momento de la adversidad pudieron mirarlo con los ojos de la fe, ¿tú estás viendo con los ojos de la fe?

La forma en que Dios nos ha guardado, nos ha sostenido, la forma cómo el Señor te ha sanado, no podemos olvidar lo que Dios ha hecho.

Nosotros creemos que él vino, murió en la cruz del calvario pero que resucitó.

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Si creemos esto, también podemos creer que él nos puede sostener con su mano poderosa en medio de la situación que sea.

Es que los malos momentos llegan, la escases, tristeza, tribulación, pero no olvides quién te ha llevado de la mano, quién ha sido tu consuelo, tu fortaleza.

Todos tenemos que sufrir, a todos nos llega el momento de la dificultad, todos nos enfermamos, a todos nos llega el peligro, toda la raza humana tiene que vivirlo.

Pero no podemos olvidar que a nuestro lado está el Dios que tiene todo el poder para sostenerte, para guardarte cuando estés en medio de la adversidad.

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Cuando no hay respuesta de Dios a mi oración.

Cuando Habacuc en medio de su situación logra entender lo que Dios realmente quería para su vida, llega a una conclusión, lo hace con un pensamiento muy distinto y dice.

“Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación».

¿Cómo es posible que un ser humano en medio de la adversidad, en medio el tiempo difícil se pueda gozar en el señor? es algo que solamente se puede gozar un hijo de Dios, es su riqueza.

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Como cristianos vivimos momentos difíciles, pero hemos experimentado lo que es tener paz en medio de la tormenta, dormir cuando todo sale mal, el vivir tranquilo teniendo la convicción de que hay uno que nos sustenta.

Tenemos un Dios bueno, que lo prepara todo, es sabio, justo y lo que él hace está bien hecho, a su tiempo y en su hora.

Aunque pasen los días, aunque pasen los meses e incluso los años confía en lo que Dios hará.

Aunque no veamos nada y solo nos rodee la situación difícil debemos esperar plenamente en el Señor, entendiendo que nuestros ojos verán la gloria y respuesta de Dios.

Por: Maritza Arias

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